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Analisis Rayman 3D 3DS

Domingo 03 de Abril de 2011 por Víctor Junquera
Rayman no puede perderse el lanzamiento de una consola, y aunque sea a base de remakes, está bien que de vez en cuando volvamos a ver al clásico personaje sin extremidades que en los últimos años se ha dejado absorber por los Rabbids. Y esta vez, vuelve a ser Rayman 2 el escogido para estrenar una portátil de Nintendo.

Quien no haya jugado a The Great Escape, no habrá sido por falta de oportunidades, y este Rayman tridimensional es una de las mejores opciones para rescatar un género casi perdido, al ser uno de los que destacaba en esa época de plataformas 3D clónicos que se movían en una esfera inferior a la de Mario 64 y Banjo-Kazooie.

Y es que el Rayman 2: The Great Escape original de Nintendo 64 y PC de 1999, fue rescatado para estrenar Nintendo DS en 2005, pero mucho antes que eso, en el año 2000, Dreamcast contó con una edición mejorada, y esa es la que nos llega nada menos que 11 años más tarde para el lanzamiento de Nintendo 3DS, con exactamente las mismas características, pero con el añadido de uno de los efectos de 3D estereoscópico más acentuados de entre los quince títulos actuales del catálogo.

Y sea en la plataforma que sea, Rayman es uno de esos juegos que inevitablemente entretienen. No es un vendeconsolas, no innova, pero empiezas a jugar y nada desentona, incluso puedes llevarte una sorpresa con buenos detalles, con niveles bien diseñados o con zonas agradables de recorrer a saltos. No es Super Mario Galaxy ni lo pretende, ni en su día pretendía equipararse a Super Mario 64, pero dentro de ese estilo simple tan utilizado por muchas franquicias, Rayman es, sin duda, de los mejores.

Este Rayman 3D tiene pequeños detalles en su contra, inconvenientes con los que ya contaron todas las anteriores versiones, como la poca movilidad de la cámara y lo poco útil que resulta en ocasiones cuando se sitúa tras paredes y no nos deja ver la acción, o un apartado sonoro que destaca por ser excesivamente soso y falto de vida, nada acorde con los escenarios que recorremos.

Que en seis horas puedas haberlo completado al 100% no es algo tan negativo como parece, contando con que es un juego hecho con una mentalidad distinta a la actual. No hace falta perderse en una campaña sobrecogedora o que tenga centenares de extras para desbloquear a lo largo de cincuenta fases. Como en el original, son 18 los mundos que visitaremos, con zonas suficientes para explorar que incluso nos obliguen a rejugarlas para conseguir todos los Lums.

Pero la magia de finales de los 90 se ve en ese control con el que con dos botones frontales y uno superior era suficiente para una buena variedad de acciones, con una proporción equilibrada de combates, plataformas y exploración. Sin ser un paseo relajado, tiene las complicaciones suficientes como para que nunca nos quedemos atascados, pero que no todo sea coser y cantar, con plataformas ajustadas y momentos en los que tengamos que mirar bien a nuestro alrededor para seguir avanzando, claro que los constantes checkpoints y la ausencia de contador de vidas le restan gracia a determinadas zonas que se convierten en plataformas de ensayo y error.

Pero todo es un placer de recorrer con uno de los pocos efectos 3D vistos en el catálogo actual que van más allá de un juego de capas de profundidad, y elementos en pantalla como partículas flotantes en el aire, mariposas, detalles o brillos dan la impresión de estar más fuera que dentro. Como título de lanzamiento, es uno de los mejores ejemplos para comprobar el estereoscópico en diferentes situaciones.

Aunque la versión de Dreamcast contaba con unos minijuegos que aquí, misteriosamente han desaparecido, aquí perfectamente podrían haber incluido alguno que diese algo de juego para la pantalla táctil, pero como extras que hubiesen pasado desapercibidos, mejor centrarnos en disfrutar del juego en sí, que se deja jugar tan bien ahora como hace once o doce años. Rayman sigue siendo joven.

NOTA FINAL: 7,5
7

/ 10


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