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Analisis Assassin's Creed: La Hermandad PS1

Jueves 18 de Noviembre de 2010 por Víctor Junquera
Hace exactamente un año que Assassin's Creed II maravillaba tanto a fans como a detractores de la primera entrega. Un juego con una variedad suficiente como para no llegar a aburrir nunca durante una larga campaña, lleno de cultura, y con multitud de misiones que llevar a cabo. Pero al final, tras las aproximadamente 30 horas que llevaba conseguir el 100% absoluto, ya no quedaba nada más. Se perdía el factor sorpresa, la variedad ya no era tal, y salvo por contadas ocasiones, nuestros encargos no se trataban más que de matar y volver a matar, algo en lo que incluso la repetitiva primera parte no caía, ofreciendo más misiones de robo, vigilancia y persecución.

No vamos a mentir, el anuncio de La Hermandad fue agridulce. ACII nos dejaba con las satisfacción exacta de haber cumplido como Ezio, y con las ganas justas de continuar a una tercera entrega, bien con un nuevo asesino, o bien con el protagonista principal, Desmond Miles, pero dado el carisma del asesino florentino, Ubisoft decidió mostrarnos que su historia continuaría. ¿Assassin's 2,5? ¿Multijugador en un título en el que siempre actuamos en solitario? Dudas, muchas dudas, y miedo por pensar que por sobreexplotar una saga podrían tirar por la borda la buena impresión que nos dejó Ezio.

Pero nada más lejos de la realidad, Ubisoft ha dado un nuevo paso firme y seguro hacia el futuro de la saga, mejorando cada vez más, desechando poco a poco elementos que no nos servirán, ofreciéndonos en su justa medida un avance del futuro, y consiguiendo que La Hermandad no de la impresión de ser una simple expansión, sino que el desarrollo de ambas tramas (Siglo XVI y año 2012) y la evolución que muestra jugablemente, hacen pensar totalmente que podríamos estar jugando a una tercera entrega con todas las de la ley que no se merece la etiqueta de spin-off.

Volviendo a hacer uso de la historia real y de esos vacíos por muertes desconocidas, entra de nuevo en juego el gremio de los asesinos contra la conspiración templaria. El hilo argumental principal perdura: para evitar una catástrofe en el año 2012, supuesto fin del mundo, e inclinar la balanza a favor de los asesinos, Desmond Miles utiliza una máquina para recrear las vivencias de sus antepasados asesinos y así adiestrarse y descubrir la localización de los Frutos del Edén. Volvemos al Renacimiento, y empezamos en el punto exacto en el que lo dejamos en Assassin's Creed II. Es un dato importante, ya que para comprender todo lo que ocurre en la nueva campaña, es bastante necesario, por no decir imprescindible, conocer los hechos de la segunda parte, especialmente el final, pero no únicamente.

Es hora de sembrar lo recogido, y toda esa gente a la que ayudamos en la segunda entrega, volverá en La Hermandad para devolvernos el favor, y harán las veces de aliados e informadores que nos ayudarán a llevar a cabo la misión. Porque en el fondo, esto es un sandbox con una mecánica de misiones muy similar a la que podría tener un Grand Theft Auto, pero claro, en la Italia renacentista. Iremos al punto A para iniciar la misión, y de ahí partiremos a B para realizar nuestro cometido, claro que esta vez no sólo tendremos que explorar y asesinar. La influencia de los Borgia es fuerte en Roma, y como en Mass Effect 2, donde tenemos que reclutar a una tripulación de hermanos antes de lanzarnos a la misión suicida, aquí tendremos que conseguir adeptos a La Hermandad y diezmar los recuros y las fuerzas de los Borgia en Roma antes del ataque definitivo.

La campaña principal, es decir, las misiones que hacen avanzar la historia central, puede completarse en aproximadamente 10 horas, y da una impresión de ser más corta que la de su predecesor. Y no es sólo una impresión, es que realmente es así. Pero en esta ocasión, la abrumadora cantidad de misiones secundarias a realizar es tal que se puede triplicar la vida del modo para un jugador, y no con repetitivas misiones de asesinato. Tendremos flashbacks de Ezio (flashback dentro de flashback... sí, casi como en la película Orígen), misiones de infiltración, persecuciones, plataformas, ajustes de cuentas, aventuras por tierra, mar y aire,... Todo esto, además de las típicas recolecciones de estandartes y plumas desperdigados por la amplísima Roma, atalayas que escalar, sumando torres Borgia que destruir, objetos y obras de arte que comprar, archivos del Sujeto 16 que descodificar, edificios que restaurar, e incluso famosos acueductos y monumentos, a lo que añadir una innumerable serie de retos que ofrecen los distintos gremios ayudantes de los asesinos, los ladrones, las cortesanas y los luchadores. Apuestas en combates, robos, y una de las nuevas opciones más interesantes que da sentido al modo multijugador: los contratos de asesino.

