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¿Por qué me gusta Fallout 76? El videojuego como extensión de la realidad

Con queso, pan y vino...
Por Rafa del Río

No es la primera vez que hablo de esto, creo recordar que fue uno de los primeros temas de 2o14, pero cuatro añitos me parecen más que suficientes para retomar un tema que me parece importante: el de la relación entre las motivaciones humanas y los videojuegos. La relación entre los videojuegos y las necesidades humanas es obvia desde el nacimiento del videojuego moderno con Spacewar! en 1962, no sólo como fin en el propio videojuego, sino también en la motivación del desarrollo de dicho videojuego por parte de sus autores. 

 

En 1943, Abraham Maslow revolucionaba el mundo de la psicología con su teoría de la motivación humana, una tesis que dibujaba una pirámide con cinco estadíos en los que situaba las distintas necesidades humanas y cómo estas actúan para motivar nuestros comportamientos y actitudes. Desde las necesidades Físicas más básicas: respirar, comer, beber, mantener relaciones, movimiento, etc. Hasta la más metafísica necesidad de Autorrealización pasando por el Reconicimiento, la Afiliación y la Seguridad. 

 

piramide maslow

 

Las motivaciones humanas en el videojuego

La pirámide de Maslow, desarrollada posteriormente por varios filósofos, psicólogos y expertos con gran hincapié desde el prisma de la publicidad, ha alimentado desde sus inicios a los videojuegos motivándolos para responder no sólo a nuestras necesidades de movimiento y emoción, sino también a elementos menos fisiológicos como la necesidad de éxito, de ser autosuficientes, de destacar en la sociedad, de sentirnos seguros, de ser capaces de solucionar problemas, de sobrevivir... 

 

Desde Pac-Man hasta Red Dead Redemption 2, Desde Nimrod -OxO- hasta Kingdom Hearts III, los videojuegos 'se limitan' a reflejar la realidad o emularla desde su simplificación y a buscar, casi como único objetivo, estimular esas partes del cerebro que nos indican estar cubriendo alguna de las muchas necesidades de las que nos hablaba Maslow. Sobrevivir en un laberinto de fantasmas, aumentar nuestra cantidad de puntos, cubrir las necesidades físicas en un survival, ser el último superviviente en un Battle Royale, contar con el aplauso de la comunidad en una lista de clasificación, conseguir dinero en el oeste, llevar nuestra propia granja, que nos crezcan los pollitos... Todo, al final, funciona porque nuestra naturaleza humana está programada para que funcione, en mayor o menor medida, y respondamos a estos estímulos con la consabida reacción de superación y su justa liberación de endorfinas. 

 

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¿Por qué me gusta Fallout 76?

Llegados a este punto, me toca hablar de por qué me gusta tanto Fallout 76 y los mundos abietos en general, y es porque cumple algunas de mis necesidades más desarrolladas, como son la de libertad, conocimiento, autorrealización y aceptación social. Como individuo que tiene más desarrolladas dichas necesidades, me siento especialmente motivado para comulgar con juegos como Fallout 76, Kingdom Come: Deliverance, Shenmue, Kingdom of Amalure: Reckoning, Yakuza, Elder Scrolls o Far Cry. Tengo una especial facilidad para engañar a mi cerebro haciéndole creer que los hallazgos y logros en estos juegos tienen la misma capacidad liberadora que los conseguidos en el mundo real, y por ello, para mí como indivduo, es una gozada explorar un edificio abandonado, internarme en los secretos de una mina olvidada, jugar al póker en Kabukicho o trabajar de sol a sol llevando mercancía en un muelle de Yokosuka.

 

Esta sensación personal, que comparto con todos los grandes aficionados a los juegos de mundos abiertos, depende, obviamente, de la jerarquía de necesidades de cada individuo. Una jerarquía que se corresponde con su forma de ser ante los viajes y el día a día. Por seguir poniéndome de ejemplo, desde siempre he sido amante de viajar con mi pareja sin preparar más que el sitio donde dormiremos, coger un mapa nada más llegar al lugar, y dedicarnos a buscar los dibujitos emblemáticos del mapa para ver qué es lo que nos vamos a encontrar. Es exactamente la misma forma de juego que proponen títulos como Wasteland, Fallout, Elder Scrolls, Two Worlds, Yakuza, Far Cry o Kingdom Come Deliverance: aprovechar el mapa e ir descubriendo qué hay en ese bosque, en ese edificio marcado en rosa o en ese dibujo de cuadraditos en el mapa de Red Dead Redemption 2. 

 

Afortunadamente, el ser humano es muy variado y muchos preferís los viajes apalabrados, las rutas precontratadas, y los juegos no tan abiertos o aquellos abiertos que justifiquen mediante mecánicas sólidas el por qué de su apertura. Nada de esto es malo, ni lo vuestro, ni lo nuestro, pero demuestra por qué los juegos son diferentes, por qué cada saga tiene su público, y por qué tachar a una obra de deficiente sin haberla tratado de entender es una práctica insuficiente en esta afición. ¡Nos leemos! 


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