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Secuelas como Hellblade 2 o The Last of Us 2, ¿son verdaderamente necesarias?

Lo innecesario y hasta lo ilógico
Por Álex Pareja

Uno de los pelotazos de la presentación de Xbox Series X en los pasados The Game Awards fue la confirmación de que Senua’s Saga: Hellblade II será uno de los juegos que acompañarán a la nueva consola. La segunda parte de la obra de Ninja Theory que allá por 2017 supo sorprendernos de la forma más grata posible: con un título con personalidad, que abordaba los problemas mentales de una chica que vivía su propio infierno del que hacía partícipe al jugador. Para mí se trata de uno de los videojuegos más arriesgados, valientes e interesantes de toda la generación y, de hecho, sirvió para que lo alzara como número uno en mi lista de mejores juegos de ese año. 


Es normal que me emocione la presentación de esta secuela. Pero cuanto más lo pienso, más preguntas me hago: ¿es verdaderamente necesaria? ¿aporta algo más allá de una buena jugada comercial?

 

 

Las secuelas son propias de casi cualquier medio de expresión y vienen justificadas de diversas formas. Una segunda parte puede estar concebida desde el origen de la obra o puede deber su naturaleza a algún hecho posterior. Generalmente, en este segundo caso, viene precedido de un éxito comercial de la primera entrega. Lanzar al mercado una secuela garantiza unos beneficios que cualquier otra obra que parta desde cero no puede hacer, así que es normal que el mercado esté lleno de ellas. Nuestra emoción como consumidores también es normal: si un producto nos ha gustado celebraremos la presentación de una continuación y nos emocionará pensar en ella. Pero eso no quiere decir que sea necesaria. 


Senua’s Saga: Hellblade II, a efectos prácticos y partiendo de la base absoluta del desconocimiento (pues no sabemos nada sobre él, por el momento) no es una secuela necesaria y me atrevería a decir que tiene poco o ningún sentido. El primer Hellblade: Senua’s Sacrifice es una obra que comienza y acaba, cerrando todo su arco argumental. De hecho, sin entrar en spoilers, su final cierra cualquier lógica a todo lo que se nos ha mostrado en su tráiler de presentación. Ninja Theory es un estudio más que capaz, pero considero a esta segunda parte como un reto mayúsculo para ellos. Os invito a que juguéis al primer título si no lo habéis hecho todavía para que entendáis mejor esta conclusión. 

 

The Last of Us Final


Otro de los títulos que también me hacen abrazar esta sensación es The Last of Us 2. El trabajo de Naughty Dog con la primera parte es soberbia, configurando sin duda uno de los grandes videojuegos de la década. Pero, ¿sabéis lo que también es perfecto de esa primera entrega? Su final. Todos lo recordamos por algo. Que exista una segunda parte que continúe esas vivencias hace que pierda parte (o toda) la gracia, pues sí o sí se otorgará un significado que estaba estupendo tal cual quedó. The Last of Us 2 tiene dos grandes inconvenientes: estar a la altura del primero y, por consiguiente, no estropear lo conseguido con él. 


Senua’s Saga: Hellblade II y The Last of Us 2 son secuelas jugosas y comprensibles. El primero no fue un éxito masivo pero la consideración y amor que otorgamos todos los que jugamos vale para que sea atractivo pensar que Ninja Theory pueda trabajar sobre esos márgenes pero con más presupuesto, mientras que el segundo es uno de los grandes éxitos en todos los sentidos de los últimos años en el medio. Pero ninguna de las dos es necesaria y en el caso de Hellblade todavía no le encuentro ningún sentido. Es muy fácil que no estén a la altura de esas primeras entregas que, evidentemente, no estaban configuradas para convertirse en saga. 2020 será el año para despejar estas dudas.


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