Los 25 mejores juegos del año, del 25 al 21 Los 25 mejores juegos del año, del 20 al 16 
Si Super Mario Bros tuviese un hermano muerto no sería
Limbo. Sería este cruce entre anti-héroe, meta-parodia de la iconografía clásica del videojuego y grito sordo a favor de la dificultad sin medida, sentido, orden o concierto. Un juego que utiliza como protagonista a un trozo de carne aberrante (entre las decenas de estrellas invitadas de la escena independiente) para tratarnos a nosotros como jugadores de forma aún más sórdida y moribunda.
14 - Blur (Xbox 360, PS3, PC)
El año en el que Bizarre ha sido abandonada tanto por sus productores como por sus fans, consigue adelantarse a conceptos de la competencia y crear una experiencia de juego 2.0 a caballo entre Farmville en Facebook y un Mario Kart para la generación Need for Speed Underground. Una bomba arcade que da luz a un género gobernado de forma totalitaria por la figura de Nintendo y una interfaz online totalmente absorbente y estudiada para los cosechadores de logros. Un juego que a seis meses de su lanzamiento ya ha pasado al olvido con una esperanza de vida ínfima. Uno de esos juegos a los que rogamos que se le prestase atención y el gran público, una vez más, volvió a hacer caso omiso. En fin, ellos se lo pierden.
La desconfianza nos llevó a pensar en una secuela temprana e innecesaria con añadidos sin sentido, una simple expansión. Nada más lejos de la realidad, Assassin's Creed es una saga en constante evolución, y La Hermandad perfectamente podría ser considerada como una tercera entrega natural. Aún le queda mucho por recorrer, pero su primera incursión en el multijugador online es certera y prometedora, y una vez más nos vuelve a impresionar con su equilibrio entre ciencia-ficción y fidelidad histórica. Un sandbox de sigilo y acción con una carga cultural fuera de lo común y que repasa y corrige errores pasados a través de la evolución. Como debería hacer la propia historia.
Eurogamer Portugal tuvo uno de los titulares más ácidos y acertados en el pasado E3 tras la presentación oficial del nuevo periférico de Microsoft: Kinect mató Project Natal. En frío, hay que admitir que ni tanto ni tan calvo, aunque el gran grueso del software publicado es simplista y decepcionante, el periférico no ha incumplido ni una sola promesa de recepción y respuesta. Dance Central es la prueba física de que es un sistema con un potencial enorme y que puede crear una experiencia de juego más intensa que nunca hasta el momento: solo cinco minutos de bailar delante de la TV sirven para comprobar la captura de movimientos que ofrece Kinect, una de las experiencias de reacción correcta más gratificantes de la historia de este medio.
Otro éxito de Platinum Games. Y no otro éxito para quien quiera ver cifras de ventas, sino para aquellos a los que les gusta jugar. Definirlo en una frase es misión imposible, pero lanzar un RPG táctico de combates entre naves espaciales a piedra-papel-tijera, con estética anime y conseguir que tenga personalidad propia, sólo está a la altura de los mejores. Largo, denso, duro... Todo lo que se puede esperar de un viaje por el espacio con centenares de miembros en tu tripulación con sus correspondientes decenas de estadísticas y millares de posibilidades.
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