Nueva experiencia con PlayStation VR
El próximo 13 de octubre llegará al mercado PlayStation VR, el nuevo dispositivo de Realidad Virtual destinado para PS4. Es el más barato de todos los que encontramos ahora mismo en el mercado, pero también es el que más dudas genera, ya que todavía no somos plenamente conscientes de dos detalles fundamentales que nos convencerán para ir a por ellas o no cuando llegue el momento: cuál es su potencia real y, sobre todo, qué tipos de videojuegos vamos a poder disfrutar con ellas.
En esta ocasión os puedo dar algo más de información sobre tres títulos que llegarán a PlayStation VR, cada uno con sus propias características y forma de jugar, además de las sensaciones que despiertan al utilizarse. Lo primero de todo es destacar el mínimo peso con el que cuentan las propias gafas, ya que gracias a sus materiales de fabricación (plástico, pero del bueno, similar al que tienen los auriculares oficiales de la compañía) se sienten muy ligeras y no molestan en absoluto una vez nos las colocamos en la cabeza, dejando espacio para los cascos. Antes de comenzar a jugar hay que realizar unos ajustes, fundamentales para conseguir ver la imagen con total claridad y evitar los mareos, aunque es probable que muchas personas los sufran a pesar de todo.
No es un producto que se sienta premium, porque no lo es, pero tampoco llega a percibirse como algo cutre. Es un punto intermedio que su propio precio ya nos indica, dejando claro que no va a llegar a las cotas de calidad que podemos alcanzar con Oculus o con HTC Vive pero con la seguridad de que también nos va a servir para jugar a obras como Resident Evil 7, que a día de hoy me parece su mayor valedor. ¿Qué tal la experiencia con los tres juegos que estaban disponibles?
Por un lado teníamos a Headmaster, que no utilizaba ningún tipo de periférico para controlarse, sino que se basaba en el propio movimiento que realizamos con la cabeza, o más bien solo a uno de ellos: dar cabezazos. En una especie de experiencia que nos va narrando una pequeña historia, tenemos que rematar de cabeza los balones de fútbol que nos lanzan desde diversos puntos, tratando de introducir los balones en la portería y acertar a los puntos concretos que nos garantizan más puntuación. Más o menos el movimiento funciona y es preciso, aunque también es cierto que muchas veces remataba de cabeza sin moverme.
Los otros dos ejemplos eran algo más interesantes, con un Battlezone que nos propone batallas entre tanques que se controlan con el DualShock 4, dejando a las gafas la simple utilidad de visualizar los escenarios. La otra obra, Until Dawn Rush of Blood, no tiene mucho que ver con el juego de Supermassive más allá de los enemigos que encontramos y que debemos disparar, ya que se trata de un típico shooter sobre raíles en el que se utilizan los PS Move como las armas que portamos durante la experiencia, destacando que no parecían ser excesivamente precisos.
En general, tres experiencias curiosas que utilizan PlayStation VR de tres formas diferentes, ya que cada uno necesita un tipo de control en concreto. Como peculiaridad está bien, acostumbrados a jugar de forma totalmente distinta, pero no son productos que realmente justifiquen el desembolso de 400 euros. Y ese es el mayor problema que ahora mismo encuentro en este dispositivo de Sony: ¿quién nos garantiza que vayan a salir muchos videojuegos destinados a ser disfrutados de esta manera? ¿de qué calidad serán? ¿Resident Evil 7 será una excepción o realmente veremos muchos títulos de estas características ofreciendo soporte a las gafas? A día de hoy creo que son demasiadas preguntas ante un producto muy caro, del que no se puede asegurar qué podremos esperar en el futuro.
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