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Wolfenstein II: The New Colossus para Switch, el port más justo de la consola

Más sombras que luces
Por Julián Plaza

Cuando se presentó el primer tráiler de Wolfesntein II: The New Colossus para Nintendo Switch fui de los sorprendidos, se dejaba entrever un rendimiento que prometía alegrías. Hoy, tras recorrer de nuevo y casi al completo la historia de Blazkowicz con un Joy-Con en cada mano, tengo un sabor de boca muy distinto al que me esperaba. Las cosas como son: este relanzamiento va muy justito y se nota el paso de la tijera.

 

Puede que el buen trabajo de Panic Button con DOOM y Rocket League para Switch, un estudio que repite y se encarga de este otro port, haya puesto las expectativas un par de escalones por encima de lo que es el resultado final. Puede que la culpa sea mía. En ambos casos, en DOOM y Wolfenstein II: The New Colossus, la experiencia a los mandos es la misma; es en lo visual donde encontramos el esfuerzo y las horas trabajo. Y ese es quizás el problema: que se nota el esfuerzo por sacar la mejor versión del juego, pero quizás es que la consola no da para más.

 

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Las cinemáticas engañan

 

Los números ofrecen un tapiz que a priori es positivo. Nos encontramos con una versión que funciona a resolución dinámica, donde en ocasiones se alcanzan los 1080p, y que fluye a una tasa estable de 30 imágenes por segundo. Se mantienen algunos efectos de luz, de partículas y hasta encontramos oclusión ambiental, y en todo lo referente a las secuencias cinemáticas el rendimiento es prácticamente calcado al de PS4 y Xbox One. Parecen cifras de notable, pero no.

 

Por contrapartida toca sufrir unas texturas en baja resolución, bajo mínimos especialmente en espacios abiertos, con algo de pop y con algunos parpadeos, una distancia de dibujado que complica las cosas a partir de los 15 metros -un problema que se agrava todavía más jugando en modo portátil- y un difuminado en la mayoría de modelados de personajes que genera un desenfoque artificial bastante molesto. El resultado es extraño, porque juegas a un shooter con toda la fluidez que te pueden ofrecer las 30 imágenes por segundo, te acompañan destellos de partículas y efectos de luz resultones, pero también te encuentras con unas paredes, suelos, puertas y estructuras con muy poco nivel de detalle. Es un contraste que, ante todo, queda feo.

 

 

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Nadie esperaba llegar a esto, pero tampoco que la diferencia fuese tal

 

Lo malo es que las cosas no mejoran especialmente cuando conectamos la consola en el dock. Sí que se gana un poco más de detalle (por ejemplo, el arma está más definida) pero es algo que queda lejos del subidón de calidad que sí experimentan otros juegos como Xenoblade Chronicles 2. Nunca llega a ser una versión injugable pero no quiero engañar a nadie: las diferencias con respecto al resto de sistemas son más evidentes que nunca con este port. Si lo elegís jugaréis al mismo Wolfenstein II: The New Colossus, pero tendrá una calidad más por debajo de la media de lo esperado.

 

Hubiese preferido que en Panic Button se olvidasen del escalado dinámico y que apostasen por una resolución fija, por baja que fuese. Que sacasen un juego a 720p con un pelín más de detalle en las texturas y que los efectos y la iluminación se dejasen pasar solo cuando fuese posible. Se ha apostado por otro camino y, a mi parecer, se ha alijerado demasiado la carga para que este avión despegue. 

 

Nota: En mi primera sesión de juego identifiqué un problema en la navegación por los menús que se solucionó apagando por completo el sistema. He contactado con otros compañeros y no lo han experimentado, pero prefiero dejar constancia de ello. 


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