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¿Qué queda de Assassin´s Creed en Black Flag?

Cyberpunk 2077 queda descartado
Por Álex Pareja

Teniendo en cuenta que Watch Dogs parece ir a ofrecer una experiencia muy similar a la de Assassin's Creed pero en un mundo contemporáneo y con herramientas actuales, uno podría llegar a pensar que con un par de retoques argumentales podrían incluso formar parte de la misma saga. Algo parecido, pero al contrario, es lo que ocurre con la cuarta entrega de la saga de asesinos, Black Flag, que da la impresión de que podría perfectamente ser algo independiente de la guerra entre asesinos y templarios.

 

Assassin's Creed III fue un juego que dividió ligeramente a la comunidad de seguidores de la saga más allá de su final abrupto. La presentación de Connor no fue tan exitosa como Ubisoft esperaba tras el arrollador Ezio Auditore, y el juego contaba con varios problemas en su concepción más allá de sus bugs que hacían pensar aquello del más no significa mejor. Pero Ubisoft toma notas, y aunque pueda parecer que sobreexplotan una franquicia, al menos aprenden de sus errores, o eso es lo que nos pretenden demostrar con Black Flag.

 

 

De los varios factores que terminaban por echar para atrás al jugador en la historia de Connor parece que han aprendido mucho de cara a esta cuarta entrega. Para empezar, que a pesar de haber creado un mundo abierto mucho más amplio y que parece que dará pereza recorrer en barco como ocurría en The Legend of Zelda: Wind Waker, el jugador encontrará constantemente detalles que llamen su atención y nuevas zonas para explorar u opciones a las que enfrentarse, como meterse en medio de una batalla naval para saquear los restos. Y todo esto, sin cargas ni repetitivas animaciones de transición entre las partes de tierra y la toma del timón.

 

Y en segundo lugar, el hecho de representar en videojuego una época histórica con tanto de leyenda ayuda a dar un poco de vía libre a la ficción, pero no por ello descuidan la cultura característica de la saga. Al pensar en piratas, uno puede pensar en loros, patas de palo y escorbuto para toda la tripulación, pero eso, según argumentaba uno de los historiadores en una interesante entrevista, era algo de los piratas pobres. Quienes lo hacían bien se podían permitir lujos y eran quienes entraban a un abordaje ataviados con multitud de pistolas de un sólo disparo que arrebataban a sus enemigos caídos, con lo que características del diseño de Edward Kenway están en parte basadas en la realidad y no en sacar chulería a un diseño recargado.

 

Pero con todo esto y con lo interesante que se vuelve a antojar este nuevo mundo abierto a explorar con un nuevo tipo de agilidad, ¿dónde quedan los asesinos? Tanto que están invirtiendo en hacer del barco un elemento fundamental del juego, que hasta lo consideran el segundo protagonista, para que al final sea un elemento que difícilmente podrían llevar a un nuevo Assassin's Creed en una nueva época. ¿Volver atrás en el tiempo para manejar un navío peor o deshacerse por completo de esta mecánica?

 

¿Sigue siendo un punto de interés la historia fuera del Animus o podría haber sido Black Flag un producto separado por completo de Assassin's Creed?


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