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Pocos placeres hay mejores que jugar a Bayonetta 2+1 en Nintendo Switch

Jugabilidad 'brujantástica' casi siempre a 60fps
Por Adrián Suárez Mouriño

Bayonetta y Bayonetta 2 son dos de los mejores beat´em up de la historia de nuestro medio. Si nunca os habéis acercado a esta serie porque no comulgáis con sus decisiones de arte (fabulosamente horteras, qué queréis que os diga), haced un esfuerzo, olvidaos de ello y haceos con la versión de Nintendo Switch.

 

Los valores de producción de los títulos originales se mantienen aquí. Me imagino que la gran pregunta será: ¿se juega bien en modo portátil o los frames petardean? Para nada, ambos juegos cuentan con una fluidez fabulosa, un apartado gráfico que ha envejecido bien y la misma endiablada y satisfactoria jugabilidad de siempre. Bayonetta 1 y 2 se mantienen, casi siempre, en los 60fps y a una resolución de 720p. No hay 1080p, pero sí un rendimiento sensacional.

 

Es verdad que, en algunos giros muy apurados de cámara, Bayonetta 2 rasca un pelín. También que hay algún que otro pixelote o dientes de sierra que cantan más de lo necesario en Bayonetta 1, pero, en serio, son detalles absolutamente menores. El juego sigue siendo maravilloso visto en movimiento. 

 

 

La buena gente de Digital Foundry os habla de lo bien que ha pasado Bayonetta 2 de Wii U a Switch


Y es que, volviendo al inicio del artículo, es precisamente por sus arriesgadas, personales y fascinantes decisiones en lo artístico por lo que el apartado gráfico de Bayonetta ha resistido tan bien el paso de los años. Hay videojueos como Chrono Trigger, Okami, Final Fantasy VI o Yoshi´s Island que siempre se verán 'bonitos' y actuales, no por su músculo técnico, sino por la decisión de usar unos pinceles para dibujar su mundo y no otros.

 

Con una máquina al servicio de la jugabilidad, Nintendo Switch es la anfitriona perfecta para que podamos disfrutar con lo mejor de Bayonetta 1 y 2: la construcción de unos combos que no necesita ninguna tarea de memorización. Esta pareja de juegos no son excelentes por su bruja sexi, por lo que nos cuenta o por su humor, lo es porque consigue algo similar a lo que logra Arc System Works con sus juegos de lucha: que no tengas que pensar cómo atacar, porque, de alguna manera, tus dedos y tu cerebro ya saben cómo y qué botones pulsar. Ser capaz de darle esto al jugador esto es pura artesanía lúdica.

 

Eso se traslada a la avatarización del personaje, claro. La bruja que manejamos es ruda, valiente, impertinente y siempre muestra una actitud de obvia superioridad ante sus rivales. Bayonetta recorre los mundos de la aventura para pasárselo bien y los hace suyos con sus contoneos. El jugador acaba haciendo lo mismo a los mandos, como él quiere, a su gusto, y siempre liberando combos con sentido, sensacionales y directos.

 

 

Pero esto no quiere decir que Bayonetta no sea difícil, al contrario. Puedes jugar de una manera absolutamente libre, disfrutando del control a tu aire, pero Platinum Games añade pinceladas arcade para guiarte en su correcta dominación y manejo. Jugar a Bayonetta 1 y 2 acaba convirtiéndose en una obsesión por realizar la esquiva perfecta, el combo perfecto y la actuación perfecta. Se nos premia con medallas y puntos para conseguirlo, con refuerzos que solo saben ser positivos.

 

Con todos estos elementos se configura un título delicioso, uno que, como todo jugado en Switch, gana al poder disfrutarlo en modo portátil donde te dé la gana.

 

Bayonetta es un contraste entre libertad y rigor. La bruja tiene una configuración jugable que invita a hacer lo que te dé la gana con los enemigos, incluso sus finishers te dejan claro que molas más que tus rivales y que puedes hacer lo que gustes con ellos. El tono arcade de sus exigencias limitan y ordenan nuestras acciones, es ese 'rigor' que está tan bien incrustado en el juego, pero hay algo más que pertenece a él: el tiempo brujo.

 

Pulsando el gatillo en el momento correcto, realizamos una esquiva que nos concede un tiempo de invulnerabilidad. El tiempo brujo no es solo una herramienta que premia a los hábiles, en realidad funciona como parte de lo arcade de Bayonetta: nos obliga a estar pendiente de lo que ocurre en pantalla, a medir nuestras acciones y a actuar como el juego demanda. Con esta combinación de ideas, Bayonetta logra un equilibrio mágico entre libre albedrío jugable y corsé mecánico. En esta versión contamos con la posibilidad de combatir y esquivar mediante controles táctiles como vimos en Wii U. No merece la pena intentar usarlos, la verdad.

 

Es por esta estupenda construcción por lo que, pese a que jugué mucho a los originales, estoy disfrutando un montón de volver a encontrarme con ellos en Nintendo Switch, porque controlar a Bayonetta es una experiencia exquisita, una que seguirá siéndolo dentro de 10 o 20 años, como sigue siendo maravilloso jugar a Final Fantasy VI más de veinte años después.

Lee el análisis de Bayonetta

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