SEGA sabe cómo convencernos más que nadie en cuanto al mercado arcade se refiere, y los afortunados que hemos podido subirnos a la Lindbergh de After Burner Climax lo atestiguamos. Un mueble resultón lleno de luces y un diseño vanguardista, aunque con un toque retro en homenaje a la original que data de hace más de 20 años.
Y cielos azules en pantalla. A los que nos hemos sentado en esa cabina móvil y hemos echado monedas sin parar, la versión para consola nos sabe a poco, pero el canje es justo.
A cambio de un joystick de simulador y un asiento que se mueve con cada giro que damos con el avión, tenemos, por menos de 10 euros, créditos infinitos y la configuración más absoluta que se ha podido hacer nunca de un juego, oficialmente hablando.
Tenemos que partir de una idea clara.
El modo Arcade es un paseo. El desafío real es el modo de puntuación, que, a pesar de contar con vidas ilimitadas, tiene unas directrices fijas establecidas. En el modo Arcade de After Burner Climax, SEGA ha implementado una opción con la que,
cada partida que juegas, puede ser más fácil que la anterior. Es gratificante y satisfactorio como pocas cosas, pero a la hora de la verdad, acaba en las antípodas de lo que representa un reto, y por supuesto, no es más fácil porque uno juegue mejor o se aprenda las mecánicas enemigas, que es donde radica la gracia de todo arcade.
La primera partida con la configuración por defecto, probablemente no la termines. La limitación de 3 continuaciones se agotará antes de que el novato sepa de dónde le llueven los misiles en la cuarta sección. Pero, vaya, una nueva opción desbloqueada. ¿5 continuaciones? Vamos a activarla. Con esto y un poco de pericia, será posible acercarse a la última bifurcación, y para entonces, ya habremos derribado a una cantidad considerable de enemigos y activado el Climax varias veces.
¿Nuevas recompensas? A ver de qué se trata. Recuperación rápida de Climax y una ametralladora más potente... Con esto lo completamos, seguro. Y así, partida tras partida en el modo Arcade, desbloqueamos
un objetivo más amplio, misiles ilimitados o que se disparan automáticamente, Climax ilimitado, continuaciones ilimitadas, vidas ilimitadas, que los enemigos no nos hagan daño... Hasta que llega el punto ridículo como videojuego en el que no nos hace falta ni pulsar un botón para barrer a todos los enemigos de la pantalla casi antes de que aparezcan. Pero es una forma curiosa de conocer el juego completo.
El desafío de verdad está en el modo de puntuación, al que no se le puede poner ninguno de los beneficios obtenidos en Arcade, y los objetivos enfermizos que propone como no fallar ni un misil durante toda una partida serán los que pongan a prueba nuestros nervios de acero. Si el reto está ahí será porque alguien puede conseguirlo. ¿Por qué no yo?
After Burner Climax es como los cielos que recorren sus aviones, no tiene límite. Respira el mismo aire de libertad que
OutRun Online Arcade, y esto trae consigo que sepan mantener a la perfección la esencia retro de los originales a la vez que consiguen cautivar a la vista con idilios en alta definición.
NOTA FINAL: 8.5
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