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The Vic-20 es una gloriosa ensalada de nostalgia

De vuelta en 1981
Por Rafa del Río

The Vic-20 nos devuelve a los tiempos más honestos y menos complicados de 1981. En pleno lanzamiento de PS5 y Xbox Series X/S, uno de los ancestros de las videoconsolas y ordenadores actuales llega a las tiendas con una oferta de juego que no puede competir con las máquinas actuales pero que es un viaje en el tiempo. Una ensalada de nostalgia que hará muy felices a los que vivimos aquellos maravillosos años y a quienes siguen programando títulos retros en la escena actual. 

 

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Aquellos Maravillosos Años

En 1981, en pleno auge de los ordenadores personales, la todopoderosa Commodore lanzaría al mercado el Vic-20. Con varias líneas de Commodore PET en el mercado y la filosofía de crear una línea de computadoras al alcance del usuario medio, Commodore International lanzaría un ordenador personal de 8-Bits que prepararía el terreno para la llegada del C64 unos meses después. La idea de crear una máquina asequible y cercana funcionó convirtiendo al Vic-20 en uno de los ordenadores más famosos de los 80 en territorio estadounidense. Algo que posteriormente imitaría Clive Sinclair con su famoso por estos lares Spectrum

 

Si bien en España Vic-20 fue casi un desconocido en comparación con su hermano más potente, el C64, en Estados Unidos supuso toda una revolución. Un invento que llevó a toda una generación de jóvenes con polos de rayas y gafas de pasta a aprender a programar en Vic-20 BASIC y aspirar a convertirse en futuros programadores. Sí, este simpático ordenador fue el primer paso de muchos de los desarrolladores que a día de hoy adoramos en las potentes plataformas actuales. 

 

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Así se hacían los unboxing en 1981

 

The Vic-20 en la actualidad

Casi 40 años tras su nacimiento y en pleno boum de la next gen, los 4-8K y los 120 FPS, Vic-20 vuelve de la mano de Retro Games en una cuidada edición que ofrece una réplica de la famosa computadora y del joystick clásico de Commodore a un precio de 119 euros. Tras varios días disfrutando de este viaje en el tiempo a mi más tierna infancia, tengo claro que The Vic-20 hace muchas cosas bien... y otras no tanto en lo que respecta a longitud de cable HDMI. En cuanto a contenidos, llega con un 'ordenador personal' integrado en el teclado, cable de alimentación, cable HDMI, Joystick USB y cuatro entradas USB a las que conectar otros joystick y mediante las cuales actualizar el catálogo de videojuegos con títulos de Vic-20 y C64, siendo estos últimos más potentes y agradecidos visualmente. 

 

Un catálogo de videojuegos que de salida no viene nada mal: 64 títulos preinstalados, fiel a la política de mantener siempre el 64 mítico de Commodore, que curiosamente no se corresponde con el catálogo de 64 juegos de C64 Maxi del que os habló el amigo y doctor Adrián Suárez Mouriño. Al final del artículo os incluyo el catálogo entre los que hay algunas joyas como Impossible Mission o Robin Hood y títulos de este milenio como Galencia o Planet of Death. Y es que la posibilidad de incluir nuevos juegos al catálogo vía USB no sólo va a permitirnos recuperar todos los títulos de Vic-20 y C64 de nuestra infancia, sino también programar nuestros propios títulos o adquirir los juegos que a día de hoy siguen programándose en la escena retro. 

 

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Esto era la felicidad hace casi 40 años

 

¿Merece la pena?

La sensación de Vic-20 es genial al teclado y buena al joystick. Con 1,5 m. de longitud de cable, el joystick funciona, pero se mantiene fiel a su naturaleza ochentera con un control duro, tosco y al que hay que cogerle el punto. El teclado, sin embargo, es canela en rama. El sonido de las teclas, su tacto y la sensación de jugar es un ticket para la máquina del tiempo que arranca más de una y dos lagrimitas. Lamentablemente el cable HDMI de 1,2 m. sigue siendo corto. Esto, unido al tamaño de las teles actuales, hacen que la mejor opcion a la hora de jugar o programar con Vic-20 sea conectar el cable de alimentación directamente al PC -funciona perfectamente- tirar el HDMI al monitor y cambiar tu teclado de diario por el Vic-20 para jugar directamente en tu puesto de trabajo. Esto, unido a la sensación de los juegos, 100% real y fiel a cómo eran hace 40 años, hace que haya que ser muy cauto a la hora de elegir a quién recomiendas su compra. 

 

Para usuarios jóvenes que no hayan tenido contacto con los 80, The Vic-20 es una curiosidad y un objeto de coleccionista único, pero que puede quedar muy lejos de sus expectativas. Para veteranos que llevan en esto desde sus inicios y jugadores y programadores retro que sigan en activo, The Vic-20 es un regalo impagable que vale más de lo que cuesta. La posibilidad de programar en Vic Basic y C64 Basic se une a sus múltiples filtros, la posibilidad de grabar partida y programa en cualquier momento y su sistema abierto a la hora de ampliar catálogo y lo convierten en un auténtico sueño para quienes hace 40 años no podíamos ni imaginar tener esta joya entre manos. The Vic-20 es, en definitiva, una cápsula del tiempo para quienes ya conocimos los 80 y un refugio en el que descansar entre shooter de moda y RPG de mundo abierto de 300 horas. 


Lista de juegos: 

VIC-20:

C64:

 

¡Nos leemos!


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