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Bowser's Fury es un borrador de nuevas ideas, pero 3D World le pasa la mano por la cara

Raro es un rato
Por Adrián Suárez Mouriño

Qué maravilloso es Super Mario 3D World. En serio, es un juego que me tiene enamorado. Shigeru Miyamoto adoraba hacer funciones de marionetas cuando era pequeño. Es ingeniero industrial, le gustan los juguetes y el teatro. Todos los juegos de Super Mario, desde el original hasta 64, han sido una búsqueda obsesiva del juguete perfecto moviéndose por el espacio de forma perfecta. Luego se relajó y, con su sueño completado, cedió el testigo al resto de su equipo.

 

Pero Super Mario 3D World recupera esa intención. La perspectiva, la forma en la que están planteados los niveles, y cómo caminan los enemigos, sugieren maquetas, muñecos y ese rollito de marioneta de los juegos originales. Es por ello que es un título que siempre me reconcilia con el viejo Shigeru, el que me enamora, al que le daría mi culito gallego para que hiciera de él su Reino Champiñón.

 

En esta reedición del juego hay un añadido: Bowser’s Fury. Es divertido pero me sorprende mucho que lo hayan incorporado aquí. No es una extensión de las buenísimas ideas de Super Mario 3D World, es un borrador de otras ideas en las que se cruzan Super Mario Odyssey, el propio 3D World y Sunshine. Y como ocurre en todos los borradores, hay cosas que funcionan y otras que no.

 

 

Creo que habría sido más sensato lanzar este Bowser’s Fury a 15 euros de forma independiente, porque al tenerlo tan pegado al perfecto 3D World, las comparaciones son odiosas. Puedes pasar de un juego a otro en dos clics, y las sensaciones a los mandos de Bowser’s Fury se vuelven peores al llegar del juego anterior. Bowser’s Fury te permite un movimiento libre entre islas. Cada una de ellas es una sección de Mario similar a las de Odyssey. La cámara y el movimiento es parecido al de 3D World, pero decide meterse en los mismos líos que Sunshine con las cámaras. Te hace saltar, colgarte a rejillas y meterte en algunos huecos en los que la cámara no se maneja bien.

 

También juega a algo que jugaba Sunshine: hacer que Mario camine por espacios estrechos; y si no mantiene el equilibrio, se cae al agua. El problema es que antes teníamos el A.C.U.A.C para maniobrar y ahora no.

 

Todos esos problemillas se combinan con otras ideas sensacionales: un Bowser en el centro del escenario que se enfada y nos ataca de vez en cuando, con una barra de vida que vamos bajando a medida que recorremos estas islas, el cambio de isla a isla sin tiempos de carga en un escenario persistente, así como el diseño de los espacio entre ellas. Es decir, hay ideas de base buenas pero a las que les falta un cocinado, un hervor.

 

Por ello, Bowser’s Fury no es malo. La mejor palabra para definirlo es ‘interesante’, se nota que aquí hay un borrador de un futuro juego de Mario en un mundo abierto pleno, pero madre mía cómo sale ganando 3D World en la comparación. Ah, mira tú. Quizás ese es el objetivo de incluirlo aquí.


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