Nintendo siempre utiliza los lanzamientos de sus plataformas como demostración técnica, como carta de presentación de un concepto que desarrollará y perfeccionará durante años: el control de un personaje en un entorno tridimensional en Nintendo 64, las posibilidades táctiles en NDS y la captura de nuestros movimientos en Wii.
Bajo esta premisa, Pilotwings es el verdadero benchmark de 3DS, el juego que demuestra y marca el camino a seguir, de cómo usar la golosa estereoscopía.
Sobrevolar una isla, jugar con la perspectiva, emular la profundidad del ojo ante la realidad o utilizar los objetos diversos y las partículas como cebo visual son algunos de los señuelos con los que
Nintendo ha jugado para impresionar tu ojo y alterar la perspectiva original.
El control y la física de cada vehículo resulta delicioso e intuitivo (con variaciones y curiosas caras B, como jets o trajes ardilla, pero que se puede agrupar en avioneta, jetpack y ala delta), una simplificación suicida para dejar el peso del juego en la superación de las diversas pruebas mediante el perfeccionamiento (ya sea en velocidad, calidad del trazado, aterrizaje o puntería) y exigir al jugador disfrutar de la experiencia y el 3D por delante del intrínseco reto de la saga. Extraña, en un primer contacto, descubrir que no se han utilizado los controles giroscópicos, pero es evidente que entorpecer el visionado del juego anularía su carta principal.
La Wiisportización de la franquicia sí que perjudica al universo Pilotwings. Aunque la serie aún no tenga una personalidad muy definida (por, entre otros motivos, navegar siempre a favor de las tecnologías y embrutecerse con los aún peores modo 7 y primeros juegos poligonales), las posibilidades que la isla Fiji ofrece son muy escasas y los Miis siguen siendo una opción interesante como alternativa, pero nunca deberían apoderarse de la iconografía del propio juego en el que se ofertan. Menos, en un universo como el de Pilotwings, aún por redescubrir (miedo da imaginar, el futuro de Wave Race o 1080º...).
Pilotwings tampoco es una mera demo. Va un poco más allá y cuando empiezas a conseguir nuevos vehículos como el caza, e intentas realizar cada prueba de forma perfecta, por mera superación, el juego 'despega'. Aterriza, eso sí, demasiado pronto, y en menos de 6 horas podrás tener sin problemas el 100% siendo un poco diestro.
La cara B de Pilotwings Resort podría tener más miga, pero se vuelve a dar de bruces con las limitaciones del paraíso de los claustrofóbicos; la dichosa isla Fiji. Los modos de vuelo libre y conseguir las medallas son un aliciente, pero no suficiente y la práctica ausencia de modos online o utilización más profunda del SpotPass transforman el lanzamiento en un título ligado a las circunstancias.
Los peros de Pilotwings Resort son tan sustanciales como sus virtudes. Rara vez esto tendrá relevancia en una crítica de Mundogamers, pero de haberse incluido como software en pack junto a Nintendo 3DS, hubiese tenido una recepción general más amigable. Una gran demostración de la tecnología estereoscópica, una carta de presentación perfecta con el iniciado en los videojuegos en Wii, pero demasiado fugaz, abocada al olvido una vez que Nintendo 3DS se desprenda de los dientes de leche.
NOTA FINAL: 7
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