Los mejores juegos del año, según Víctor Junquera

Aunque no hemos terminado con una sensación de plenitud como la que podíamos tener otros años tras ver que todo salía a pedir de boca para que todo tipo de públicos hubiesen tenido una buena lista de grandes experiencias a sumar a la lista, este año ha tenido muy, muy buenos juegos, y eso es algo a reseñar, aunque al final acabasen destacando las tragedias y los errores por encima de todos los aciertos. Hace falta un esfuerzo enorme, una cantidad de tiempo desmesurada y mucho dinero para estar al día de todo, así que por esto y por mucho más, decidimos que cada uno de nosotros en Mundogamers tendría su propio top, como ya hicimos el año pasado con lo mejor de la generación.

 

Las listas de Mou, Toni, Dayo, Bruno, Rafa, Diego y la mía propia, a continuación, son todas bien diferentes pero igualmente válidas dentro de lo que cada uno considera que es lo que hay que valorar en un videojuego, y en este caso no premio sólo una historia, un apartado gráfico o un modelo a seguir, sino sencillamente, los videojuegos de este 2014 (sin remakes, ports o versiones remasterizadas) con los que más me he divertido. Estos diez son:

 

 

Puede que al final haya acabado pensando que es todo lo mismo de siempre, culpa también de que desde Respawn nos vendiesen eso de la campaña integrada en el multijugador que al final se quedó en agua de borrajas, pero la primera impresión de Titanfall aún no se me ha pasado. Es un shooter divertidísimo, dinámico como no hay otro, accesible y tremendamente espectacular. Encadenar wall-jumps mientras disparas preparándote para cambiar por completo la dinámica en cuanto llegues a la cabina de tu Titán es algo que sigue siendo impresionante, y el hecho de que ahora se diga que FPS como Call of Duty y Halo se han 'titanfallizado' dice mucho de este Titanfall, que sin duda es un antes y un después en el género.

 

 

Es curioso cómo un juego intergeneracional con unas mecánicas más que sobadas y basado en una licencia exprimida hasta la extenuación ha conseguido dejar sabor a algo nuevo. El Sistema Némesis no es lo único que ha hecho de Sombras de Mordor un juego especial. No te acordarás de sus personajes, entre el enano random, la tía que tiene un problema como el de Las Dos Torres, Gollum como medio de fanservice o Troy Baker en su quincuagésimo papel en este año, pero te acordarás de querer explorar todo el mapa en sidequests muy bien medidas, y de esa sensación de tener el contenido justo y completo sin llegar a las 'cifras por cifras' de la que abusan tantos sandbox.

 

 

Si, un juego de móviles (y muy recientemente de Xbox One) me ha encandilado a unos niveles absurdos. Es un puzle sencillo pero muy puñetero, y muy muy cute. Une números por parejas, anticípate a lo que está por venir y sobrevive lo máximo posible hasta quedarte sin movimientos posibles y se haga el recuento de puntuación. Y vuelve a empezar. Y vuelve a empezar. Y vuelve a empezar... En los buenos tiempos en que se hacían todo tipo de cosas para Nintendo DS este puzle habría costado 40€, pero la realidad es que cuesta menos de dos euros y no hay un complemento mejor para todo móvil/tablet. Números majos, estética digna de Pinterest, un temazo por banda sonora y un puzle que atrapa entre múltiplos de tres.

 

 

El valor de Machine Games y Bethesda de lanzar algo como Wolfenstein: The New Order en los tiempos que corren es algo digno de elogio. Cuando todo aspira al multijugador incluso forzándolo donde no es necesario, cuando todo quiere ser súper serio y súper cinematográfico, con mecánicas complejas para desarrollarlas entre scripts en entornos pasilleros o cuando el FPS quiere meterse en camisas de once varas como el sandbox o el MMO, Wolfenstein te pone escopetas y ametralladoras en mano y te pone a disparar, sin más. A divertirte con el espectáculo. Está ese punto de controversia de si realmente se toma en serio o no, polémica nazi, personajes afligidos, campos de concentración, tortura y víscera porque sí, pero si decides que algo como el übercemento sólo puede estar en una trama hecha de coña, Wolfenstein se vuelve mucho mejor y se convierte en el shooter que llevamos años queriendo, uno en el que nos dejan hacer, en el que el sigilo funciona, en el que hay posibilidades,... Y no necesita nada más.

 

 

Me da rabia ese punto en el que a muchos juegos se les pide que sean 'algo más' mientras que al panteón de Nintendo se le permite e incluso se elogia que respete toda su trayectoria, pero en el fondo tienen ese 'algo' de perfeccionamiento de fórmulas con el que es inevitable no comulgar. Donkey Kong Country Returns fue una de las obras maestras de Retro Studios y uno de los mejores plataformas 2D que se pueden jugar, y Tropical Freeze no es más que una ampliación y perfeccionamiento de esa fórmula con el añadido de los nuevos personajes y el juego con la profundidad. Pero este juego es un espectáculo en cuanto a mecánicas se refiere. Su diseño de niveles complejo no se basa sólo en poner plataformas en sitios inalcanzables o trampas que no podemos ver, como abunda entre lo indie, sino que es una cadena de elementos puestos exactamente donde tienen que estar para que no falte ni sobre nada. Es otra de las obras maestras de Retro Studios que destila detallismo y amor por el videojuego.

