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Nintendo Labo, lo bueno y lo malo de la última locura de Nintendo

Un Art Attack no-tan-fugaz
Miercoles 02 de Mayo de 2018 por Rafa del Río

Nintendo Labo ya lleva casi una semana entre nosotros, y mientras algunos enarbolan los memes de los cartones, ya sin sentido y pasados de moda, otros siguen correteando excitados por los pasillos con lo último de los de Kioto para Nintendo Switch a cuestas. La pregunta es obvia para cualquiera que quiera gastar bien su dinero: ¿Es Nintendo Labo un producto igualmente bueno para todos los públicos? ¿Cómo son los videojuegos que incluye? y lo más importante ¿Es una inversión a futuro?

 

Desde aquí, tras hablar un poco por encima de varias de sus bondades y a la espera de algunos textos que saldrán esta semana, precisamente sobre sus experiencias jugables y las diferencias entre ambos kits -el Kit Variado 001 y el Kit Variado 002- vamos a responder estas preguntas. Vamos a ponernos serios y a tratar de dar una respuesta sincera, honesta y veraz a todas las preguntas, dudas e incógnitas que hay alrededor de Nintendo Labo en sus dos versiones. Para ello, nada mejor que ir por partes siguiendo el guión de preguntas que hemos colocado en el párrafo de introducción. Antes, muy cortito, un repaso al producto: 

 

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¿Qué es Nintendo Labo?

Estos días os he machacado con Nintendo Labo, lo que es y por qué considero que es un indispensable en las casas en las que hay niños. Para no estar repitiéndonos demasiado, baste decir que Nintendo Labo es un nuevo producto de Nintendo para Nintendo Switch que incluye, por un lado, un cartucho con instrucciones de montaje, pistas y juegos. Y por otro, varias planchas de cartón, cuerdas, gomas, pegatinas y corchetes con la que construir los juguetes o periféricos. Los packs vienen en dos kits. El primero, el Kit Variado 001, incluye una caña de pescar con su acuario, un piano con estudio de grabación, el manillar de una moto con una mini-moto y una pistola escáner con las que construir los circuitos, una divertida Casa con una mascota y varios minijuegos, y el Antenauta, una especia de criatura móvil por control remoto capaz de ver en la oscuridad con la cámara infrarrojos del Joy-Con derecho. 

 

El segundo kit, el Kit Robot 002 incluye igualmente un cartucho con instrucciones, pistas y juegos junto a varias planchas de cartón, cuerdas, cinchas resistentes y corchetes con los que construir un visor, una completísima mochila, varios juegos de poleas y contrapesos y las sujecciones de manos y pies con las que moveremos al robot pudiendo volar, correr, pegar, pisotear, hacernos gigantes e incluso convertirnos en coche con cañones lásers. 

 

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¿Es Nintendo Labo un producto igualmente bueno para todos los públicos?

Llega la pregunta trampa, la de los arquetipos y los clichés. La pregunta que tiene una respuesta obvia, la misma que cualquier otro videojuego que se precie: No. Nintendo Labo no es igual de bueno para todo tipo de públicos, e incluso me atrevería a desaconsejar su compra a aquellos que disfruten de juegos muy específicos y piensen que todo esto de los cartones es una tontería. Si bien, eso sí, os aconsejaría que le echárais un vistazo a la experiencia completa si tenéis la posibilidad antes de decidir. 

 

Nintendo Labo es justamente eso: una experiencia completa. No es los cartones ni los juegos por separado, y tienen tanta importancia en su disfrute tanto el proceso de creación como el de personalización, el de ajuste y el de juego, con la promesa de otros dos procesos, el de reparación y refuerzo, que ya irán llegando cuando los cartones empiecen a acusar el paso del tiempo. 

 

Hay que entender por tanto Nintendo Labo como una actividad de construcción con la que disfrutar gracias a sus sencillas y divertidas explicaciones, a ser posible en familia y con los peques colaborando en el proyecto. En esta fase tienes muchos puntos positivos que compartir con tus hijos, desde el placer del trabajo hecho a mano a la satisfacción de construir tus propias cosas, las bondades del reciclaje, y unas lecciones de física elemental y pretecnología que no van a recibir en el colegio. Tras la construcción, viene el momento de hablar con el equipo de Nintendo Labo y recibir pistas de rendimiento, personalización y nuevos elementos a construir, lo que nos lleva a estar otro buen rato pasándolo bien con el producto.

