Naughty Dog hace los mejores interiores de casas de la industria
Naughty Dog lleva un par de generaciones trasladándonos a espectaculares ciudades perdidas de muchos siglos de antigüedad o a escenarios devastados por el fin de la civilización conocida. Son unos maestros generando estos exteriores, pero cuando abrimos la puerta de una de sus casas y echamos un vistazo a su interior es cuando descubrimos su auténtica grandeza diseñando y su enfermedad por el pequeño detalle.
En Uncharted 4 visitamos la casa de Nathan y Elena en los primeros compases de la aventura. Nuestro viejo amigo explorador ya no se dedica a la caza de tesoros en exóticos lugares y rellena papeleo en el desván de su casa. Sin embargo, este es un fiel reflejo de su personalidad y sus recuerdos: todo está lleno de objetos, fotografías y enseres vistos en sus antiguas aventuras, aquellas que ha compartido junto al jugador (que también las observa con añoranza). Unos minutos sirven para que sepamos cuál es el estado profesional y personal de Nathan sin que hagan falta más explicaciones, gracias a un diseño interior espectacular. Pero la cosa no acaba ahí.
Cuando Elena avisa a Nate y este baja desde el desván a la casa, descubrimos un interior repleto de detalles y que rezuma personalidad. Darse un paseo por esta casa en Uncharted 4 es descubrir un hogar, real, que ha sido utilizado durante un tiempo por estos dos personajes. Comprobamos que Elena trabaja desde casa y que tiene un despacho muy ordenado (todo lo contrario a Nate, lo que también nos habla sobre sus personalidades), encontramos el album de fotos de su boda (ya sabemos que se han casado en los años donde no hemos sido testigos) y multitud de minucias que favorecen este realismo.
No sólo es que la casa sirva para contarnos algo sobre los personajes, sino que se muestra verdaderamente creíble. Si bajamos hasta la entrada veremos paragüas, zapatos, el correo... los baños tienen todos los enseres necesarios para el día a día, la cocina está cuidada hasta en el interior de la nevera, Elena trabaja desde el sofá (a pesar de tener un despacho, eso quiere decir que trabaja mucho y lo hace hasta cuando acaba su jornada)... Pocas veces había visto el interior de una casa tan realista como el visto en esta pequeña escena de Uncharted 4. Esto se potencia cuando sabemos que muchos otros estudios recurren a estratagemas y pequeños trucos a la hora de generar interiores, como en Gone Home, donde no hay ningún zapato en ninguna habitación (a pesar de ser objetos cotidianos del día a día) para que el jugador no se pregunte por ellos; si pones alguno en algún lugar, debes hacerlo en todos. Naughty Dog va a por todas y aprovecha su aspecto visual realista para generar una vivienda realista.
The Last of Us también recurre a un hogar al comienzo de la aventura, en concreto el de Joel y su hija, a quien controlamos en estos primeros minutos. Aunque no es un espacio tan abierto y detallado (probablemente por las limitaciones técnicas del paso entre una generación y otra) también vemos este cuidado enfermizo. Pasemos por donde pasemos veremos una casa realista, con detalles justos y necesarios para que sepamos que la familia vive allí de verdad. También extraemos conclusiones y se nos cuentan con ellos pequeños detalles de los personajes, aunque más sutilmente al tratarse del inicio de la aventura.
Naughty Dog tiene una capacidad increíble para diseñar y generar escenarios. Y es curioso que en una franquicia como Uncharted, repleta de escenarios exóticos y espectaculares, grandes ruinas y secretos subterráneos, sea el interior de esta casa la ubicación más realista y creíble de todas ellas. Esto se da al no haber necesidad de generar mecánicas y espacios transitables en ellas, pues son espacios creados para ser admirados y ya está, pero no deja de impresionar. Me encantaría ver cómo esto evoluciona en The Last of Us 2 cuando nos muestren el interior de las casas y refugios en los que han estado viviendo los personajes durante esta ausencia. Estoy seguro de que también aprenderemos mucho sobre ellos, sobre lo que nos hemos perdido durante estos años y, sobre todo, lo realista que resulta pensar que verdaderamente hay una persona o varias viviendo en esas estancias.
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