 

 

Tienen que ir los dos juntos. Es un Smash Bros dividido entre dos plataformas y no dos juegos diferentes, y es increíble tanto como juego de lucha, como party game, como homenaje a la historia y los iconos del videojuego. Está el gran problema, el lastre de la versión de 3DS que ha impedido que la versión de Wii U llegase mucho más alto, y el hecho de que tuviese que llegar cuanto antes para tratar de rescatar a Nintendo de su situación actual, pero está lejos de ser un juego incompleto o a medio hacer. Pudo haber sido mucho más pensando en la evolución lógica de Wii a Wii U y de haber cumplido todas las expectativas seguramente habría colmado esta lista de mejores juegos del año (o tal vez hubiese tenido que ser para el siguiente), pero es un Smash Bros al fin y al cabo, y es sinónimo de diversión.

 

 

El buen hacer y esa fórmula de juegos robavidas de Blizzard concentrado en un juego de cartas que no podría existir fuera de un formato digital dados ciertos efectos de las cartas (con lo que, sí, lo considero como un videojuego), y gratis. Juego a diario a Hearthstone, no tengo límites de tiempo, ni de partidas, ni vidas, ni intentos. Cada día gano alguna partida a otro jugador, en otras soy vilmente machacado, pero cada día me premian por esas partidas y me permiten comprar sobres de cartas. 'Comprar' como transacción de una moneda por un bien, pero esa moneda no me cuesta ni un duro. Y podría pagar, y me dan ganas de hacerlo por lo bien que lo ha hecho Blizzard con Hearthstone, pero quiero ver hasta qué punto puede llegar la diversión que me proporciona Hearthstone a diario sin hacerme pagar ni un sólo céntimo, contando con que se ha añadido una ampliación para un jugador y un nuevo set de cartas, y todo, una vez más, manteniendo la diversión y su condición de juego gratuito. Hearthstone es mucho más que un juego de cartas bien construido. Es un ejemplo a seguir en cuanto a modelos de negocio y trato al jugador.

 

 

La bruja de Umbra se llevó el 10, si, y aunque personalmente sería un triple empate por el primer puesto a mejores juegos del año, o incluso como obras que nadie debería perderse en sus vidas como jugadores, Bayonetta 2 supone sólo la perfección en un sólo género, aderezada con el siempre maravilloso atractivo de la broma a la sexualización que es la propia Bayonetta. Es un juego tan impresionante como el original, y juntos forman un pack con una calidad que vuelve a estar a un nivel muy, muy difícil de superar. Pero no es un juego precisamente para todos los públicos. No es accesible aunque tenga un modo fácil, y menos aún si para coger toda la gracia al asunto hay que empezar por el primer Bayonetta, que es más difícil aún. Es un producto difícil de juzgar. Bayonetta 2 es perfecto porque en su día Bayonetta fue perfecto, y ahora se complementan y se hacen crecer el uno al otro, pero no es un juego que pudiese recomendar a gusto a todo el mundo. No es ese 'tienes que comprarte una Wii U por Bayonetta 2', sino un 'tienes que comprarte una Wii U si quieres disfrutar del mejor hack'n'slash que existe'.

 

 

Al contrario que Bayonetta, Dragon Age: Inquisition sí que podría ser un juego a recomendar para prácticamente todo el mundo, más aún con lo que gusta la fantasía medieval y lo poco que se quiere complicar la vida el público últimamente. Dragon Age: Inquisition es una obra soberbia, no sólo es el hecho de recuperar la confianza en BioWare que de algún modo se había ido, sino que es el haber creado algo tan impresionante y tan rico, tan lleno de vida y tan lleno de contenido, sabiendo hacer que luzca como lo mejor que hemos visto en mucho tiempo, más gracias a una buena dirección artística que a potencia bruta. Grandes personajes en los que profundizar que no son los estereotipos que parecen, decisiones que importan, una inmersión del jugador que va más allá de ser un 'Shepard', sorpresas y momentazos, y muchas, muchas capas entre las que perderse o no, dependiendo de si queremos pasar el juego por encima o disfrutar de todo lo que ofrece, y una de las mejores apuestas con las que empezar en la nueva generación.

 

 

Esto va de diversión y de ejemplos a seguir, y Mario Kart 8 lo ha conseguido todo. Tiene ese punto que se aprecia a la vez que tira para atrás de ser conservador en cuanto a las posibilidades del juego, es lo que es y lo que ha sido siempre, pero ha conseguido dar una vuelta de tuerca sólo con despegar la carretera del suelo e invirtiendo las tornas con respecto a las colisiones, algo tan bien calculado que es impresionante, lo justo para hacer que exista el cambio, pero también lo justo para que no se sienta como algo ajeno a Mario Kart y todo lo que significa. Mario Kart 8 llegó en mayo como un juego completo, prácticamente inmaculado y exprimiendo la máquina como prácticamente nadie parece saber hacer en toda la nueva generación, y eso ya es un ejemplo a seguir.

 

¿Es Mario Kart 8 mejor con su DLC? Desde luego, pero esto no es más que otro ejemplo a seguir de lo que debería ser un contenido adicional, y en la era en la que estamos, añadir otro medio juego de tanta calidad por un precio tan ajustado y sin dejar sensación de que el juego original estaba a medias, sin contenido bloqueado en disco y sin prisas por seguir exprimiendo, es algo realmente ejemplar. Mario Kart 8 representa todo lo que debería de ser un videojuego, una creación cerrada y completa, con la que aportar diversión para uno o para varios jugadores, para novatos o para expertos. Mario Kart 8 es el Mario Galaxy de los karts. Es diversión pura, y por eso, es mi GOTY 2014.

 

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