1. Mundogamers
  2. Analisis
  3. PC

Analisis Darkspore PC

Sábado 14 de Mayo de 2011 por Enrique Luque de Gregorio
Puede que Spore no fuera el juego perfecto, innovador e incomparable que prometía ser. Tenía sus fallos o, mejor dicho, sus carencias. Pero sí podía presumir de contar con algo de lo que los juegos acostumbran a carecer: de intención. De apostar todas sus cartas a una idea, a un intento (se consiguiera o no) de poner encima de la mesa un proyecto sin pensar en lo que éste iba a poder llegar a vender. Y la cosa no funcionó, ni en un sentido ni en otro, pero por lo menos nos ilusionó, aunque sólo fuera momentáneamente. Darkspore no es nada de eso. Es una reformulación en toda regla, un intento de seguir las riendas de lo ya visto y conocido. ¿Es esto negativo? Posiblemente, pero su premeditado salto a los convencionalismos de los RPGs, su bien calculada mezcla de géneros, lo hacen menos arriesgado y, por lo tanto, más viable. Quien no arriesga no pierde, ¿no?

Lo cierto es que Maxis ha transformado su interesante obra (que, honestamente, bien podría haber permanecido para siempre como una digna anécdota a pie de página, o incluso algo más) en un Diablo del tres a cuarto. Del tres al cuarto, sí, porque Darkspore es tan entretenido como prescindible. Igual que Torchlight, por ejemplo, sólo que cuando juegas a Torchlight no tienes el recuerdo de todo tipo de ambiciones o de posibilidades en la cabeza. No nos engañemos, no son las mismas expectativas, tu cerebro cambia el chip nada más ponerte delante del teclado.

Pero no se puede tampoco ser injusto. Como decíamos, Darkspore sabe enganchar, sobre todo antes de que te des cuenta de lo limitada que es su propuesta. Su mecánica es, básicamente, la de recorrer diferentes planetas y eliminar a todo tipo de incesantes monstruos. Mientras, subes de nivel, obtienes nuevas armas y habilidades. ¿Dónde entran sus famosas posibilidades de personalización, heredadas, más o menos, del primer Spore? Antes de casa misión. Es entonces cuando puedes elegir tres criaturas distintas, partiendo de un buen número distintas de ellas (que se va ampliando a medida que avanzas) y que puedes editar hasta cierto punto. La cantidad de seres que puedes modificar, insistimos, es realmente generosa, pero el juego no cuenta con un editor como tal. No puedes crear un personaje desde cero y jugar con él. Otro ejemplo más del cambio de mentalidad con respecto al primer Spore.

Dicho concepto de juego también se aplica a su multijugador, que ofrece un cooperativo intenso y entretenido, pero igualmente repetitivo con el paso de las horas.

En cualquier caso, no queremos dar a entender que Darkspore sea un mal juego. Está claro que Maxis ha querido no pecar de ambiciosa (lo que para nosotros supone un gran error) y hacer un juego con los pies en el suelo, tan divertido como previsible y convencional, que abandona totalmente la idea del título del que pretende ser secuela. Darkspore está bien hecho, tiene un acabado técnico más que notable y sabrá atrapar a los aficionados a su género. Pero que se tiré por lo fácil, por lo conocido, después de haber intentado el más difícil todavía, el triple salto sin red, lo imposible, nos entristece. Qué se le va a hacer, somos así.

NOTA FINAL: 6.5
6.5

/ 10


<< Anterior Siguiente >>