Shenmue 1 y 2 te hace ser mejor persona: Guía de Shenmue para el novato

A 35 días del lanzamiento de Shenmue 1 y 2 en PS4 y Xbox One, SEGA y Koch Media han publicado un vídeo en el que podemos ver cómo sobreviven algunos de los escenarios más emblemáticos de la saga. Con especial atención a la calle Dobuita, la que será dentro de poco más de un mes nuestra principal preocupación en los primeros compases de Shenmue, el vídeo es un abrazo al corazón y la nostalgia de los que aún soñamos con los muelles de Yokosuka, las carreras de traspalés y las alarmas del reloj antes de las once de la noche.

 

Sin embargo, es posible que muchos de vosotros no estéis entendiendo nada de lo que estoy diciendo. ¿Muelles? ¿Carreras? ¿Alarmas? Oh, sí, sabéis que Shenmue es la historia de Ryo Hazuki, un tío que busca vengar la muerte de su padre, que tiene un rollo especial y que ofrece un mundo abierto en el que los personaje se adaptan al día a día e incluso al día de la semana y el mes para realizar su rutina. Aún así, esto no es nada. Por eso, sin spoilers, os ofrecemos en Mundogamers esta pequeña guía para entender Shenmue 1 y 2 y alimentar vuestro hype con todo lo que hizo grande la obra de Yu Suzuki. Para empezar, dentro vídeo: 

 

 

Shenmue 1 y 2. Su naturaleza narrativa

Lo que hace especial a Shenmue, tanto para bien como para mal, son los elementos narrativos que utiliza en su constructo de juego. Unos elementos que se alejaron años luz de la corriente imperante del momento y que hasta ahora ningún otro juego ha logrado alcanzar, si bien Kingdom Come Deliverance lo intentaba hace unos meses. Lo primero a destacar es que Shenmue basa su narración en lo que vemos en pantalla, los diálogos y los detalles que exploramos y encontramos, huyendo de la información 'enlatada' de las notas de rigor para plasmar la historia en lo que vivimos de primera mano. La mejor forma de conocer el día a día en un pequeño pueblo rural japonés en 1985 es, precisamente, mostrarnos el día a día de un pequeño pueblo rural japonés en 1985, y esto es lo que hace Yu Suzuki. Shenmue se narra a través de escenarios limitados pero repletos de detalles y cuidados al máximo, consiguiendo así que un juego de 1999 recreara a la perfección la realidad de Yamanose, los muelles de Yokosuka y, posteriormente, Hong Kong y la impactante Kowloon.

 

Junto a estos escenarios, en algunas ocasiones explorables hasta el más mínimo detalle, encontramos el papel de los personajes, sus gentes, las personas que los habitan y que hacen de ellos algo vivo. Desde los dependientes a la familia, los compañeros y amigos de Ryo y las personas que simplementen viven en la zona. Todos tienen sus vidas y sus ritmos, hasta tal punto que llevan una agenda de vida propia que hacen que realicen distintas actividades según el día y la hora, llegando al punto de cambiar su rutina en caso de lluvia, obras en la calle y un sin fin de variables. 

 

La historia, así, nos llega a través de estas gentes, los diálogos, su día a día y el papel del escenario como centro, marco y cuna de lo que se narra. Más allá de la investigación, las peleas, los quick event y el argumento, Shenmue cuenta su historia a través de sus elementos, y para esto es necesario un compás de ritmos lentos, sosegados, que encierran en cada acto una lección, una moraleja, un cuento o una nueva pista en el camino de Ryo. 

 

 

Una narración sosegada

Shenmue 1 y 2 se cuenta poco a poco, y esto es un arma de doble filo. Para los amantes de envolvernos en la historia, de vivirla hasta sus últimas consecuencias, lo que ofrece Yu Suzuki con su obra es el metajuego, una forma de videojuego que va más allá de su propia naturaleza y entronca directamente con nuestra naturaleza, nuestros actos y lo que hacemos en el juego. La necesidad de esperar en la calle a que abra una tienda o aparezca un determinado personaje se une a momentos, días, en los que tendremos que levantarnos temprano para ir a trabajar, realizar diversos encargos o incluso limpiar determinados escenarios. Esto, por un lado, es una fuente maravillosa de narración que huye del concepto gamey para profundizar en el realismo de la historia. Por otro, es un problema para el amante del juego ligero, el speedrun y la casualización, que echará de menos un botón de pasar el tiempo, un mapa con indicadores y una barra de vida. 

 

A todo esto hay que añadir elementos comunes a los survival como la necesidad de descansar, comer, estar hidratados y llevar a cabo una vida normal. Unas necesidades que, afortunadamente, no vienen en forma de medidores ni barritas, sino que se incluyen como un elemento más de la narración con una finalidad dual. Por un lado, dar mayor fuerza al realismo de la historia vivida por Ryo. Por otro, potenciar las relaciones de nuestro protagonista con el resto de personajes invitándonos a visitar tiendas, puestos de comida, volver a casa y, por ende, llevar una rutina normal que opta por la cotidianeidad en su narración frente a la epicidad de otros videojuegos. 

 

 

Shenmue 1 y 2 no es una historia de venganza

Llegados a este punto, queda claro que Shenmue 1 y 2 no es un juego de venganza, tiros y golpes de Kung Fu. Lejos de eso, es una obra de auto-descubrimiento, un camino de búsqueda en el que lo cotidiano, lo normal, nos lleva a lo mágico y lo desconocido a un ritmo lento, costumbrista, en el que la propia obra es el juego y es más allá del juego donde encontramos la propia obra. Las artes marciales, lejos de ser una herramienta con la que vengarnos o causar dolor, son un elemento más de la narración que sirve para conocer a otros personajes, profundizar en la figura del padre muerto y mejorar de cara al perfeccionamiento. 

 

Shenmue 1 y 2 pone así el acento en las partes más positivas de su historia: la amistad, la lealtad, el honor y el amor, creando para ello una odisea maravillosa en la que vamos conociendo a gente, haciendo amigos, entendiendo la importancia de ayudar a los demás... y sí, dando alguna patada que otra. La conclusión, al final, a falta de ver el resultado de este trabajo de remasterización y sus novedades, es que Shenmue 1 y 2 es un juego especial, duro a su manera, y que posiblemente no sea apto para todo tipo de jugadores. Sin embargo, mi recomendación es que le echéis agallas, tengáis valor, no dudéis en esforzaros y os hagáis con él. Cada esfuerzo que pongáis, cada rato duro que paséis, viene acompañado de una gran sensación de triunfo, de realización, de una recompensa en forma de historia, de ir más allá y de entender el maravilloso microuniverso creado por Yu Suzuki. 

 

Shenmue 1 y 2 te hace ser mejor persona. Suena a frase promocional cutre del siglo pasado, pero no por ello deja de ser verdad. Shenmue te hace ser mejor persona como usuario, porque te ayuda a comprender el trabajo y el esfuerzo de un pequeño equipo que, hace 19 años, revolucionaba el mundo del videojuego con una obra irrepetible. Te hace ser mejor persona como videojugador, porque te enseña a tener paciencia, comprender el mundo y apreciar valores a día de hoy casi extinctos como el esfuerzo, el sacrificio y la entrega a los demás. Finalmente, la historia de Shenmue te hace ser mejor persona porque inculca una serie de principios de tiempos más nobles, más honorables, y lo hace mediante tu propio esfuerzo creando una complicidad que pocos, muy pocos juegos han logrado siquiera rozar. 

 

¡Nos leemos!

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