Bloodborne agranda sus misterios con el nuevo monstruo
Pasan los años y Bloodborne sigue siendo uno de los referentes del catálogo exclusivo de PlayStation 4. No me cansaré de decir que la fórmula de From Software alcanzó un punto álgido en esta entrega, algo que irremediablemente transformó a Dark Souls III en un paso a medias. La gran combinación que ofrece entre mecánicas y planteamiento lo hacen un juego difícil de olvidar, y una de las experiencias más recurrentes de los últimos años. No son pocas las veces que la llamada Yarnham me ha hecho volver, ni soy el único que la escucha.
Tanto es así que hasta existe un grupo de jugadores conocido como los Tomb Prospectors, gente dedicada a explorar uno de los apartados más misteriosos de todo el juego. Hablo de las mazmorras del cáliz, un conjunto de cuevas que podemos crear mediante patrones específicos que nos enfrentan a enemigos que no aparecen en la historia principal. Son el reto último para los más hábiles, y también un importante lugar para entender muchas partes de la historia deliberadamente omitidas. Dicha organización creía que no lo habíamos descubierto todo, y estaba en lo cierto.
Para hacerlo han estado jugando con el sistema de generación aleatorio de algunas mazmorras durante más de dos años. La clave está en que dependiendo de las ofrendas realizadas en cada cáliz se puede dar pie a muchos tipos distintos de retos, incluso afectando al tipo y cantidad de enemigos que pueden aparecer. Entre sus logros se cuenta encontrar una cantidad inusual de algunos enemigos en determinadas zonas, conseguir un objeto listado en el juego que hasta ahora nadie había obtenido y, desde hace poco, encontrar a un enemigo que solo se había dejado ver durante la fase promocional de Bloodborne.
Se había dado por hecho que la versión final del juego había prescindido de este gigante, pero el caso es que no es así. De hecho, podéis comprobarlo si disponéis del juego gracias a que los cálices creados se pueden compartir, buscad el que lleve el nombre de ‘pa6ssc6u’ para enfrentaros a él. Hoy nadie se atreve a afirmar que todo lo que ofrece Bloodborne ha sido finalmente descubierto, y ese es quizás uno de los mayores logros del juego ideado por Hidetaka Miyazaki.
Los lugares decadentes que visitamos durante el juego tienen un halo de romanticismo, y los huecos que rellenar en toda su historia lo convierten en una producción muy atractiva para los buscatesoros. Además, que las mazmorras del cáliz sigan siendo un lugar que todavía puede esconder nuevos horrores es algo que refuerza la idea de eterna pesadilla lovecraftiana, aquella en la que nunca serás capaz de comprender todo lo que ocurre ante ti. Bloodborne sigue siendo un juego muy especial gracias a cosas como esta.
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