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La estética retro sigue vigente: del píxel-art a la nostalgia de Streets of Rage 4

El arte que nos conecta con el pasado
Por Brenda Giacconi

Hace un par de días comentaba cómo de desconectada me siento cada vez que doy una oportunidad a un “juego de culto” antiguo. Aventuras que constituyen una brecha generacional entre lo que fueron en su momento y las tendencias actuales en el sector de los videojuegos. Porque, al fin y al cabo, los tiempos cambian. Se adoptan nuevas formas de representación audiovisual de este entretenimiento digital y lo que empezó siendo una sencilla pantalla de 8-bits ha evolucionado en polígonos detallados y escenarios tan trabajados que es imposible no sumergirse en los mundos fantásticos que se nos presentan.

 

Esto no significa que el apartado artístico antiguo haya quedado en el olvido, pues todavía existen una gran variedad de títulos, mayormente indies, que se alimentan de la belleza de los píxeles para crear obras actuales con un tinte retro. No obstante, y a diferencia de lo que sucedía en décadas anteriores, hay una adaptación importante a los tiempos modernos: dicho estilo se desarrolla con una gran fluidez de movimientos, brindando un largo abanico de acciones a sus personajes y animaciones mucho más suavizadas de las que solíamos recordar. De esta manera, se aprovecha el píxel-art para explorar todavía más sus límites, o como acompañamiento aparentemente sencillo de unas mecánicas y narrativas modernas.

 

Blasphemous

 

The Game Kitchen ha sabido combinar ambos ámbitos con su trabajo más icónico: Blasphemous. Todo su apartado artístico se basa en un uso increíble del píxel-art, tanto en la recreación de sangrientas batallas como en la representación de figuras y localizaciones religiosas españolas con un toque de fantasía medieval oscura. Por otro lado, Dead Cells sigue esta misma línea al presentar un mundo creado a partir de píxeles gruesos, pero en el que se aporta fluidez a los movimientos del rápido protagonista. De este modo, el estilo artístico frecuentemente relacionado con lo tosco y limitado técnicamente se convierte en una muestra casi natural de todo tipo de acrobacias.

 

Sin embargo, el uso del arte a lo píxel-art no siempre se basa en mayor rango de movimientos. Shovel Knight es, probablemente, el juego de esta lista que más similitud tiene con la estética antigua. Aunque sus acciones no resultan tan fluidas como los ejemplos anteriormente mencionados, llama mucho la atención por su común a la par que particular propuesta: un caballero que lucha con una pala con el objetivo de rescatar a su compañera de batalla. Y, como añadido al heroico lance, deberemos enfrentarnos a unos jefes de lo más originales: muy diferentes entre ellos, con personalidades distintivas y, por supuesto, ataques muy relacionados con su comportamiento. Es una aventura lineal que se fija constantemente en el modo de proceder de los títulos pasados, pero se presenta de una manera que, aunque simple, engancha lo suficiente como para querer terminar el juego y repetir controlando a alguno de los jefes que hemos vencido previamente, que es la idea de tres de sus DLC.

 

Streets of Rage 4

 

En definitiva, hay juegos que aprovechan una maravillosa estética retro para presentar propuestas y mecánicas que no solo se consideran acordes a las tendencias actuales, sino que también resultan entretenidas y divertidas. Esto no quita que también se desarrollen títulos puramente centrados en la nostalgia hacia los años 80 y 90, pues hace poco hemos podido disfrutar de un Streets of Rage 4 que ha alegrado a todos aquellos adultos que vivieron las primeras entregas en su infancia. Esta sensación de volver al pasado también se utiliza como promoción, ya que en 2020 SEGA cumplió 60 años y lo celebró regalando un fragmento del cancelado Golden Axe: Reborn, junto a otros juegos.

 

Aunque sea difícil volver a juegos pasados, y a pesar de que los píxeles de ahora no se sienten como los de antes, hay muchos elementos que se aprovechan muy bien para el desarrollo de títulos actuales. Ya sea para incorporar mecánicas modernas con una estética llamativa, para explorar todavía más un estilo artístico o, simplemente, para recordar infancias alegres. Sea como sea, lo retro no muere, y eso es una gran manera de seguir conectados con el pasado de una forma entretenida y bonita.


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