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¿Por qué Ark y no Grounded? Las claves del éxito tras Arkadia y las series de los streamers

El anuncio de la Bola Loca
Por Rafa del Río

Grounded es un gran título que sigue añadiendo una variedad enorme de contenidos. Pero mientras Obsidian mima a su título, son otros juegos como RUST o Ark los que llaman la atención de los streamers. Hoy hablamos del éxito tras Egoland, Arkadia y las 'series de los youtubers'.

 

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Grounded > Ark

El otro día volvía a Ark Survival Evolved para dar un repaso al juego y contaros qué tal los cambios y cómo empezar a jugar a aquellos que hace mucho que no volvéis o a los que lo habéis descubierto por primera vez con Arkadia. Esfuerzos que hace uno por que es su trabajo, porque así, entre nosotros, ahora que nadie nos lee, a las dos horas estaba hasta las mismas narices de guías de actualizaciones y pegar piñas a los árboles. Ojo, el juego ha cambiado y sigue siendo genial para cierto perfil de jugador, pero si lo que buscas es sorprenderte, supervivencia y bichos grandes, Grounded le da mil vueltas y es mucho más... 'graunde' como esperiencia que el juego de los dinosaurios. 

 

La diferencia entre ambos títulos radica en muchos factores. Por un lado el trabajo de una parte pequeñita de un estudio de calidad como Obsidian que busca hacer evolucionar un juego de acceso anticipado frente al trabajo masivo de un equipo con unas directrices muy claras respecto a la monetización que se han visto obligadas a diluirse con el paso del tiempo. Por otro, una experiencia de aventura retro para cuatro jugadores frente al MMORPG masivo del 'haz lo que quieras' que termina dando lugar a peleas, raideos y destrucción gratuita. Grounded es un juego para disfrutar en solitario o con tres colegas, mientras Ark es un título enfocado a la supervivencia que permite hacer piña para putear al novato recién llegado

 

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Las claves tras el éxito de las 'seres de streamers'

De nada vale que Grounded sea precioso, que corra de lujo con sus textos en castellano ni que mezcle hábitats complejos con una fauna y una flora maravillosa cargada de recursos. De nada vale su propuesta de juego más inteligente y cargada de humor, ni la necesidad de cooperar a la hora de enfrentarse a los recién llegados bichos con alas o la sensación de descubrimiento que acompaña a cada nuevo hallazgo. Ni siquiera el comportamiento de su fauna y su entorno respecto al jugadopr srven para enamorar a unos streamers ni a un público que, lamentablemente, lo que buscan en un juego no es su calidad.

 

Grounded no sirve porque no es RUST ni Ark. En primer lugar, no permite una afluencia de jugadores masiva que permita mayor movimiento a la narrativa 'emergente' de los capítulos de cada streaming. Por otro, tampoco permite la carnaza que propicia los raideos y los piques de egos. Y es que por mucho que nos quejemos de la tele pública, al final como público parece que las movidas nos mueven más que la calidad de lo narrado, y por eso sigue ahí La Isla de las Tentaciones. 

 

Más allá del drama, del morbo y la polémica, Ark y RUST funcionan como escenario de estos directos porque son juegos planos, insustanciales respecto a su argumento, lienzos en blancos en los que es posible pintar cualquier cosa y dar el protagonismo no al videojuego, sino a los jugadores que hacen de actores, guionistas y directores de la historia que surge de sus encuentros. Las series de streamers son como nuestros personajes en los SIM o el equivalente a los anuncios de los juguetes del verano: una imagen en movimiento de gente diviriténdose con algo que, una vez tienes en tus manos, no deja de ser un trozo de plástico que no parece tan divertido como en la tele. Crean la falsa ilusión de mostrar algo divertidísimo que, una vez lo pruebas, deja de serlo. Es necesario que sea así para que los streamers no pierdan protagonismo frente al juego o su historia, para que al final abandones el juego y vuelvas a la serie para ver cómo otros se divierten jugando, o se pelean, o tienen movidas, convirtiéndote así en espectador de algo de lo que deberías ser protagonista. 

 

¡Nos leemos!


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