Y seguimos: los mejores juegos que he jugado en Mundogamers [Parte II]

Continúo mi especial despedida con los juegos que más han significado para mí durante mi camino en Mundogamers. Ocho años de textos, noticias, análisis y despieces en el que la norma común ha sido, siempre, el amor por esta afición. Si os perdisteis la primera parte, la tenéis aquí en este enlace. 

 

 

¡Llegan los chupitosTM!

Ayer daba un repaso a al año 2017 dejando uno de los hitos más importantes de mi vida como redactor y videojugador: la adquisición de una Xbox One. Tras varios años siendo muy crítico con la consola de Microsoft por sus torpes inicios a manos de Don Mattrick y con la cercana llegada de la Scorpio -a.k.a. Xbox One X-, toca hablar con conocimiento de causa. El verano de 2017 doy el salto y me hago con una Xbox One Fat de segunda mano por unos irrisorios 80 euros. Tras hacerme con las sucripciones Xbox Game Pass y EA Access, un mundo de posibilidades se abre ante mis ojos y me convence de tal forma que, unos meses después, cambio mi nueva consola fat por una flamante Xbox One X.

 

Xbox Game Pass se convierte en toda una obsesión en mi intento de explicaros todas sus bondades. Durante mucho tiempo es el eje central de muchos de mis artículos al ayudarme a conocer muchísimos títulos de la consola de Microsoft, multiplataformas triple A y juegos indies. En 2017 descubro al fin ReCore, Sunset Overdrive, Gears of War 4, Ryse: Son of Rome y Halo 5 Guardians, títulos que me sorprenden y que vienen a complementar el catálogo de juegos de ese EA Access que me vuela la cabeza con sus Battlefields, sus Battlefront, sus Dead Space y todo lo que hoy ofrece de forma gratuita en Game Pass Ultimate.

 

La entrada de Xbox One X en casa supone un antes y un después en mi trabajo como redactor con los ojos más abiertos y con menos prejuicios a la hora de jugar. El inmenso catálogo de LEGO de Game Pass y juegos familiares como Joy Ride se convierten en los favoritos de la nueva consola para jugar con la peque y me sirven para seguir documentando nuestra evolución como padre-hija jugones. 

 

 

Llegamos a 2018

2018 me alcanza con una PS4 normal y una Xbox One X en casa. Tras vender la Switch para poder hacerme con una tele 4K que apure las posibilidades de la nueva consola de Microsoft, me centro por entero en el desarrollo de Sony, Microsoft y los multiplataformas. Este año me vuelvo loco con un Spider-man que, sin inventar nada nuevo, consigue hacerme pasar unos ratos muy gratos sobre Manhattan. Aparece la nueva bestia de Rockstar, Red Dead Redemption 2 y los miles de textos dedicados al escroto equino o cojones de caballo. Celeste me vuelve loquísimo tras su aparición en el catálogo de gratuitos de Game Pass, y Assassin's Creed Odyssey me convence con una Kasandra que demuestra que a Ubi se le da bien diseñar heroínas. Nueva locura de Toshihiro Nagoshi con Judgment, que nos trae a PS4 el primer juego de la factoría Yakuza doblado al castellano, algo que se convertiría en norma para una SEGA renovada a partir de ese momento.

 

Sin embargo, las dos locuras de este año son, para mí, dos juegos que empiezan con efe y, sorprendentemente, no son Fallout -bueno, sí-. El primero es Far Cry 5, marcando -ahora sí y no como dije ayer en un lapsus con Far Cry 4- el mejor inicio y fin de un juego por obra y gracia del padre joseph Seed. La otra efe se quedó cerca del 10 y ha sido mi exclusivo favorito de Xbox por muchos años: Forza Horizon 4 y su impresionante nivel corriendo en Xbox One X. Disfrute absoluto con un juegazo de naves despreciado y que se puede encontrar baratísimo: Starlink, y gozada con Vampyr y, ahora sí que sí, mi nuevo favorito multiplataformas, el juego al que sin duda más tiempo he dedicado en esta generación que acaba y después en Xbox Series X aprovechando la retrocompatibilidad mejorada: Fallout 76

 

 

Fallout 76 y 2019

Fallout 76, chupitoTM y Xbox One X se convirtieron en mis trending topics de los años siguientes. No hay nada peor que leer a alguien protestar por algo que no ha probado, y defender unos productos que me parecían de gran calidad para el jugador se convirtió en una obsesión que todavía me mueve a día de hoy. Lo que hizo Bethesda con Fallout 76 y la forma de hacerlo crecer de forma gratuita durante los próximos años me pareció de aplauso, y protagonizó decenas de textos en forma de guías, análisis, novedades y demás en Mundogamers. Algo que también sucedió con Game Pass -chupito- y mi nueva consola. 

