¿Qué nos queda por inventar?
Con el mundo de la realidad virtual, me siento totalmente perdida. Hace un tiempo, cuando conocí la existencia del primer aparato de realidad virtual, me hice una pregunta: Y después de esto, ¿qué? Con las últimas generaciones de consolas y con los títulos más elaborados del mercado, me hago la misma pregunta. Por ejemplo, en el caso de Black Dessert. Después de haber visto su increíble editor de personajes, me quedo con cara de tonta y pregunto, una vez más: Y después de esto, ¿qué?
Hace nada leía una notica sobre un rumor, de esos que gustan tanto en la prensa deportiva y en la de videojuegos, acerca de una remota posibilidad de que Sony estuviese trabajando en una nueva PlayStation, que no sería tanto como una quinta edición, sino un camino intermedio entre PlayStation 4 y PlayStation 5. O, lo que viene a ser lo mismo, PlayStation 4.5, compatyible. Dicho rumor se me ha juntado con dos ideas de Nintendo: Por un lado, la inminente llegada de “NX” y la posible traición hacia WiiU con respecto al nuevo Zelda que nunca llega. Por otro, la perenne existencia de Nintendo 3DS, que, según la propia compañía, todavía tiene mucha vida por delante.
Viendo cómo están las cosas, y sabiendo que Xbox One está en un proceso incierto de saber qué juegos son exclusivos y qué juegos son exclusivos pero también están en PC, se me hace raro pensar en una nueva generación. Es de lógica: Puede que a Nintendo Wii U nos hayamos obcecado en enterrarla, pero el resto de consolas tiene mucho que ofrecer… ¿y poco que inventar? Pensemos con detenimiento, porque el asunto es más complejo de lo que parece. Los juegos cada vez tienen gráficos más alucinantes, cada vez se asemejan más a la realidad, hasta tal punto que hay diseños de personajes que no se sabe si son fotografías reales. De modo que, digamos,estamos llegando al límite de la tecnología.
Cuando una nueva generación despierta, es porque nos trae una novedad tecnológica, ya sea mejores gráficos, mejor sonido, mejor procesador o el 3D. El culmen de todo esto, para mi gusto, se alcanza con la realidad virtual, pero, hasta ésta tiene todavía más mejoras: ¿Qué tal suena crear una consola de realidad virtual que te permita sentir lo que siente tu avatar? Producir dolor mediante impulsos eléctricos, conectar nuestro cerebro a nuestra consola… Hay mucho que se podría explorar y no sé si llegaría a ser legal del todo, ¿eh? Pero, es eso, ahí estamos hablando de realidad virtual. ¿Qué pasa con los videojuegos convencionales?
Me parece que ahí sí hemos alcanzado un límite, que poco más se puede hacer en ese sentido. Y no lo digo como si fuera una visión pesimista de las nuevas tecnologías. Si todo estuviera inventado, no saldría un teléfono móvil nuevo cada tres meses. El ser humano está hecho para consumir, y las grandes compañías de videojuegos para hacernos consumir. No van a vivir el resto de la existencia humana vendiéndonos únicamente videojuegos, pero… Y después de todo esto, después de haber adaptado escenarios y criaturas con tal perfección y semejanza a la realidad… ¿qué nos queda?
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