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Reseñas Cortas, Enrique Gil y cómo es eso de triunfar en las redes

Más allá de la mano
Por David Oña

Cuando la idea de escribir sobre videojuegos me empezó a rondar por la cabeza, rescaté mi cuenta de Twitter. Al regresar me marqué una máxima: ignorar el contenido que no me gusta y dedicarme a promocionar el que me satisfaga. Comencé a seguir y a comentar en función de dicha regla. En ese ir y venir de interacciones me encontré con Enrique Gil, por aquel entonces redactor en Navigames, autor del canal de Youtube Eurekakarateka y del blog Savepoint. Su cuenta contaba con unos 450 seguidores. Pasado un tiempo comenzó a escribir en Devuego, y este verano le dio por lanzar The Last of Us: Parte II a un mantel, rescatando un concepto que ya exploró hace un par de años. Y así, de la nada, nació Reseñas Cortas. En una semana acumuló 18.000 seguidores, en apenas quince días tuvo que atender a Radio Aragón, a El País y mediar con ofertas laborales, como la realizada por Flooxer. Tres meses después cuenta con más de 30.000 followers.

 

Hace unos días tuvimos un rato para charlar e intercambiar opiniones sobre todo este fenómeno. Y si hay algo que me quedó claro, es que su explosión de viralidad es un fiel reflejo del entorno del videojuego de Twitter.

 

 

El romanticismo de la repercusión

 
No somos pocos los que nos dedicamos a esto, y creo que (la inmensa mayoría) mentiríamos si dijéramos que no nos gustaría tener más repercusión de la que tenemos. Él la ha encontrado, y lo ha hecho en cuestión de días. ¿Cómo se gestiona y qué consecuencias tiene? Visto desde fuera, ha logrado un público, dispuesto a escuchar todo lo que tenga que decir sobre cualquier título que pase por sus manos, que se cuenta por miles. Ideal. Es cierto, pero tampoco deja de ser una visión romantizada y deformada de la realidad. Un mal que afecta a todo lo que atañe al videojuego, y que, a menudo, nos impide valorar las cosas con la frialdad necesaria (valga como ejemplo el tabú sobre el dinero, al cual apuntaba Adrián Suárez hace un par de semanas).

 
A Enrique no le tiembla la mano al reconocer que le ha tocado la lotería, es consciente de la situación en la que se encuentra. Se le han abierto las puertas de la comunicación y se ha dado a conocer. Como consecuencia, su nivel de exposición se ha incrementado de forma exponencial. Suele decirse que el medio del videojuego es joven e inmaduro. No es ninguna mentira, pero no podemos olvidarnos de que nosotros, como comunidad, también somos jóvenes e inmaduros, y damos muestras de ello cuando adquirimos esa visión romántica e idealizamos obras, empresas, productos, e incluso analistas. De ahí nacen las hipérboles en forma de halagos, al igual que los insultos y las descalificaciones.

 

Hay mucha gente para la que no soy Enrique Gil, ni Eurekakarateka, soy ‘el de Reseñas Cortas’, y hay quien me acusa de tóxico sin conocer mi trabajo. (E.Gil)"

 

PlayStation Studios, Nintendo y Xbox Game Studios

 

Podría decirse, sin faltar a la verdad, que todo esto forma parte del pack. Además, tal y como él comenta, la mayor parte del feedback que está recibiendo es positivo. Ahora bien, es imposible que una situación así no te haga dudar, cuestionarte cosas como tu trayectoria o el motivo por el cual te gustaría ser reconocido. Durante años, Enrique ha invertido su tiempo en crear vídeos de gran calidad para su canal, mejorando la técnica e invirtiendo horas en guión y edición. Un tipo de contenido más serio, analítico y reflexivo. Gracias a todo esto ha conseguido aumentar la visibilidad de ese trabajo, pero sigue habiendo más de 28.000 seguidores de diferencia entre su cuenta principal y la que nos atañe.

 

El momento justo y el lugar indicado


Podemos pensar que el formato es más adecuado, que el humor vende, o simplemente que ha dado con la tecla. Todo eso es verdad, pero también lo es que Twitter es un poco como una plaza llena de gente deseando captar la atención de los demás, y el contenido positivo, por desgracia, siempre generará menos atención que el negativo. En palabras del propio Enrique:

 

Existe un problema de base con reseñas cortas, y es que ha tenido tanto éxito, en parte, porque tiene salseo (odio esa palabra). No queremos contenido positivo en los videojuegos, es que ni siquiera funciona en la red. Somos un poco niños."

 

Reseñas cortas, en realidad, resucitó en forma de respuesta a la polémica que se formó con The Last of Us: Parte II. Tal y como me comentó, un día se levantó con ganas de responder al tsunami de basura que se había generado, y surgió ese vídeo. Es irónico, que parte del motivo del éxito de todo esto, sea el problema que actuó como génesis de su origen. El infantilismo de nuestra comunidad hizo que fuera necesario responder, y Enrique respondió. Ahora se encuentra en la cresta de la ola, contento y agradecido, pero sin apenas tiempo de reacción para gestionarlo todo.

 

Mario reflexionando en Super Mario Odyssey

 


Como he dicho al principio, muchos querríamos estar ahí, yo el primero. Creo que es una posición un tanto infantil, y que es sano pararse a reflexionar sobre ello. Quizá así entendamos que tras todos esos iconos relucientes que nos deslumbran con su número de seguidores, hay personas. Que el personaje que ha surgido como producto de esa exposición no define a dichas personas, y que lidiar con la incapacidad de la gente para comprender eso, tampoco es fácil. Porque como él dice, en nuestra comunidad somos un poco niños, y como todos sabemos, los niños pueden ser muy crueles. Ahora, tras hablar con él, es posible que siga pensando lo mismo (soy algo crío, qué le vamos a hacer), pero he sentido la necesidad de intentar transmitir que los caminos de rosas no existen.

 

No he ocultado la otra cara, la separación entre personaje y persona siempre ha sido muy clara, nunca he dejado de compartir mis textos y mis otros vídeos. (E.Gil)"

 
Quizá algún día maduremos lo suficiente para abandonar esa visión deformada del videojuego. Entonces puede que disminuyan los gritos en Twitter y comencemos a darle más importancia a la reflexión. Mientras tanto seguiremos disfrutando de la mano más cachonda del momento. Pero eso sí, intentando no olvidar que tras esa mano, hay mucho más.


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