Llegado un momento en el juego, podremos reclutar a ciudadanos cansados de la opresión de los Borgia para convertirlos en aprendices de asesino que vendrán en nuestra ayuda con sólo pulsar un botón, bien para hacer un asesinato sigiloso o para hacer número en un combate multitudinario. Y nos vendrán bien, porque la IA es ahora mucho más agresiva. El caso es que cada vez que invoquemos a los asesinos, éstos ganarán experiencia, e irán subiendo de nivel, con lo que podremos darles una mejor equipación, pero no se queda todo aquí. A este gremio de asesinos le llegan contratos desde toda Europa y parte de Asia. Éstos se gestionan desde un sencillo menú, en el que decidimos a qué asesinos enviar a cumplir la misión, a cambio de experiencia para ellos y recompensa para nosotros, y las misiones, calificadas de una a cinco estrellas de dificultad, se resolverán por un sencillo sistema de porcentajes de éxito determinado por el nivel de los asesinos enviados, y durante el tiempo que estén fuera (especificado en cada misión), no podremos invocarlos, con lo que habrá que tener bien en cuenta a quién enviamos y a quién dejamos para que nos ayude.

Estos contratos de asesino nos llevan directamente a una de las principales novedades de la saga, el modo multijugador, que lejos de ser discordante como pensábamos de primeras, casa a la perfección con la idea de hermandad de la nueva entrega. En solitario o por equipos, se nos encargará eliminar a un rival con un aspecto concreto, claro que con el mismo aspecto puede haber muchos personajes en pantalla, ya que se trata de nobles, guerreros, médicos, cortesanas, etc, totalmente genéricos. Habrá que estar atentos, y no sólo eso, sino que nosotros también somos objetivo de otros asesinos ocultos. La idea es atractiva. Quizá no tan directa para mantener a la gente en vilo como si de un Call of Duty o un Halo se tratase, pero dado el éxito de la saga y el buen planteamiento del juego y, sobre todo, del sistema de experiencia y recompensas, puede llegar a conseguir un buen grueso de gente asídua hasta el lanzamiento de la próxima entrega. Porque al fin y al cabo, tan importante es la calidad de un multijugador como que haya gente dispuesta a jugar.

Claro que empezar puede resultar poco interesante, ya que, como nuestros aprendices en la campaña, empezamos con las manos vacías y nuestra pericia como única habilidad disponible, y no nos engañemos, a todo el mundo le gusta jugar en modo Dios. Pero a medida que vayamos sumando contratos cumplidos, tendremos a nuestra disposición nuevas habilidades, armas, y formas de deshacernos de nuestros enemigos y perseguidores, como camuflajes, bombas de humo,... Porque no nos engañemos, a todo el mundo le gusta desbloquear recompensas.

No es sólo el Assassin's Creed que más posibilidades ofrece, llenándonos de iconos a los que acudir un mapa inmenso de Roma, sino que es el más rejugable. Consiguiendo un equilibrio perfecto entre las dos entregas anteriores, aquí podremos salir siempre que queramos al mundo real, aunque no es estrictamente necesario, y además de alargar la vida del juego con el multijugador y misiones especiales y retos para un jugador, tenemos la posibilidad de repetir a voluntad cualquier misión, para completarla con objetivos adicionales que dan un plus de exigencia, tales como no ser detectado, no matar a nadie, un tiempo límite o una racha de muertes.

Aunque esta entrega incide muchísimo menos en la historia y cultura de la época, ya que son menos los personajes que aparecen (siendo la familia Borgia la total protagonista), y que, realmente se ha perdido el factor sorpresa de las influencias del pasado en el mundo real, controlar a Desmond como asesino o deslumbrarnos con la variedad y la belleza de las localizaciones que puede ofrecernos la Italia del Renacimiento,es impagable la sensación de pasear por una Roma recreada piedra por piedra, y creerse a pies juntillas que todo esto que podemos ver, realmente existió. Otro gran trabajo de Ubisoft, y otra vez que nos quedamos con ganas de más.

NOTA FINAL: 8,5
9

/ 10


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