El lore de God of War

La historia de God of War adapta la mitología nórdica con distintos cambios, algunos más drásticos que otros. Además, presenta distintas civilizaciones, razas y seres cuya procedencia puede consultarse rápidamente en una sección del menú llamada ‘Saber’. Para no redundar en lo mismo, este texto se centra exclusivamente en el contexto central del juego, el trasfondo de sus personajes y el antes y después del viaje entre Atreus y Kratos. Obviamente hay spoilers.

Antes

Midgard es el nexo en el que convergen los nueve reinos del mundo, unidos por el gran árbol Yggdrasil. Es un lugar que ha vivido numerosas guerras en muchos de sus confines. Originariamente, los Jötnar, los Aesir, los Elfos, los Vanir, los Enanos y, por último, los mortales, vivían en paz y compartían su conocimiento hasta la llegada de Odín, el dios cuervo Aesir. El también llamado ‘Señor de los Colgados’ (nombre acuñado tras pasar nueve días muerto y colgado del Árbol del mundo, solo para adquirir conocimiento de la vida, la muerte y el destino) es el actual amo y señor de los reinos, tras hacerse con el poder a base de golpe y porrazo junto a su hijo Thor, el dios del trueno.

Odín estaba -y sigue estando- obsesionado por controlar el destino. Su empecinamiento lo llevó a coleccionar profecías y a ser muy receloso con los gigantes, los jötnar, los mayores profetas de los nueve reinos y quienes atesoran el conocimiento sobre la llegada del Ragnarök, el fin del mundo. Aunando fuerzas junto a los vanir, condujo a los jötnar a su práctica extinción, que aunque perdieron sí consiguieron evitar que Odín jamás llegase a Jötunheim, su casa y la fuente de conocimiento donde hubiese podido conocer el futuro. Se desconocen los detonantes exactos del conflicto pero sí sabemos que Tyr, hijo de Odín, gran viajero y aliado de los gigantes, fue engañado por su padre echando al traste un supuesto pacto entre bandos. El dios cuervo no contempla tener aliados poderosos, o lo es él o no lo es nadie.

Fracasada la paz y en retirada, jötnar ocultaron la entrada al reino y mantuvieron a Thamur, el último gigante, y también a Jörmungandr, la también llamada Serpiente del Mundo, como guardianes de su puerta. Por aquel entonces solamente Tyr podía acceder a Jötunheim y posiblemente por eso termina asesinado por Odín. Con respecto a la gran reptil, es también la guardiana del Lago de los nueve, el lugar que permite viajar entre mundos mediante Yggdrasil y el Bifrost, y su cuerpo se extiende por todas las aguas de Midgard. Se dice, incluso, que ya ha estado en el Ragnarök, ha luchado contra Thor y ha vuelto en el tiempo.

Posteriormente al conflicto, la diosa vanir Freya -y antigua reina de las Valquirias- contrae matrimonio con Odín para traer la paz a los reinos, pero la obsesión del dios cuervo por el poder sigue, destruye la alianza, ella acaba sin sus alas y termina confinada en Midgard. Ante el temor de la evidente locura progresiva de su esposo, Freya conjura un hechizo protector para su hijo Baldur librándole de todo dolor y, también, de cualquier sensación con tal de hacerlo invulnerable, inmortal. Esto hace que él le guarde un odio eterno. El único error que comete es el de no protegerlo contra el muérdago, el material con el que posteriormente se repara el arco de Atreus.

Volviendo a la guerra, sus consecuencias se expanden en todas direcciones, siendo el confinamiento de las valquirias uno de los hechos más importantes. Estas guerreras son las responsables de llevar a los muertos hasta el Valhalla, pero ante su ausencia -están corrompidas y encerradas por Odín- se propaga la plaga de los muertos. Como protección y ante la imposibilidad de controlar el fin del mundo, Odín, Thor y los suyos se resguardan en Asgard y sellan la entrada al reino, aunque el dios del trueno decide viajar una última vez a Midgard para acabar con Thamur el cantero, el gigante guardián, usando su martillo Mjolnir fabricado por los enanos Sindri y Brok. Sintiéndose culpables, los hermanos forjan el hacha de Leviatán y se la entregan a Fey, madre de Atreus y segunda esposa de Kratos, para que proteja Midgard.