 

Pero 2019 fue mucho más que eso. Tarde pero feliz probé al fin juegos de años anteriores como el espectacular God of War que tengo pendiente empezar de nuevo con las mejoras cuando Game me deje comprar de una puñetera vez mi PS5. También me volví loco con Resident Evil VII, que había protagonizado algunos gameplays en mi canal personal de youtube con su beta. Una de las locuras más grande fue Sekiro y los directos con un par de copas tratando de hacer el Miliki, el gran lanzamiento de From Software que superó incluso al también impactante Resident Evil 2 remake. Sin embargo, si nos ponemos pejigueras, mis títulos protagonistas de 2019 fueron Death Stranding y Gears 5.

 

Death Stranding consiguió hacer lo que Kojima siempre hace: convencer a toda la comunidad de hablar de su juego con un momento histórico de manitas y un videojuego que nos dió para largos podcast y aún más largos artículos. Gears 5, por su parte, rompió con todo lo que Gears of War 4 no había hecho bien y mostró una entrega pulcra, sólida y más que sobresaliente tanto en su aspecto como en su rendimiento, su jugabilidad y sus modos de juego. Un año loquísimo 2019 que abría las puertas a 2020 y a la llegada de la nueva generación de consolas.

 

 

Nuevas consolas y Grounded

Si de algo escribí en 2020 esto fue de la llegada de las nuevas consolas, las formas extrañas que adquirieron las presentaciones ante la ausencia del E3 y la presencia de 'ya sabeís qué', y los rumores y pistas sobre cómo serían finalmente PS5 y Xbox Series X/S. Había ganas de nuevas consolas, y mientras esperábamos para saber más, seguí escribiendo de Fallout 76 y un nuevo inquilino en el acceso anticpado de Xbox y su Game Pass: Grounded. El pequeño título del pequeño grupo dentro de Obsidian me robó el corazón desde su beta y se convirtió para mí en el mejor de un año en el que también hablé de Shenmue 3, el inigualable Yakuza Like a Dragon, un Valhalla que me enamoró como ningún Assassin's Creed había conseguido antes, y por supuesto, Watch Dogs Legion. 

 

Más allá de los bichos, The Last of Us Parte II se convirtió en uno de mis debates recurrentes en 2020 con múltiples aspectos a comentar de un título que es, a pesar de su dureza, una Obra Maestra en mayúsculas. Xbox por su parte nos trajo nuevos juegos favoritos para jugar padre hija en cooperativo de sofá con Minecraft Dungeons y Battletoads, a la vez que nos dejaba una experiencia maravillosa que luce aún mejor en la nueva generación con Ori and the Will of the Wisps. El broche de oro lo ponía Cyberpunk 2077 que, a pesar de tener problemas y de sus malas artes en PS4 y Xbox One me enamoró por sus muchos aciertos en Xbox Series X/S. Una experiencia de la que tiré litros de tinta digital y que espero con ansias que reciba su parche next gen para darle una segunda vuelta, aunque ya no sea para su análisis.

 

 

2021 y toda una vida

Bueno, toda una vida no, pero muchos años sí, casi 9 escribiendo sobre juegos y jugadores, a veces hasta de youtubers en este rincón que se ha convertido en la casa más cómoda en la que he tenido el placer de trabajar. 2021 es corto, muy corto, con un The Medium que me ha parecido todo un acierto para las herramientas con las que contaba Bloober Team y una Xbox Series X/S enviada por la propia Microsoft que protagonizó uno de los eventos más divertidos que he tenido el placer de grabar en esta casi década: mi unboxing con katanas, nervioso por cortar el vídeo y empezar a disfrutar de la nueva generación. Una lástima no haber podido llegar al unboxing de PS5, pero ahí sigo esperando el mail de Game desde que hice la reserva el 8 de enero. 

 

Haciendo recuento se me quedan fuera muchos títulos que por falta de memoria no he incluído en los distintos epígrafes. Mi adorada saga Yakuza, que podéis disfrutar entera en chupito, un Ghost of Tsushima que estoy deseando ver cómo corre en PS5 y darle una segunda vuelta ahora que parece que voy a tener tiempo, mi querida The Elder Scrolls de las que os he escrito mil veces y de cuya sexta parte estuve hablando casi una hora a raíz de un vídeo de 3 minutos, y todos esos rollos sobre el periodo sengoku que os he ido soltando mientras aprovechaba para intercalar artículos de juegos para niños o mejores consolas para jugar en familia. Un intento de hacer algo diferente a lo que podéis encontrar en otras webs. Y sí, aquí se incluyen también las recetas de cócteles y combinados con y sin alcohol que publiqué en más de una ocasión. 

 

Mundogamers ha sido el rincón desde el que a dirario he podido escribir lo que quería y cómo quería. Una fortaleza de libertad desde la que sentirme leído y escuchado a pesar de mis locuras de vejete y que perdurará en mi corazón junto a vosotros y a los juegos que disfrutamos juntos. Pero no toca despedirse, aún no, todavía nos queda mañana y un podcast pendiente. 

 

¡Nos leemos!

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