Never Alone, Beyond Blue y mi equivocación
En 2017, empecé a dar unos pasos tambaleantes y confusos en el mundo del periodismo de videojuegos. Dentro de mi propio entorno, mi blog personal, analizaba títulos siguiendo las pautas que veía en el grupo de profesionales de grandes medios de comunicación del sector. Y pienso que eso fue un error, el hecho de no buscar mi propio estilo, que pagué con Never Alone, una entrega de E-Line Media sobre las costumbres y folklore de la comunidad Iñupiaq en Alaska.
Esta semana, he subido a Mundogamers el análisis de Beyond Blue, el último lanzamiento de la misma desarrolladora y, tras maravillarme por su formato divulgativo, he reflexionado sobre mi perspectiva hacia el videojuego. O, mejor dicho, mi anterior perspectiva. Porque, aunque tenía fallos algo frustrantes, debo admitir que me equivoqué al criticar Never Alone sin dar apenas importancia a la posibilidad que abre del videojuego visto como una herramienta de transmisión de conocimientos.
A pesar de que es posible que no haya sido muy justa con mis percepciones sobre Never Alone, no puedo evitar sentirme orgullosa. Porque, aunque hace tres años estaba muy segura de mi opinión negativa sobre este juego, ahora dudo. Y es que, con el tiempo, me he estado fijando en las diferentes maneras de comunicar una historia, algo que se destaca en este título.
Sí, en cuanto a términos de jugabilidad, había mucho que mejorar. Recuerdo que la partida se enturbiaba debido a fallos y bugs que inundaban el escenario y me llevaban al game over. No obstante, era un buen paso hacia el videojuego como medio educativo. Contenía muchísima información sobre la comunidad en la que se centraba, completaba los datos con vídeos instructivos y seguía una historia basada en el folklore de la zona de una manera sencilla y entendible. Yo me lo tomé como un reto a superar, cuando su objetivo era el de compartir y comunicar.
Por suerte, esta mentalidad ha cambiado paulatinamente con el transcurso de estos años, un giro que he podido percibir tras la aparición de Beyond Blue. Porque, aunque peca como su hermano de algunos fallos sin pulir, al menos esta vez he visto a tiempo que no se enfoca a un jugador ávido de desafíos, sino que se dirige a aquellas personas que, simplemente, quieren saber un poco más del fondo oceánico.
La dinámica del periodismo de videojuegos es más estresante de lo que parece. En un espacio muy corto de tiempo se debe canjear una clave, jugar y completar (si es posible) una entrega, analizar y detectar los aspectos más destacables, escribir el análisis, revisar el texto y publicar en la web. Acciones que se realizan en cadena y que dan lugar a artículos creados en caliente, sin apenas tiempo de asentar y valorar la importancia de todo lo que se ha visto y sentido durante la partida.
Hay incontables ejemplos de títulos en los que se señala un factor en concreto que se ve complementado e incluso eclipsado semanas después. Esto sucede gracias a nuevos artículos de periodistas que, aunque hayan ido tarde con el tiempo de publicación del análisis, han tenido la oportunidad de escribir en frío y sedimentar todas las sensaciones vividas durante el juego, dando como resultado textos realmente interesantes.
Pero esta variedad de ideas y puntos de vista es lo que impulsa a que haya una mejoría de profesionales dentro del sector. De este modo, quizás en la próxima oportunidad pongamos el punto de mira en aspectos que nos sean más relevantes tanto a nuestra nueva perspectiva personal, como al público que nos lee. Y si somos conscientes de este cambio interior, podremos explotarlo y crear contenido de una calidad mayor.
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