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Estas son las claves que Sony debe dominar de cara a PS5, y Microsoft de cara a Scarlett

Exclusivos, servicios y honestidad
Por Rafa del Río

La generación se acaba. Puede que no hoy, ni mañana, pero queda claro para cualquiera que sepa leer en los posos de te, las nubes y las declaraciones de los mandamases de Sony y Microsoft, que el año que viene llegarán los anuncios, y como tarde en 2o2o, las nuevas consolas. Playstation 5 y la nueva Xbox, PS5 y Xbox Sacarlett por ahora, serán una realidad en poco tiempo, y mientras Sony prepara la nueva generación haciendo mutis por el foro en el E3 para ahorrar unos euros en un año que ha sido durillo fuera del videojuego, Microsoft aprovecha la inyección de presupuesto para remontar y acabar la generación de la mejor manera posible de cara a empezar la nueva sin cojear como ya le pasara con Xbox One. 

 

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Las claves de Sony para PS5

El pinchazo de Sony en el terreno de los móviles y otras tecnologías debería alentar a la compañía nipona de cara a mantener su división más rentable, la de los videojuegos, en el puesto más alto de sus prioridades. Su ausencia en el E3 no es grave, una forma sabia de guardar el dinero para lo importante, y con el amplio catálogo de exclusivos del que ha hecho gala este año su estrategia a corto plazo parece obvia. Básicamente la misma que llevó a cabo en PS2 y PS3: terminar la generación con grandes títulos que se convertirán en transgeneracionales por obra y gracia del remaster con la promesa tácita de secuelas en PS5

 

Con una estrategia que ya les ha funcionado en varias ocasiones, terminaremos la generación en PS4 con Days Gone, Ghost of Tsushima y The Last of Us part II, dando pie a querer continuar estas obras en el futuro. Sin embargo esto no es todo. Tras una generación en la que hemos estado esperando más de cinco años por la secuela del juego de Naughty Dog y el lanzamiento de títulos que llevan años anunciados, Sony tiene que hacer un esfuerzo más allá del videojuego y apurar sus servicios, sus suscripciones y, más importante aún, el trato al usuario. Un trato que sin duda se beneficiaría de la inclusión de la retrocompatibilidad y la desaparición, al fin, de la necesidad de comprar el mismo juego cada nueva generación.  

 

Baneos casi al azar por fallos de una compañía que no se esfuerza en evitarlos defendiendo su decisión por 'políticas de empresa', caídas del servicio de pago obligatorio online que no son indemnizadas de ninguna forma cobrando por un tiempo de servicio que no ha sido dado cargando en el usuario el coste de su responsabilidad como compañía y otros detalles feos como mensajes que formatean la consola o filtración de datos sensibles e incluso cuentas bancarias... Todo esto señala a esta generación como la peor en lo que corresponde al trato de la compañía hacia sus usuarios. A esto se une una explotación casi excesiva de las remasterizaciones y el cobro de juegos que, pese a ser retrocompatibles en el caso de haber sido comprados digitalmente en PS2, no han evitado que la compañía vuelva a cobrarlos a pesar de estar asociados al perfil de usuario de PS Network. 

 

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Las claves de Microsoft para Xbox Scarlett

Microsoft empezó mal la generación. Cojeando y diciendo idioteces, sintiéndose los dueños de un cotarro que en seguida se les volvió hostil. El cobro de una Kinect 'indispensable' que pronto se eliminó de la ecuación, la inclusión de un DRM abusivo, la prohibición de prestar y vender juegos de segunda mano entre usuarios, la inclusión de una conecitivdad 24 horas que entonces, a principios de 2013 parecía una aunténtica locura... Y luego las cancelaciones y las mentiras. Cada nuevo paso que daban parecía hundirles más en el barro, la miseria y la ignominia, cediendo terreno durante años a una Sony que, muy sabiamente, se alejó de estos charcos y se limitó a lanzar juegos sin ton ni son.

 

Los intentos de Microsoft de quedar bien con las third parties blindando sus ventas se fueron por el desagüe cuando no consiguieron un mercado sólido en el que mantener estas medidas, y poco a poco se desdijeron de todo: Ni Kinect, ni conectividad 24 horas, ni DRM ni nada, al final. Ligera de equipaje, desnuda de tanta tontería -y de Terry Mierson y Don Mattrick- empezó a levantar cabeza. Retrocompatibilidad, Xbox Game Pass, juegos, al fin, y la compra de unos estudios de altísima calidad acabaron por completar la ecuación con Xbox One X y demostrar que, ahora sí, merecía la pena comprar esta consola.  

 

La estrategia de Microsoft de cara a Xbox Scarlett parece clara: por un lado, mantenerse igual en lo que ya hacen bien: un servicio sólido que indemniza al jugador cuando falla, una retrocompatibilidad que debería mantenerse por la filosofía de un único sistema para todos los juegos anteriores, y por supuesto su joya de la corona, el servicio Xbox Game Pass y la tranquilidad de acceder a grandes juegos mensuales, algunos de lanzamiento, por poco dinero al año.

 

Por otro lado, les toca exprimir bien las posibilidades de los nuevos estudios dándoles rienda suelta a su creatividad y necesidades de desarrollo evitando así de cara a la próxima generación el mayor pecado que ha cometido Xbox One: no alcanzar el nivel ni cantidad de exclusivos de su competencia directa, PS4. Aquí toca aplaudir lo que han hecho con InXile y Obsidian preparando el lanzamiento de Wasteland 3 y The Outer World no sólo en Xbox One, sino también en PS4 y PC de cara a promocionar ambas franquicias y anunciar la próxima generación la exclusividad de sus nuevas entregas. Una forma de sacar dinero, quedar bien no limitando un trabajo ya realizado y aprovechar a la competencia de escaparate de cara a su futuro catálogo. 

 

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En definitiva

En definitiva, las claves de PS5 y Xbox Scarlett de cara a la próxima generación son exactamente las mismas: Buenos exclusivos de peso, un buen servicio, la posibilidad de asegurarte un catálogo mensual satisfactorio a cambio de un pago razonable y, por supuesto, la retrocompatibilidad, a ser posible mejorada, que ha demostrado ser una de las mejores bazas de los de Redmond. Si a esto le añadimos modelos vía streaming a un precio más que asequible, como quiere prometer Microsoft, las posibilidades de contar con ambos modelos en el futuro aumentan.

 

Por último, y aunque suela pasar siempre por alto, ambas compañías necesitan realizar una buena promoción. Una que sea honesta y que no se pare en elementos que no sólo no aporten nada al jugador, sino que vayan en contra del usuario como pasó en el discurso de Don Mattrick. Menos chulería y más corazón, menos banda de múscia y más preocupación por el usuario. Menos programas de youtubers y más mejorar los servicios. Si ambas compañías tienen esto en cuenta, estoy seguro de que la próxima generación será un bombazo para todos. ¡Nos leemos!


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