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A Normal Lost Phone: un baile entre el cariño y la invasión de la privacidad

Conoced a Sam
Por Brenda Giacconi

¿Qué pasaría si te encontraras un móvil por la calle? ¿Lo cogerías, o lo dejarías en una zona más visible para quien lo busque? ¿Te lo llevarías para convertirlo en tu nuevo dispositivo? ¿O serías de esos cotillas que husmearía entre los datos de una persona desconocida? Es esta última posición la que adoptamos en A Normal Lost Phone, un título corto y simple que alberga gran profundidad en el simple acto de revolver dentro de lo que ya representa la pertenencia más privada de alguien. Accidental Queens presenta una de esas historias que hay que desentrañar lentamente a través de la navegación entre aplicaciones y mensajes en un smartpone que nos acabamos de encontrar.

 

Como bien comentaba Julián en su momento, el teléfono móvil se ha convertido casi en una extensión de nuestro cuerpo. Es fuente de información, entretenimiento, comunicación con los nuestros y no salimos de casa sin este rectángulo en el bolsillo. La capacidad de almacenamiento que posee lo convierte en el receptáculo perfecto para convertirlo en el cofre de todos nuestros secretos, por lo que su pérdida nos pone nerviosos por lo que pueda encontrar ahí cualquier desconocido. Pero, a su vez, es un sabroso aperitivo para aquella persona a la que le gusten los chismorreos, y esta es nuestra situación en el juego. Al menos al principio.

 

A Normal Lost Phone

 

No sé por qué, tras leer el argumento del título, pensaba que este teléfono extraviado pertenecería a una persona realmente horrible. Ya me había imaginado el escenario de un hombre de negocios con dinero y buena imagen pública que, tal y como descubriría con el contenido del móvil, esconde una faceta hipócrita, egocéntrica e, incluso, una doble vida con una amante. Pero me equivocaba totalmente, pues, para mi sorpresa, he conocido a Sam, una persona con 18 años recién cumplidos que resulta ser muy agradable con los suyos, adora tocar el arpa y, por desgracia, sus circunstancias le obligan a esconder un secreto personal.

 

No diré más, pues la gracia del juego está en desenmarañar dicho misterio. Éste, además de permitir leer chats y emails ajenos, también contiene pequeños puzles que solo se resolverán indagando todavía más por todas las capas de información que guarda el teléfono móvil de Sam. Y, cuanto más profundizo en su vida, más cariño le cojo. Algo que he desarrollado por culpa de su carácter amable, su situación y, lo que genera cierta inquietud, que sus padres no saben dónde está y quieren llamar a la policía. Este es el primer mensaje que encontramos en el juego y que nos invita a averiguar más sobre el misterio de Sam y la pérdida de su móvil. No obstante, este sentimiento de apego se mezcla con el sentido común del jugador (o, al menos, que la mayoría tiene) de culpabilidad por estar invadiendo la privacidad de alguien a quien ni siquiera conocemos. Será la necesidad de cotilleo disfrazada de una falsa intención de ayudar, pero tampoco es que pueda parar. Se transmite de forma magistral esa sensación de “conocer a alguien” con el que nunca hemos interactuado a través de un acto totalmente ilícito e inmoral.

 

A lo largo de la aventura, se desarrolla expectación por el final, pues un título así de sencillo consigue enganchar lo suficiente como para que se desee seguir jugando, ergo, seguir explorando en la vida privada de Sam. Por suerte, y a pesar de que haya experimentado muchas emociones relacionadas con esa combinación de afecto y culpa, es un juego de corta duración que recomiendo muchísimo. Está baratito en Steam, solo a 2,99€, y consigue ser instructivo en un ámbito que necesita esta clase de información y experiencias. Ya no os cuento más, conoced vosotros mismos a Sam.


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