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Videojuegos como objeto de museo

Aún hay mucho por hacer
Por Víctor Junquera

Existen museos del videojuego, si. A pesar de que somos un medio joven, con poca historia y fácil de conocer, el museo del videojuego es un concepto que ya existe, pero no como un museo de historia antigua, historia local, artes, ciencias o naturaleza, sino más como una exposición de elementos con un objetivo no tan cultural.

 

Darse una vuelta por un museo del videojuego como el Computerspielemuseum (todo junto, si) de Berlín, no es algo en vano, no, hay más de 300 piezas de exhibición que siempre son interesantes de ver y conocer, pero carece de la faceta cultural de un museo, ya que en realidad es más una exposición de objetos que no son precisamente únicos y sales de allí prácticamente igual que entras, con alguna curiosidad sabida pero sin mucho aprendido. Como si el dueño de cualquier colección de retro abundante pudiese formar también su propio 'museo'.

 

Esto no es un museo, pero a efectos prácticos funciona casi igual que los que sí se consideran museos del videojuego.

 

El videojuego puede llegar a ser también un objeto de museo, pero no tal y como lo tenemos concebido ahora. En numerosas ferias del entretenimiento interactivo, de hecho, siempre existe esa sección retro en la que se pueden ver e incluso probar máquinas muy raras de ver, pero no es ni el momento ni el lugar apropiado como para poder apreciar el valor que tienen. Al igual que las entregas de premios de videojuegos a las que estamos acostumbrados, no es algo serio.

 

Por supuesto, no hablo del videojuego como objeto de museo como esa concepción de que haya juegos que son 'obras maestras' u 'obras de arte' si hay quien quiere considerarlas como tal. Hablo de la posibilidad real de que dentro de X años exista un museo del videojuego 'de verdad' en el que se aprecie cómo los creaban y cómo nos entreteníamos con ellos, como nosotros ahora visitamos museos para ver obras de antaño entre ruinas que se dejan ser conservadas. Sería algo muy diferente a lo que ahora entendemos por un 'museo del videojuego'.

 

Restauradora trabajando en el banco del Parc Güell con su guía de colores. ¿Cómo sería un restaurador de historia del videojuego?

 

Para empezar, hablamos de un medio interactivo, no es sólo algo que podamos apreciar a simple vista acompañando de un par de minutos de explicaciones en una audioguía, sino que apreciar la historia del videojuego requiere jugar a la historia del videojuego, pero ¿pueden o deben ponerse objetos únicos y reliquias a disposición y uso del público? Habría que hacerlo aún a riesgo de lo manazas y/o irrespetuosa que puede llegar a ser mucha gente, porque si no ¿de qué serviría exponer una máquina que no funciona, una carcasa vacía, una placa sin conectar o un vídeo de cómo era? Se perdería toda la gracia de disfrutar de la historia.

 

Y claro, habría que tener restauradores para conservar todo esto, pero no restauradores como quien tan bien hace su trabajo repintando o reconstruyendo obras según las directrices originales (o no, como Cecilia), sino que habría que dejar estas cosas en manos de los artesanos del microprocesador. No serviría de nada exponer y permitir tocar y probar esa historia del videojuego si se llega a estropear y no hay posibilidad de reparación, claro.

 

Una CPS-1. ¿Objeto de exposición o material de estudio y trabajo para el restaurador del futuro?

 

Esto, ya puestos, nos llevaría a otro punto interesante. ¿Qué nos quedaría de hoy para mostrar mañana? Estamos viviendo un momento del medio en el que no se intenta más que mantenerse, sobrevivir, prácticamente sin mirar para atrás ni poniendo un ojo en el futuro, y estamos viendo una cantidad ingente de productos con fecha de caducidad, juegos a los que no se podrá acceder pasado un tiempo, características que se pierden con el cierre de servidores,... Por poner un ejemplo, dentro de 100 ó 1000 años sería ridículo hablar de la historia del videojuego sin mencionar a World of Warcraft, pero... ¿cómo se mostraría para dejar claro por qué fue tan importante?

 

Se puede pensar en un concepto de museo de 'se mira pero no se toca', claro, pero para eso ya hay coleccionistas de esos que no desprecintan productos, y en un medio en el que el tocar es tan importante como el ver y el oír, la conservación de esta cultura se dificulta.

 

No se puede dejar en manos de todo el público pero no es plan pensar en 'sólo mostrar'; su mantenimiento no es tarea fácil; el tiempo impedirá el disfrute de esta cultura... El museo del videojuego actual es una curiosidad más que otra cosa, aunque acierta al denominar a su exposición como la evolución del Homo Ludens Digitalis (un término mucho mejor y más petulante que Gamer), pero no es algo que pueda durar mucho tiempo así.

 

Como bien apuntaba Toni mientras debatíamos sobre este tema, antes de pensar en museos deberíamos pensar en construir la historia en sí, pero lo que está claro es que si seguimos tal cual, podemos llamarlo arte o podemos llamarlo ocio, pero no quedará mucho que enseñar en el futuro.


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