Por causas todavía desconocidas muere, y su última voluntad es pedir a Kratos que se dirija junto a Atreus hasta el pico más alto de los nueve reinos -el templo de Jotunheim y no la cumbre de Midgard-, donde deberá esparcir sus cenizas. Incluso marca los troncos para su pira funeraria y, sin que ellos lo sepan, deshace el hechizo que los oculta del mundo. Es entonces cuando Odín los descubre y envía a Baldur, el dios que no puede sentir nada debido a la demencia de su padre y la sobreprotección de su madre, dando pie al combate que introduce el principio del juego.

Después

Terminada la aventura entre padre e hijo, hay actos que tendrán consecuencias. La muerte de Baldur en manos de Kratos hace que Freya jure venganza y, aunque Mimir (el hombre más sabio de Midgard y la cabeza que nos acompaña durante medio viaje) confía en que ella entrará en razón, todo nos lleva a pensar que querrá recuperar su espíritu guerrero, los poderes de valquiria hoy todavía custodiados por Odín. Del mismo modo, la muerte de su hijo ha cambiado la profecía y el Fimbulvetr llega 100 años antes de lo esperado. Se trata de un invierno largo -de tres veranos- que anticipa la llegada del Ragnarök, lo que a todas luces llamará la atención de Odín y Thor.

No hay que olvidar, además, que durante el trayecto a Jötunheim acabamos con Magni y Modi, los hijos del dios del trueno, y que Atreus predice la llegada de Thor a las puertas de su casa. Es algo más que probable ahora que sabemos que el hijo de Kratos y Fey es Loki, es medio jötnar y por tanto medio profeta. De hecho hay motivos para creer que la última voluntad de ‘Laufey la Justa’ era en realidad que Kratos y Atreus se diesen cuenta de todo esto, todo podría ser un plan trazado por la guerrera tras visualizar el destino.

Sabemos que Loki no termina llamándose así en honor a Atreus de Esparta, un antiguo amigo de Kratos que "sonreía siempre y nos hacía creer que, a pesar de ser máquinas de guerra, teníamos humanidad". Es evidente que el Fantasma de Esparta quiere que esas cualidades se reflejen en su hijo, pero está por ver si será capaz de contener la sed de sangre del hoy legítimo heredero de Jötunheim.

Además de esto hay que resaltar dos contextos secundarios de relativa importancia: enanos y elfos. De los primeros hemos conseguido la reconciliación de Brok y Sindri y, también, visitado Veithurgard y Konùnsgard, dos fortalezas erigidas por el rey Motsògnir custodiadas por dragones. El rey enano era hijo de Ivaldi, un herrero que enfadó a los dioses, y por su culpa tuvo visiones que le llevaron a cometer actos atroces con su pueblo. Es posible que tras la liberación de los dragones se desencadene algo, como también es posible que tengamos noticias de Alfheim, la tierra de los elfos. A pesar de que parecía lo contrario, antes de abandonar ese reino descubrimos que los Elfos oscuros se estaban defendiendo y que, por nuestra culpa, vuelve la luz. Se sabe que es un conflicto cíclico, pero haber condicionado su último resultado posiblemente tenga consecuencias.

Solo dos de los nueve reinos no se visitan en God of War: Svartalfheim y Asgard. Con toda seguridad, en las próximas aventuras los terminaremos viendo, lo que nos llevará a la tierra de los enanos y al equivalente al Olimpo en este contexto, el hogar de Thor, Odín y quién sabe si de Hela. Al terminar el viaje, Kratos y Atreus son la mayor amenaza del dios cuervo en mucho tiempo, y además cuentan con el ansiado acceso al reino de los gigantes. Queda mucho por ver, y seguramente volvamos a visitar al pájaro de Helheim con el que Kratos tiene la primera visión de Zeus. Se le conoce como Hraesvelgr y supuestamente es un jötnar, por lo que será una fuente de información importante. Además, es bien sabido que al espartano le gusta ir volviendo al infierno de vez en cuando, pero eso ya lo trataremos en una secuela que, muy seguramente, terminará llegando.