NiOh, fecha de lanzamiento, personajes e historia
La fecha de lanzamiento de NiOh ya es oficial: el 9 de febrero de 2017. Y yo... lo reconozco, cada vez que hablo de NiOh se me va la pinza. Demasiado mono de un juego de samuráis que huya de las supermegaespadaschupiguays y se centre en lo básico, en el combate, en el duelo, en ese momento en el que la Verdad del samurái: 'lo único cierto es la muerte' es todo lo que le separa del desenlace, de la sangre regando el suelo y unas manos clavándose en la tierra para no volver a separarse de ella jamás.
Ya os he dado la brasa con las armas tradicionales y he hablado un poquito sobre los yokais -poco, muy poco, y si no os lo creéis leed a Rumiko Takahashi-, y cuando ya pensaba que no iba a poder ponerme pedante con el juego -otra vez-, llega la gente de Team Ninja y dice 'oye, ¿y si usamos personajes históricos como protagonistas del juego?' Y claro, uno vuelve a picar.
El plantel de lujo de NiOh
En julio Koei Tecmo hablaba de que William no estaría solo en su viaje, y que contaría con la ayuda de algunos personajes como el famosísimo Hanzo Hattori y el matrimonio Tachibana Muneshige y Tachibana Ginchiyo. Ahora se desata y añade dos nuevos personajes a los ya confirmados con Okatsu, una legendaria kunoichi al servicio de Hattori Hanzo protagonista de varias leyendas y poemas épicos, y el protagonista de los cambios y de uno de los más crudos periodos de guerras de todo Japón: Tokugawa Ieyasu.
Sólo con estos cinco nombres podemos hacernos una idea de la profundidad de lo que vamos a encontrar cuando NiOh salga al mercado en algún momento por confirmar, seguramente a principios de 2017. Por un lado tenemos a Hattori Hanzo: hijo de un samurái de rango menor y ninja de la provincia de Mikawa, es una de las figuras más reconocibles del periodo Sengoku gracias a que encarna a un tiempo los ideales del bushido o código samurái junto al credo del shinobido, el código de los ninjas, y las habilidades del ninjitsu y el ninpo como miembro y finalmente cabeza de los ninjas de Iga. Su papel como salvador de Tokugawa Ieyasu le valió un puesto como mano derecha del conquistador, ayudando a Ieyasu a convertirse en el primer mandamás del shogunado Tokugawa como consejero, guerrero y jefe de inteligencia con la ayuda del clan ninja Iga y la familia Hattori -sí, como el de los dibujitos-.
Tokugawa Ieyasu es fuente de leyendas y una de las figuras más importantes del cambio tumultuoso y la balanza de poder en el periodo feudal nipón. Fundó el shogunado Tokugawa, que abarca desde la batalla de Sekigahara en 1600 hasta la famosa restauración Meiji en 1868, y si bien no quiso mantener el shogunado más allá de los dos años que dedicó a pacificar las revueltas, permaneció en el poder hasta su muerte, en 1616, poco después de la instauración del shogunado. ¿Curiosidades? era paisano de Hanzo, de la misma provincia de Mikawa. Tras varios años de su infancia como rehén amenazado de muerte en manos de Oda Nobuhide pasa a ser rehén del clan Imagawa con una vida feliz que le lleva a la batalla y a su primer matrimonio a la edad de 13 años. Fue uno de los artífices de las primeras derrotas de Oda Nobunaga y, posteriormente, aliado del famoso genio militar.
Siguiendo con los personajes tenemos a Tachibana Muneshige, del clan Ôtomo, quien posteriormente sería adoptado por Tachibana Dôsetsu y cinco años después sería casado con la hija de su padrastro, Tachibana Ginchiyo. Ginchiyo se convertiría en jefa del clan Ôtomo y sería receptáculo de las técnicas de la escuela Ôtomo.
Junto a ellos tenemos a Okatsu, una kunoichi que hace alusión a las leyendas que hablan de una desconocida kunoichi, más que probable descendiente de Hanzo y hermanastra de Hattori Masanari cuyo odio a los samuráis sólo es comparable a su fidelidad al clan Iga. Como personaje histórico es difícil saber cuánto forma parte de la verdad y cuánto de la ficción, pero en algunos poemas y leyendas aparece como el equivalente Iga de los que fue Mochizuki Chiyome para la escuela de ninjas Kâge. Chiyome, esposa de Takeda Shingen, es considerada la inspiradora del concepto de shinobi femenino, se le atribuye la ceación de la primera escuela kunoichi de mujeres espías contratadas entre prostitutas y mujeres rechazadas. Mochizuki Chiyome es considerada una de las cinco onna bugeisha -mujeres samuráis- más influyentes del Japón feudal.
Se nos quedan fuera de la época nombres como Miyamoto Musashi, Sasaki Kojirô, Yagyu Jubei Mitsuyoshi, y algunos otros samuráis que, o bien eran demasiado jóvenes o nonatos en el periodo que parece recoger el juego -algunos años antes de la batalla de Sekigahara, ya que, por mucho que se repita en algunos medios que el juego tiene lugar en el periodo Edo, éste empieza en el 1.603, año en el que Hattori Hanzo y Gynchiyo Tachibana ya han muerto [+1595 y +1.602]-, o bien no acaban de cuadrar por su escaso compromiso en el marco bélico en el que se movían los anteriores personajes. Mochizuki Chiyome sería una gran adquisición para el juego, teniendo en cuenta su desaparición misteriosa tras la muerte de su marido Takeda Shingen en 1573 -antes del nacimiento de los Tachibana-. Eso sí, si estáis pensando en algunos de los nombres de Ruroni Kenshin os recuerdo que la acción del manga trascurre dos siglos y medio después de la Batalla de Sekigahara.
Sea como sea, y al margen la enorme, preciosa y monumental paja mental que me estoy haciendo con NiOh, sus nombres y personajes y la historia que podría terminar habiendo tras su desarrollo, NiOh sigue pareciéndome un cuento prometedor en el que están tomándose muy en serio todos sus elementos. Desde las diversas escuelas de combate -a las que la última beta añadió la escuela Ni-Ten Ryu de Miyamoto Musashi y la rama del uso de daisho del Shinkage Ryu de Kamiizumi Nobotsuna [perfeccionado en el uso del daisho por Yagyu Jubei años después]- hasta las diferentes posturas de combate, las armas, los tipos de Yôkai, los atuendos y los personajes, todo parece estar perectamente estudiado para dar algo mucho más profundo que un simple juego de espaditas. Habrá que esperar y ver, aunque por ahora la cosa promete.
¡Nos leemos!
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