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Nuevos acercamientos al género musical

¡Ritmo!
Por Brenda Giacconi

Aunque al principio los videojuegos no fueran más que frases cortas en una pantalla negra, el añadido de las bandas sonoras hizo que las partidas se volvieran todavía más memorables. En este medio de entretenimiento audiovisual, la música ya tenía cierto protagonismo como acompañante en aventuras legendarias, pero era cuestión de tiempo que surgiera un género dedicado exclusivamente a ella. Y, tras un par de ideas que marcaron una tendencia importante, han precedido títulos originales que intentan observar la diversión en base al ritmo desde un prisma distintivo.

 

Hoy me he acordado de todos los títulos musicales a los que he echado un número de horas enfermizo y como, aun con la misma propuesta de seguir una pista melódica, han conseguido cautivarme con mecánicas diferenciales.

 

Guitar Hero

 

Harmonix es una empresa estadounidense que podría considerarse líder en entregas de música, pues basa prácticamente toda su lista de creaciones en dicho género. Empezó en el 2001 con Frequency, para PlayStation 2. Una experiencia algo abstracta que ya consolidó lo que sería su base para acercarse a la reproducción de canciones por parte del usuario: una pista con 4 líneas por las que llegarían notas musicales rítmicas. Amplitude, en el 2003, siguió este mismo camino tanto en ejecución como en la ambientación, esta vez más relacionada con la ciencia ficción. Pero el verdadero éxito de la compañía llegó con Guitar Hero, Rock Band y la posibilidad de jugar con instrumentos de plástico. Si bien ésta no se acercaba a la verdadera experiencia de rasgar unas cuerdas o golpear una batería, sí que ofrecía una vía única y mucho más original de lo que se veía en sus anteriores entregas. Y, como era de esperar, ambos títulos y sus respectivas secuelas vendieron como churros. A la gente le gustaba poder tocar la guitarra y hacer solos perfectos en una pantalla.

 

Entretanto, también se popularizaba Osu!, una nueva manera de jugar con música que consiste en tocar números en una pantalla siguiendo el ritmo. Por otro lado, en una época en la que las salas recreativas todavía albergaban clientes fieles, se podía disfrutar de máquinas de baile a lo Dance Dance Revolution de Konami, nacido por primera vez en forma de arcade, que se aproximaba al concepto a través del baile. No obstante, y aunque estos títulos presentaran mecánicas diferentes para entretenerse con las melodías, todos proporcionaban una recompensa en forma de puntos en relación a la habilidad demostrada. Por una parte, esto evidencia que la experiencia era lo suficientemente divertida como para que el jugador no necesitara otro tipo de ganancia. Pero, una vez aprendidas las canciones al dedillo, se perdía el interés por el juego.

 

Kingdom Hearts Melody of Memory

 

Pero el género ha cambiado y, aunque nunca se perderá ese gusto por pasarse canciones en Perfecto, ahora se ofrecen detalles que consiguen que valga la pena repetir temas una y otra vez. Porque, mientras Harmonix se hacía con el liderazgo de los juegos de música, había sagas totalmente ajenas al género que se veían con la necesidad de recuperar la belleza de los temas de sus entregas pasadas.

 

Esto ha ocurrido con Final Fantasy y Kingdom Hearts, que para apelar a la nostalgia de los jugadores han sacado Theatrhythm Final Fantasy para conmemorar el 25 aniversario del juego, y el reciente Kingdom Hearts Melody of Memory. Ambos ofrecen una experiencia basada en la música, pero con una mecánica que se aleja de lo que se ha visto hasta ahora. Las canciones y la diversión de completarlas se unen a una escenografía muy sencilla que imita una batalla, por lo que nuestra buena actuación no solo suma puntos, sino que vence monstruos. De este modo, la repetición de canciones permite conseguir nuevos integrantes para el grupo, subir la experiencia de cada uno y hasta obtener objetos e invocaciones poderosas.

 

FUSER

 

Por desgracia, estos juegos también tienen una duración limitada, ya sea completando el 100% y en modo experto todas las canciones del repertorio o desbloqueando a todos los personajes y subirlos a nivel 100. Dan para muchas horas, sobre todo para aquellos que estén fascinados con el género, pero, en el caso de que no se tenga interés por repetir canciones hasta la saciedad, tienen un final. Ahora, la empresa que parecía haberse quedado atascada en su propio éxito ha dado un nuevo salto dentro del género. FUSER, de la ya conocida Harmonix, permite una libertad de expresión a través de las melodías con una experiencia de DJ única. Y es que hay tantas combinaciones posibles entre sus más de 100 canciones que lo convierte en el título ideal para los amantes de la música. Se alejan de esa obsesión por un puntaje perfecto y se centran en que el jugador se divierta haciendo su propia música (siempre y cuando lo haga en el modo libre, que la campaña rompe un poco con esta idea).

 

A pesar del gran avance que ha hecho FUSER, esto no significa que el resto de juegos del estilo se hayan quedado anticuados y deban ser olvidados; siguen siendo un desafío que se ameniza con buenas melodías. Aún podemos deleitarnos con ideas igual de originales como Rhythm Paradise o Taiko no Tatsujin, que bebe de la popularidad de los tambores japoneses en salas de arcade. Me alegra saber que el género no se ha estancado en lo de siempre y ha sabido renovarse de maneras únicas que se relacionan tanto con una saga de juegos a la que hacen referencia como con el simple espíritu de querer crear algo. Y es que, sea como sea, todo el mundo disfruta de la música.


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