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Valtr de Bloodborne y Solarie de Dark Souls, dos locos unidos por un ciempiés

Sabandijas invisibles
Por Adrián Suárez Mouriño

La locura es un elemento muy característico de los juegos de Miyazaki, tanto como perder la razón. Unos de sus héroes más carismáticos: Solaire de Astora, pierde el juicio a medida que avanza por los callejores de Lordran, y si no le servimos como protectores, unas criaturas parecidas a ciempiés lo matarán. Les será fácil a estos seres, pues el adalid de la luz solar se tumbará en el suelo desesperanzado, siendo presa fácil de sus colmillos.

 

Jugando a Bloodborne,  hay un personaje en la aventura que guarda mucha relación con esta historia, y no es otro que Valtr, el maestro de la liga. Nos encontramos a este personaje en el Bosque Prohibido, maldito por serpiente venenosa de los hermanos Madara. Para empezar con las semejanzas, tanto él como Solaire tienen un casco parecido, uno que recuerda  un cubo dado la vuelta sobre su cabeza con un pequeño agujero para ver.

 

Pero el elemento más curioso que los relaciona a ambos son los bichos. Valtr ha jurado su vida a acabar con unas criaturas llamadas sabandijas, estas viven en la mugre y en la sangre y él cree firmemente que es el origen de la bestialidad del hombre, de su locura. Matándolas a todas, Valtr y los suyos esperan ponerle fin a la maldición de la bestia y a todas las calamidades que sufre el hombre.

 

 

Y son también unas sabandijas las que matan a Solaire cuando este se vuelve loco, ¿o se vuelve loco por su presencia acechante? Ubicar a estos insectos en el lore de Bloodborne es difícil si nos tomamos su existencia como algo literal. Hay un matiz que existe en su descripción y en el casco de Valtr: uno decide si quiere ver a estos seres. Es decir, que no existen tales sabandijas, son solo una metáfora de todo el mal que existe en la sangre que se extrajo de los laberintos pthumerios.

 

De lo que nos sirve comparar a estos dos personajes, además de por ser divertido comprobar que ambos tienen un cubo de metal por casco, es el uso que se le da al ciempiés o al insecto como símbolo de la locura. Si volvemos a Dark Souls, en caso de que queramos matar a estos bichos para que no acaben con Solaire, tendremos que hacerlo dando golpes a un muro a ciegas, esperando que nuestro filo acierte al otro lado. Es decir, también son invisibles y nosotros decidimos verlos. ¿No es esto aceptar un poco de locura?

Este es otro de esos curiosos detalles que nos hablan de la personalidad del autor y de cómo traslada sus ideas juego a juego para pulirlas, cambiándole el contexto pero manteniendo el mismo mensaje.

 

Imagen de portada de Don Lemefo


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