Mejores videojuegos del año 2020 según David Oña

Llegamos al final de un 2020 más que interesante en lo que al videojuego se refiere, en el cual hemos presenciado un cambio de generación que no ha estado exento de cierta polémica, pero que seguiré defendiendo como un inicio más ilusionante que el de los dos saltos anteriores. También ha sido un año intenso en cuanto remakes y remasterizaciones, pues los hemos tenido de todos los colores. Ahí está Persona 5 Royal, un videojuego más cercano a lo que vendría a ser un corte del director que una remasterización en sí, que no entrará en la lista por su propia indefinición (hay que poner unas normas para no desmadramos), pero que en lo personal ha supuesto uno de los títulos más potentes del año.

 

Como videojugador ha sido un curso extraño, pues entre unas cosas y otras he quedado más alejado que nunca de la actualidad de Nintendo y, por otra parte, algunos de los videojuegos que más me apetecían (Doom Eternal o 13 Sentinels entre otros) se han quedado en el tintero. Lo cual no es negativo, pues significa que ha habido muchas propuestas interesantes y algo de espacio para bucear en el pasado. Pero dejemonós de historias, y vamos con la lista.

 

 

Una novela visual con tintes de aventura gráfica que no inventa nada, pero que me ganó a través de su fuerte y original carácter. Su apuesta visual, que resulta de lo más curiosa, se acompaña con un ambiente totalmente noir y un tono muy de buddy movie. Plantea un universo interesante, que invita a leer sus textos mientras acompañamos a los Crestectives en una frenética noche que reúne, con gracia, todos los tópicos del cine negro. Un título perfecto para la sobremesa. Clásico pero original.

 

 

Giant Squid juega a miniaturizar el mundo abierto, quitando elementos y construyendo una propuesta centrada en el puzle, la exploración y sus dinámicas de desplazamiento, que queda bien rematada por su acertado aspecto visual y su delicada banda sonora. Lástima de su innecesario “modo detective” que le resta algo de fuerza a su planteamiento, quitándole relevancia a un diseño de escenarios excelente, en el cual todo está dispuesto para crear camino a través de la curiosidad del jugador. Sencillo y elegante.

 

 

¡Ay Snaxburgo, qué buenos momentos pasamos allí!, ¿verdad Canelo? Y ciertamente lo fueron, porque en Young Horse se las apañaron para mantenerme enganchado durante toda su aventura. Despertó mi interés a través de un sistema de captura (caza) simple pero ingenioso, y me cautivó con el carisma de sus personajes y el hilarante doblaje de sus peculiares criaturas. Tan clásico en algunos aspectos como original en otros, Bugsnax resulta, sobre todo, fresco. Una curiosa mezcla que navega entre varias aguas casi siempre con acierto. Ácido, tierno, dulce y perturbador.

 

 

En Insomniac han sido inteligentes. Han sabido reciclar material y entregarnos un videojuego en, prácticamente, el mismo escenario que el Spider-Man original, consiguiendo que sepa a nuevo a través de su protagonista, su enfoque y su tono. Conserva las virtudes de la aventura de Peter Parker y condimenta el plato con una trama iniciática, cuatro nuevas mecánicas y el cariño habitual por el universo arácnido. Continuista y divertido.

 

 

Un videojuego de gestión y estrategia con el que los alemanes de Paint Bucket Games apuntan a, un conflicto tan tratado como lo es, la Segunda Guerra Mundial. Ahora bien, lo hacen obviando el panorama geopolítico, las contiendas bélicas, y el clásico enfoque del bando de los aliados, para centrarse en consecuencias e historias personales propias del corazón de Berlín y de los habitantes que vieron y sufrieron, con horror, el alzamiento de un régimen totalitario. Un título que nos invita a luchar por pequeñas hazañas en una batalla perdida de antemano. Necesario.

 

 

En Asobi Team están pidiendo a gritos un proyecto grande. Astro’s Playroom no es únicamente la carta de presentación del Dual Sense, funciona como manifiesto de un estudio que rebosa talento. El título apela a la nostalgia de forma decidida y yo, personalmente, no es que tenga mucha por las consolas de Sony, pero el juego sabe darle valor al recuerdo, lo hace con clase. La guinda viene dada por las funcionalidades del nuevo mando y el cómo se aprovechan para crear mecánicas interesantes y divertidas, que acaban confluyendo en un plataformas sólido y divertido. Sorprendente.

 

 

Nomura… Ya sabéis lo que viene después. Y sí, pero no. Tras todo el hype y la espera, al final nos quedó un título soberbio en cuanto a valores de producción, pero irregular en todo lo referente a las decisiones de diseño que no tienen que ver con el combate. Eché en falta más Midgar, odié sus cloacas y me cansaron sus mazmorras laberínticas. Sin embargo, celebro, cada vez más, lo arriesgado de su propuesta. Un ejercicio casi de metavideojuego, que revaloriza la visita del original y que puso patas arriba nuestras expectativas, algo que siempre está bien. Irregular pero osado.

 

 

Entramos en el podio con el otro ciberpunk made in Polonia de este año. Infinitamente más pequeño y acertadamente más concreto. Un videojuego que es puro pulso, que me mantuvo pegado a la pantalla del ordenador durante tres sesiones maratonianas en las que era incapaz de soltar el teclado y el ratón. Su parkour en primera persona casa de maravilla con su acción cuerpo a cuerpo, su severidad y su inmediatez. Presenta un reto que recuerda a Celeste en lo exigente, pero también en lo gratificante que resulta. Quirúrgico.

 

 

La segunda plaza es para Bluepoint, que adopta con esta reinterpretación una dirección opuesta a la de Nomura. Parte del respeto total por la obra, llegando hasta ese punto en el cual la actualización es inevitable y toca tomar decisiones. Para un neófito como el que escribe estas líneas, está resultando un acercamiento excelente a la obra fundacional del universo Souls. Gracias a su buen rendimiento se nota menos áspero de lo que uno esperaría, pero igualmente severo. Un videojuego imponente en lo visual, que trae de vuelta un videojuego de culto, generando accesibilidad y, en mi caso, aún más interés hacia el trabajo original. Acertado.

 

 

Y mi juego del año va para Abby, Ellie, Joel y compañía. La empresa que tenía entre manos Naughty Dog no era fácil. La sombra de la primera entrega es excesivamente alargada, ya que supuso, entre otras cosas, un gran acierto en cuanto a narratología en el videojuego. Pero The Last Of Us: Parte II sabe edificar a partir de dicha sombra, otorgándole valor y significado a esa gran mentira que nos cautivó a tantos, y obligando al jugador a cuestionar a su avatar, dudando de sus acciones y hasta de sus motivaciones. Un videojuego espectacular, que funciona como blockbuster a la par que no renuncia a tomar decisiones tan drásticas como justificadas por su discurso. Un viaje intenso, emotivo y empático, que viví pegado al mando, y que para mí no habla de la violencia, sino de lo peligroso que resulta que los hechos siempre prevalezcan sobre las causas. Tan relevante como valiente.

 

Hasta aquí mis diez juegos del año. Solo me queda agradeceros a todos que sigáis haciendo esto posible y, en lo personal, que me hayáis acompañado con tanto cariño en esta pequeña aventura que acaba de comenzar. Poder escribir aquí es algo maravilloso, y ojalá dure mucho tiempo. Nada de esto sería posible sin vosotros, así que, de todo corazón: “Thanks for playing!”.

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