Tras el buen sabor de boca que nos dejó nuestro primer contacto con
Conviction, tocaba
la prueba de fuego, que el renacimiento de la franquicia Splinter Cell pudiese competir cara a cara con el techo alcanzado en su mecánica original tras Chaos Theory.
En Mundogamers.com siempre hemos defendido la renovación y romper con las ataduras y sinergías que se crean entre el usuario y la compañía:
existe una difusa y peligrosa tendencia de creer que el usuario siempre reclama una revisión de lo que ya disfruto, error que merma la creatividad de los desarrolladores y ofusca a las empresas, ávidas de engordar sus cuentas,
de ahogar hasta la extenuación franquicias consolidadas.
Esto no exime que el camino elegido, el guiar al jugador y enfocar la acción desde un punto de vista, casi forzadamente cinematográfico,
no sea otro de las espinas clavadas en la redacción. Por suerte,
Conviction conjuga un guión sólido, una trama política de fondo interesante pero que motiva al jugador con una misión básica y comprensible: recuperar a nuestra hija, enésima reinterpretación de rescatar a la princesa.
Los nuevos entornos diurnos, así como la ausencia de tapujos relacionados con nuestro avatar (nada de noquear, Sam Fisher ahora sí puede considerarse un ejecutor de sangre fría)
consiguen un juego mucho más fluido, rápido y permisivo. Esta mecánica ofrece ayudas a los jugadores irreales como sombras que indican nuestra última posición descubierta o la capacidad de eliminar a dos enemigos de forma perfecta tras el ataque ?apuntar y destruir?, formalidades permitidas tras el giro de 180º que la franquicia tomó tras la inspiración no-oficial en los héroes del espionaje moderno.
La historia, narrada en falso flashback, pasa a una velocidad vertiginosa por los ojos del jugador, con interesantes giros de guión y sorpresas inesperadas. Todo fluye y encaja en Conviction: la justificación del multijugador cooperativo, su implementación, el sistema de coberturas, la espectacular BSO, todo es un imparable non-stop de situaciones de tensión máxima, frenéticos tiroteos, brutales interrogatorios, todo, si no descubres el pastel demasiado rápido.
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