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El Super Mario World que Miyazaki hubiera querido

El siguiente paso lógico de la franquicia
Por Adrián Suárez Mouriño

Tras disfrutar de Super Mario World y haber jugado no hace mucho a 3D World, regreso a una pregunta que ya hicimos por aquí en mundogamers: ¿y ahora qué, Mario? Miyamoto y su personaje recuerdan en conjunto a David Bowie, parece que cuando ya no tienen nada más que contar se reinventan en otra cosa, abriendo un nuevo camino inexplorado y recorriéndolo hasta el final. ¿Y cuál es este nuevo camino que Mario puede tomar? Vamos por partes.

 

En todos los Mario en los que se introduce exploración en su diseño de fases, salvo quizás en Sunshine, esta se limita a permitir al jugador encontrar una nueva vía de escape del nivel. Una vez hallada, se vuelve al mapamundi y se abre una vía nueva. Hemos visto en Super Mario World un gran mundo intercomunicado, y también en el New Super Mario Bros de Wii U, pero siempre existe esa diferencia entre mundo-menú y fase que jugar. Los atajos y la búsqueda de nuevas sendas lo que hacen es ramificar o explotar esta relación.

 

En este instante nos fijamos en las recientes declaraciones de Miyazaki y de su manera de entender los mundos de juego: amplios, intercomunicados, con caminos ocultos entre sus zonas y construyendo un gran mundo de juego único. Miyamoto siempre se ha jactado de crear experiencias únicas y adelantadas a su tiempo, en cuestión de diseño de espacios de juego, movimientos de sus personajes y conexión entre el jugador y su héroe. En Super Mario 64 diseñó las cabriolas de Mario antes que su universo, que luego se adaptaron a estas, y hablando de universo, en Super Mario Galaxy Miyamoto se sacó de la manga un término propio: la resonancia, para explicar cómo le obsesiona construir un mundo de juego coherente en el que todo lo que ve el jugador, y con lo que juega, tiene sentido en el lugar en el que está, de manera que el juego resuene con él.

 

 

A donde quiero llegar es que la evolución lógica de Super Mario Bros, en este momento y con la NX en el horizonte, es un Super Mario Bros Universe (o como se quiera llamar) en el que el mapamundi de selección de fases, y estas mismas fases, sean una. Un título 3D que le permita a Miyamoto crear nuevas artimañas de movimiento, explicar mejor su mundo de juego, permitirnos explorar mejor los distintos lugares que nos invita a visitas y habilitar unos atajos y rutas ocultas que ya no nos lleven al exterior de la fase que jugamos, sino directamente a otras dentro de un mismo universo central y ramificado.

 

Esto tiene sentido si entendemos la relación que tienen los Zeldas y los Marios. En su origen, Miyamoto quería hacer un juego lineal y otro no lineal, pero ambos se idearon casi a la vez. Uno se llamó Mario y otro se llamó The Legend of Zelda. Aounuma mediante, Nintendo empieza a experimentar con los mundos abiertos, y si atendemos a la relación que siempre tienen los conceptos que Nintendo desarrolla, puede que esta vez la desarrolladora, a partir de esta misma idea, quiera experimentar en esta apertura de su espacio de juego, saliendo de aquí ese nuevo Super Mario Universe de la mano del nuevo Zelda. Tiempo al tiempo y universos a los universos.


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