¿Qué buscamos en los videojuegos?
La semana pasada escribía sobre los PvP y lo que para mí era una pérdida de tiempo (sep, este es el tercer artículo sobre el tema, ya os advertí que me iba a dar para mucho), y pronto muchos achacaron esta filosofía al factor edad, del que ya os hablé ayer. Sin embargo, yo no lo tenía tan claro: También considero una pérdida de tiempo los simuladores deportivos, y lo considero así desde que era un niño y en mi Spectrum corrían Match Day, Emilio Butragueño Fútbol o Match Day II. Empecé a considerar una pérdida de tiempo los juegos de lucha hace años, a pesar de mis buenas horas pasadas con Yie Ar Kung-Fu, el primer Street Fighter, World Heroes y Street Fighter 2, y lo mismo me acabó pasando con los JRPGs que me enamoraron hasta la llegada de Playstation 2, momento en el que empezaron a hacérseme pesados con algunas excepciones en Xbox 360.
El poder de los gustos personales
Decía hace unas semanas que me revienta la forma de pensar de algunos veteranos acerca de los nanogamers como criaturas incultas, a la vez que me revienta la filosofía del nanogamer acerca de que el yayogamer está oxidado o la de algunos imbéciles disfrazados de videojugadores que piensan que las mujeres no saben jugar videojuegos. Sin embargo, esto no quita para que la edad no sea un grado y ayude a que los que llevamos varias décadas metidos en este embrollo no podamos aprovechar la experiencia propia para hablar de temas que difícilmente puede tratar quien ha empezado hace poco en esto de los videojuegos, al margen de su edad o condición.
Es por eso, porque llevo muchas décadas, que puedo ver que los gustos y los géneros que me convencen dependen en alto grado no sólo de mis gustos personales en general, sino más bien de mis gustos personales en un momento concreto de mi vida. Este verano renunciaba un tiempo a Geralt porque las Skellige con el calor no me cuadraban, esta semana dejaba a un lado a Wasteland 2 para centrarme en los PvP por motivos profesionales, y juegos como los JRPGs, que fueron mis favoritos durante más de una década, se quedaron a un lado cuando con la madurez llegaron otras exigencias y prioridades.
¿Qué buscamos en los videojuegos?
Es una pregunta importante y que muchos apuntasteis en comentarios a tenor del polémico primer artículo. Tan válido es buscar la inspiración de un argumento profundo en un videojuego como el buscar simple diversión, competitividad o perdernos en la exploración. Siempre defenderé que nadie es más ni menos por preferir uno u otro videojuego, e incluso la diferencia entre los cinéfilos de la que hablaba hace poco Victor en el podcast de mundogamers se me hace cuesta arriba.
Por llevarlo a mi terreno favrito, al literario, hay momentos en la vida en lo que apetece leer a Kafka, Joyce o Doctoievski, y momentos en los que apetece leer a Graham Green, H.G. Wells o Terry Pratchett. También habrá quien considere a Stephanie Meyer, Anne Rice o E.L. James el colmo del buen gusto escribiendo, y bueno... Cada uno con sus gustos, bienvenido sea.
Pero dejadme que vuelva al tema, que me lío... Decía que cada individuo tiende a buscar algo en los videojuegos, y que ese mismo individuo -o usuario si lo preferís- puede ver cómo sus gustos cambian con los años, la edad, su situación personal e incluso la época del año. Y es que los videojuegos, como entretenimiento, han sufrido una expansión tal que ahora caben en ellos muchas exigencias que al principio nos parecían imposibles: Lo que empezó con un PvP vía ArpaNet y desembocó en máquinas pensadas para dos jugadores como la Magnavox o Atari pronto comenzó a mutar.
El PvP local dio paso al entretenimiento solitario, a juegos de habilidad, de competición contra IAs primitivas y de descubrimiento. Finalmente alguien pensó que se podía contar una historia a través de los videojuegos y los proto-RPGs se dieron la mano con las plataformas, las simulaciones, los juegos de lucha, los shooters y toda la gama de experiencias que tenía por ofrecer un mercado emergente.
Cumple tus sueños
A la hora de la verdad, si hace unas décadas era fácil hablar de lo que era el entretenimiento digital y el perfíl del jugador, a día de hoy es una tarea titánica casi imposible de facto que requeriría múltiples artículos. Pensad en las diferencias existentes entre un aficionado al fútbol y uno al boxeo, o a la hípica, y ahora llevad esas diferencias a un terreno tan prolífico como el de los videojuegos.
Incluso en un mismo género como el sandbox, incluso en un sólo título como GTA V, encontraréis usuarios que disfrutan cosas muy diversas del juego, que se dedican a aspectos muy diferentes del mismo y que exprimen determinados apartados sin tocar otros. Incluso en un PvP, en un sólo modo online de partida rápida, hay quien busca elementos diferentes dentro de la partida y juega de maneras muy diversas. Y no me hagáis hablar de los RPGs de mundo abierto, en los que unos buscarán cielos azules, otros combates épicos, otros una buena historia, otros el looteo y otros la posibilidad de desconectar de la vida diaria.
Llegados a este punto, sólo queda por decir que los videojuegos están ahí para cumplir nuestros sueños, para sacar de ellos lo que más nos apetezca y ser nosotros mismos -o al revés, ser otras personas- en su disfrute. Y bendito sea el mercado por permitirnos esto.
¡Nos leemos!
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