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El abandono de videojuegos es totalmente válido

Una vergüenza irrelevante
Por Brenda Giacconi

Se desvela un tráiler. Animaciones y cinemáticas impresionantes. Personajes dotados de originalidad, trama atrayente, jugabilidad fluida. Noticias que revelan todavía más posibilidades. Buenas impresiones, opiniones excelentes, afirmaciones que lo sitúan como una revolución en la industria. Expectativas por las nubes. Llega el día, mando en las manos. Diversión genuina durante una semana.

 

Abandono.

 

Esto ha ocurrido decenas de veces a millones de jugadores. Una pérdida de interés por un título que no se relaciona con su nivel de entretenimiento, pues esto viene junto a la promesa de que, algún día, se continuará la partida. Pero los entresijos de una vida frenética, sumado a una industria que no para de sacar nuevos productos que igualan o superan la expectación del primer juego, hace que dicha promesa se olvide en una estantería digital, donde acumula virutas virtuales de polvo.

 

Most Completed Games on PS4

 

Hace unos días, se presentaba en Twitter una imagen que indicaba el número de jugadores que habían terminado obras tan importantes en su momento como Death Stranding, Horizon Zero Dawn o Red Dead Redemption II. El porcentaje de usuarios que habían terminado la aventura principal apenas superaba el 50% en los mejores casos.

 

Esto ha causado una discusión sobre la duración de los juegos AAA de la actualidad, que en muchas ocasiones se extiende a cientos de horas con la excusa de amortizar la compra de 60€ (o los próximos y dolorosos 80€) del usuario. Pero esta frase, por desgracia, suele traducirse a un relleno artificial con misiones secundarias vacías, acciones prescindibles y coleccionables inútiles que solo desbloquean la satisfacción personal de que el juego ha sido completado a un enfermizo 100%. También hay que señalar que las empresas, aunque tienen al jugador como figura en la que centrarse, probablemente tarden en dar el salto de crear entregas más cortas, pues ese 50% de personas que no han terminado el juego se han gastado el mismo dinero, aproximadamente, que los que sí lo han hecho.

 

Dejando todo esto a un lado, sorprende ver cifras tan bajas de finalización en obras que fueron éxitos mundiales. Pero lo que convierte estos datos en algo extraño es que hayan salido a la luz por una estadística, ya que pocas veces he visto en Internet a usuarios que admitían haber abandonado un juego a pesar de que les estaba gustando.

 

Death Stranding

 

Y esto es totalmente válido. Abandonar no transforma a uno en peor jugador, pues hay varias razones detrás que pueden relacionarse con el incumplimiento de expectativas propias, que el género no fuese el adecuado o que, simplemente, no era el momento. Tampoco significa que el juego en cuestión no vaya a tocarse nunca más, pues la imprevisibilidad de la vida hace de esto una posibilidad más. No obstante, no podemos pedir a todas las empresas del mundo que se enfoquen en el lanzamiento de juegos totalmente adictivos para completar de una sentada, pues hay muchos títulos que se disfrutan a tragos pequeños.

 

Yo tengo The Legend of Zelda: Breath of the Wild desde hace un año y cada vez que entro, que no es tan a menudo como me gustaría, hago de todo menos las misiones principales. Empecé Skyrim y apenas lo he tocado por un bug continuo en el modelado de personajes que no me molesté en arreglar. Tengo Dark Souls a medias porque el joystick derecho del mando hace cosas raras, pese a que sea perfectamente jugable con un poco de esfuerzo extra. Y la colección de Halo aún me espera porque, aunque he comenzado Reach, ahora mismo me apetece el género de la estrategia.

 

Disfrutamos mucho de un sector increíblemente competitivo en el que los mayores exponentes se mueven por una red social todavía más hostil que rechaza continuamente el abandono, el modo fácil, el género del walking simulator o que desprecia a los usuarios que no juegan a un nivel tan hardcore. Y, en medio de toda esa actividad internauta donde las opiniones negativas cuentan más que las positivas, los jugadores que se salen de esta línea callan. Asumen que no pueden hablar de X tema porque no se han terminado el juego al 112% o porque no han podido probar las cinco entregas anteriores. Pero, aunque por desgracia el pantano es como es, esa clase de acciones no afectan a nadie más que al consumidor último, no a toda la comunidad.

 

Así que no hay ninguna vergüenza en valorar un juego que no se ha terminado, pasarse la aventura en modo fácil o ni siquiera intentar una puntuación perfecta en todos los niveles. Cada jugador juega a su manera. Y si ese no es el juego adecuado para la situación o las expectativas, solo se espera que se disfrute un mínimo y que, aunque acabe compartiendo lugar junto a otros títulos en una estantería física o virtual, se recuerde con cierto cariño.


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