 

8802toy con piano

 

¿Cómo son los videojuegos que incluye?

Finalmente viene el momento de jugar, de poner en marcha lo que hemos construido, y aquí quizá surjan los primeros problemas con unos productos que funcionan a la perfección pero no para todos los públicos. Mi hija, por ejemplo, flipa con la casa pero se aburre con la caña, con la moto da dos vueltas y se cansa el brazo, y el Antenauta fue divertido el primer día. Más jugo le saca al piano y al robot, aunque no tanto como el que le saco yo, y al final la cosa se queda en juegos y aplicaciones, experiencias divertidas con un alto factor arcade que, sin embargo, podía haber sido mucho mejor

 

Así, la Casa nos ofrece la posibilidad de interactuar con su gracioso inquilino mediante el uso de los diversos conectores que, una vez enchufados, cumplen diversas funciones dando como resultado un buen número de minijuegos y curiosidades. La Caña nos invita a pescar en varios sitios y crear nuestro propio acuario con las capturas. El Antenauta es genial si tienes otro antenauta a mano con el que organizar peleas de robots o carreras, pero por sí solo apenas sirve para entretenerte buscando muñecos a oscuras debajo de la cama. El Piano está muy bien con su estudio de grabación, un teclado con varios sonidos divertidos y la posibilidad de hacer nuestros primeros pinitos en música. Para mí brilla especialmente la Moto, que consigue sentirse como una máquina arcade de las de principios de milenio con la posibilidad de alternar primera o tercera persona, competir en circuitos propios o ajenos y crear nuestras pistas de barro con la herramienta escáner y el trazado del circuito con la mini-moto.  

 

Por otro lado tenemos el Kit Robot 002, que nos invita a convertirnos en la destructiva amenaza de turno y destruir una ciudad, sus vehículos y los extraños ovnis que pululan por ella. Todo esto lo haremos usando nuestros propios puños y a base de pistones, saltos, caidas desde el cielo o disparando en forma de coche. Aquí brilla especialmente el control de movimiento del cuerpo, que es una gozada y hace que pasemos de estar pegando a volar a toda velocidad sobre la ciudad o convertirnos en coche y circular quemando ruedas y disparando. Todo a base de movernos de una forma muy intuitiva e inclinarnos hacia adelante, atrás y a los lados. Lamentablemente el catálogo de ofertas lúdicas se queda corto con un sistema de duelos que es, quizá, lo mejor del juego junto a una ciudad que se nos hace muy pequeña y un taller en el que podemos personalizar nuestro mecha. 

 

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¿Es una inversión a futuro?

Si hace dos semanas hubiera escrito esta pregunta, lo habría hecho pensando en la calidad del cartón y su durabilidad. Ahora, con mis Labo construidos y tras horas de darles tralla, la calidad del cartón es lo que menos me preocupa frente a la duración de unos juegos que poco a poco han empezado a cansar a mi hija. El Piano está bien y es un reto constante, si bien deja de sorprender en poco tiempo y se convierte en una herramienta que ya depende de ti el darle uso o no. La caña es una excusa para llenar el acuario, y tiene en su límite y el de capturas su duración, más de la que puede tener el Antenauta en solitario o incluso la Casa para los que ya hayan exprimido todos sus secretos en unas cuantas tardes y las partidas pasen de durar horas a unos simples minutos para echarle un ojo al bicho. 

 

Al final las dos experiencias más duraderas, más allá de lo que puedan durar los cartones, son el Robot y la Moto, si bien la escasez de contenidos de ambos, por mucho que puedas construir y crear, tienen toda la pinta de terminar condenando los productos al armario del cuarto de las visitas a la espera de tardes de 'papá ¡y si sacamos el Robot!', cumpleaños y días de lluvia. Ojo, no quiero decir con esto que Nintendo Labo sea una mala compra ni mucho menos. En un momento en el que un juego triple A puede durarte 10-15 horas sin rejugabilidad, Nintendo Labo promete sus buenas semanas de entretenimiento y ratos en familia entre montaje, pistas, partidas y personalización. No obstante, esa es la clave de todo: con niños, es una experiencia maravillosa y un must have en toda regla gracias a toda la experiencia que incluye. En solitario, es posible que su público sea más escaso. 

 

¡Nos leemos!


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