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Yonder: los videojuegos son más que arte y buenas intenciones

Un estudio que ha hecho honor a su nombre
Por Rafa del Río

Yonder: the Cloud Catcher Chronicles llega a PS4 y PC. Lo que en palabras de sus autores se prometía como una mezcla de Zelda, Harvest Moon, The Elder Scrolls e incluso Destiny ha terminado por ser un refrito descafeinado de grandes ideas -ajenas, eso sí- y mucho arte que pierde fuelle al descubrir que todo lo que vamos a encontrar en Gemea, el mundo de Yonder, ya ha sido visto antes en manos más diestras.

 

El juego corre a manos de Prideful Sloth, un pequeño estudio australiano que ha demostrado que es capaz de crear mundos de una belleza absoluta con unos entornos increibles y unos efectos metereológicos capaces de rivalizar con los grandes del género. Lamentablemente, y haciendo honor a su nombre, este Perezoso Orgulloso se queda en las puertas de lo que podría haber sido un título muy a tener en cuenta por culpa de una incomprensible falta de ambición.

 

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Interesante, pero podría haber sido increíble

Yonder: the Cloud Catcher Chronicles comienza a bordo de un barco con la promesa oculta de una gran aventura. La protagonista del juego -o el protagonista, ya que podemos elegir género y personalizar algunas cosas como su cuerpo y color de pelo y ojos- regresa a su lugar de nacimiento, la isla Gemea. Según reza una carta de su madre, tuvieron que enviarla lejos para mantenerla a salvo. Ahora, con la ayuda de una brújula, único recuerdo de sus padres junto a la misteriosa carta, vuelve para enfrentarse a 'un terrible mal' que asola estas tierras. 

 

Una historia interesante que pronto pierde importancia al llegar a Gemea y descubrir un mundo paradisíaco en el que todos son felices, hacen regalos, comercian y montan fiestas y eventos de celebración. La única muestra de ese tan cacareado y terrible mal son unas nubes de tinieblas que deberemos desactivar con la ayuda de unos duendes que, a modo de Pokémon, iremos encontrando por el camino en una 'aventura' en la que es literalmente imposible dañar a nuestro personaje: no hay enemigos, no hay forma de hacerse daño cayendo porque automáticamente sale un paraguas que amortigua la caída, y si caes al agua reapareces en la orilla. Para que os hagáis una idea, no hay barra de vida y la comida es tan sólo un objeto con el que negociar y que dar a los campesinos para ganarnos su amistad.

 

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Demasiados elementos en escena

El resultado final es que Yonder: the Cloud Catcher Chronicles parece un juego a medio hacer. Un título en el que el estudio, al ver el resultado en un momento del desarrollo, dijeron: 'oye, pues así está bien, ¿no?', y haciendo honor a su nombre lo empaquetaron y lo lanzaron al mercado con graves carencias. Y es que sí, hay muchos elementos chulos en el juego, pero quitando lo bonito que es y la música, todos se quedan a medias o ni eso: Un mal que no es tal, campesinos que sufren pero no, un mundo en peligro que no lo está, y una jugabilidad tirando a justita en la que nada funciona como debería con puzzles excesivamente sencillos, un motor de construcción guiado a niveles de alarma y una historia que al final se reduce a recadeo y poco más.

 

Sí, tenemos las puertas de Fable, las constelaciones de The Elder Scrolls, los animales y cosechas de Harvest Moon o Stardew Valley, el concepto de recopilar gatetes y duendes de Pokémon, los entornos de Zelda -por estar, está hasta una montaña que es un calco del castillo de Hyrule en The Legend of Zelda Breath of the Wild- y hay un motor de pesca en el que es imposible romper el sedal o perder la captura, obtención de materiales al más puro estilo Minecraft o Dragon Quest Builders y hasta un espíritu del bosque que parece -y está- sacado del departamento de diseño de Studio Ghibili... Pero al final todo se queda en una suerte de Walking Simulator en el que sólo la curiosidad o las ganas de ver cosas bonitas va a lograr que sigas echándole horas a un juego que tiene la misma capacidad de reto que beber agua de un vaso. 

 

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¿Un juego para niños?

La excusa final de Prideful Sloth es que Yonder: The Cloud Catcher Chronicles es un juego para niños, con un bonito a partir de tres años en la portada que, lamentablemente, no acaba de funcionar. Acostumbrada a jugar a LEGO, LittleBigPlanet o Wonder Boy, mi hija de cinco años se aburre un poco con Yonder. Conmigo pasa de jugar, e incluso cuando es ella la que maneja el mando apenas aguanta media hora antes de cansarse y pedirme que le ponga LEGO Worlds. ¿Motivos? Que es excesivamente sencillo y los parajes no llegan a compensar tanto en la mente de un niño. 

 

Pero no toméis lo que digo como que Yonder es un juego al que no hay que darle una oportunidad al menos. Tiene muchas cosas buenas, como su precio reducido que hizo que pudiera comprármelo en la web de GAME a 19,95 en físico. Ofrece un mundo realmente precioso y grande, y tiene algunas cosas que, si bien no funcionan del todo, sí que sirven para pasar un buen rato, siendo un juego ideal para echar unas horas en entorno seguro sabiendo que nada va a hacernos daño ni aunque lo intentemos. 

 

El miércoles publicaré un vídeo gameplay con algunos momentos interesantes de Yonder y sus diversos motores de jugabilidad y personalización. Hasta entonces, sed buenos y jugad mucho.

 

¡Nos leemos!


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