Sega nos invitó recientemente a un evento para conmemorar el lanzamiento de Mario y Sonic en los juegos olímpicos de invierno en el que la compañía, aparte de la evidente promoción del juego, puso a disposición por primera vez al gran público la versión final de su nuevo título.
En esta presentación pude quitarme una espina personal, ¿de verdad las nuevas generaciones abren sus brazos a los manidos (y ochenteros) Mario y Sonic? ¿siguen teniendo las mascotas de Sega y Sonic la fuerza de antaño o somos los nostálgicos jugadores que hemos crecido con estos personajes los que los mantenemos? Por suerte para las nueva generaciones,
tanto el erizo como el fontanero siguen siendo todo un referente.
Este segundo
crossover entre los emblemas de Sega y Nintendo representa tres cosas: primero, que la relación entre ambas compañías sigue siendo fructífera y cordial, segundo, que las espectaculares ventas de Beijing 2008 han funcionado como pocos juegos de Sega durante la década y tercero, que el público ansiaba un nuevo enfrentamiento entre ambos personajes.
Aunque el marco sea menos atrayente que unas olimpiadas ?corrientes?, los deportes de invierno permiten nuevas posibilidades, como
competiciones de sky, rarezas como el curling o, cómo no, el uso de la balance board (sí sí, ese cacharro que tienes cogiendo polvo debajo del sofá) para ?emular? a las duras y las maduras lo que significa bajar una ladera helada en una tabla de snow (si fuésemos un erizo metálico, un zorro de 2 colas o un gorila con corbata).
El primer Mario & Sonic precisamente prescindía demasiado de la fantasía y se centraba en intentar simular cada deporte de una forma más o menos precisa, pero desde luego sin la pirotecnia y el jolgorio con el que se debería representar el mundo de cada uno de estos personajes.
Esta versión se sigue limitando a imitar cada deporte pero sí que parece tener mayor flexibilidad a la hora de mostrar efectos e incluso regalar a los jugadores momentos de juego livianos ya que, de cualquier modo, se trata de un juego infantil y de espíritu social.
El gran punto fuerte de Sega y ciertamente, inesperado, reside en los cuidados modos de juego y opciones que disponen los jugadores: múltiples formas de control, varias modalidades (
aventura, juego sencillo, por equipos, en solitario), incluso versiones que pretenden emular otras fórmulas de éxito de Super Mario, como la franquicia Party, a base de puntuar positivamente el ganar en diferentes pruebas de forma consecutiva (e incorporando un mini-juego de precisión con globos) o un mini Mario Kart, también más discreto. No dejan de ser meros extras y aproximaciones (como la tienda para los Miis o el museo sonoro)
pero se agradece un mayor trabajo en el juego, sin ocultar tampoco que se trata de un puñado de mini-juegos carentes de pretensiones.
Técnicamente la producción es impecable, doblado al castellano, con CGI de calibre aunque la saturación de blancos (evidente) y los dientes de sierra desmerecen de la pulcritud que debería completar un juego de ambos personajes.
Desenfadado, completo y realistas con sus objetivos, esta edición de Mario & Sonic consigue el cénit que Sega puede ofrecer con esta propuesta de juego, en la que su control se ve sometido, obligatoriamente, a una simpleza de diseño absoluta para permitirle el control absoluto al jugador en menos de un minuto. Se sacrifica todo atisbo de profundidad sí, pero su público (esos niños a los que se les caían las lágrimas al ver a un Mario o a Sonic reales...) no la echará en falta. Disparo al centro de la diana.
NOTA FINAL: 8
<< Anterior
Siguiente >>