P.T. cumple 5 años y todavía sirve de referente
Uno de los mayores miedos que tuve el día que me animé a pasar de PS4 a PS4 Pro fue la incerteza de no saber qué iba a pasar con mis juegos instalados, cómo podía garantizar que las partidas guardadas se conservaran; quería, básicamente, tener la certeza de que todo seguiría en su sitio terminado el proceso de traslación. En especial, mi reticencia al cambio venía motivada por un juego que creía no poder volver a descargar jamás -sí se puede, pero cuesta-, una joya almacenada en la memoria de mi consola que en mi fuero interno le otorgaba bastante valor.
Como sabréis, hablo de P.T., el juego cuyas siglas esconden las palabras “playable teaser” presentado por sorpresa en la Gamescom de 2014. En calidad de demo gratis, se anunció y publicó a la vez mediante un tráiler bastante críptico firmado por el estudio 7780s, el cual nos animaba a ir a nuestra PS Store para tratar de «descifrar el enigma». Y era uno bastante tocho: ni más ni menos que el resurgir de Silent Hill bajo la dirección de Hideo Kojima, en colaboración con Guillermo del Toro y con Norman Reedus como protagonista. Con Death Stranding a la vuelta de la esquina, es evidente que cinco años dan para mucho.
Pero más allá de la polémica posterior con Konami y de la verdadera intención de P.T., que no es otra cosa que ser un muy buen producto promocional, en este quinto aniversario hay que destacar el juego en sí, porque hablamos de un desarrollo con una maestría tremenda, un teórico aperitivo que ha logrado ser una de las mejores experiencias de terror que nos ha dado el videojuego. Tanto fue así que sirvió de inspiración (y fue víctima de mil clones), tanto dolió su pérdida que se ha recreado en PC (con compatibilidad VR) o incluso en Dreams.
Kojima quiso traer el miedo a un lugar familiar, al pasillo de una casa en el que no hay mucho más que un lavabo, un recibidor y algún que otro cuadro y estantería que visitar. Pero eso, una interfaz inexistente y un loop que va torciendo poco a poco las cosas tienen más que de sobra para que muchos apaguemos la consola dejando el final para otro día. Soy de los que piensa que Silent Hills hubiese sido algo diferente, que P.T. es tan bueno por su propia condición y por obligar a Kojima a contenerse, a dar lo mejor con el menor artificio posible. Cinco años después queda claro que lo consiguió.
Obviamente el juego tiene sus Kojimadas (por ejemplo, 7780s hace referencia al código postal de Shizuoka, la pequeña localidad japonesa tradicionalmente relacionada con Silent Hill), pero se conserva como una de las muestras más puras de la genuina imaginación del padre de Metal Gear. Este quinto aniversario es importante porque, con la llegada de Death Stranding, se acerca el fin del desierto creativo en el que se ha visto inmerso el bueno de Hideo. Seguramente el 8 de noviembre veremos todo lo que pudo haber sido Silent Hills, pero P.T. ha pasado a la historia por méritos propios, por tener su propio valor. Por conseguir, un lustro después, que apriete el culo cuando doblo la esquina de ese dichoso pasillo.
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