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Los youtubers nos hacen portarnos como viejos

"Los niños de hoy en día...."
Por Dayo

En #Rehash, el capítulo de South Park que vio la luz hace unos días, Kyle camina por un salón con sillas y mesas vacías, pasando su mano por un televisor que sólo cría polvo. “Está muriendo”, dice. “El salón está muriendo”. La generación de su hermano ya ni siquiera juega a videojuegos; se pasan todo el día viendo vídeos en YouTube, let’s plays del mismo tipo cuyo nombre repiten cual canto sectario. “PewDiePie”. El pasado 5 de agosto la revista Variety publicó un artículo anunciando que los youtubers son más influyentes que los famosos de medios tradicionales. Ya nadie mira a Hollywood o se fija en la industria musical en busca de ídolos; todos están en “el yutuf”. No es difícil encontrarse con gente que tenga una mala opinión sobre este nuevo fenómeno y las más de las veces, cuando preguntes a alguien, seguramente responda algo sobre las líneas de que no entiende por qué la gente sigue a Willyrex, que para qué ver a ElRubius si tú mismo puedes jugar a videojuegos. Los únicos que ven esto son los niños, niños rata, enanos sin criterio que algún día madurarán. “Te lo juro”, dice Kyle, “no entiendo a los niños de hoy”.

 

“Los niños de hoy”.

 

Mi padre no juega a videojuegos. Lo más parecido que ha hecho ha sido hacerse un equipo en Pro Evolution Soccer, echar un partido o dos y luego olvidarse. Él no quería que me centrase en los videojuegos; mi familia me educó para amar el cine, la literatura, la música, el teatro. He sido jefe boy scout y he hablado con padres sobre la influencia que tienen los videojuegos en sus hijos; los hay que temen que puedan atontarles, que limitan sus horas de juego o incluso prohíben jugarlos. Si juegas lo más probable es que hayas tenido que enfrentarte a tal prejuicio, la noción de que nuestro medio no tiene valor y es una absoluta pérdida de tiempo. Es algo contra lo que seguimos luchando aún hoy, pero se supone que es algo a esperar ¿verdad? Al fin y al cabo ellos son mayores, no entienden la nueva tecnología. Douglas Adams dijo que “todo lo que se invente después de que cumplas los 35 años va contra el orden natural de las cosas” refiriéndose a cómo la vieja guardia contempla las nuevas tecnologías, una frase que he visto repetida una y otra vez como si fuese un mantra. Pero parece que con el progreso de la tecnología también se acelera el ritmo al que se pasa la antorcha de la comprensión y ahora nosotros somos los viejos que se preguntan cómo demonios los niños de hoy en día pueden sentarse a ver a Mangelrogel decir sandeces. La noticia de Polygon que presenta el capítulo lleva el titular “El episodio de South Park sobre PewDiePie me hace sentir tristeza sobre los niños de hoy”.

 

Notáis la ironía ¿verdad?

 

Nos hemos convertido en nuestros padres.

 

 

De hecho, tengo la impresión de que Brian Crecente, autor de la noticia y su titular, no es consciente de que el propio capítulo se ríe de estas mismas actitudes: Kyle se está quejando de que su hermano pequeño se pasa las horas muertas viendo a PewDiePie junto a sus amigos en lugar de sentarse a pasar las horas muertas jugando a Dragon Age: Inquisition mientras sus amigos miran. El capítulo incluso abre con otra confrontación generacional al poner a Kyle hablando con su padre sobre cómo jugar a Call of Duty: Advanced Warfare con sus amigos es un acto social y “es importante”. “¡Es vuestro día libre!”, dice su padre. “¿De verdad queréis pasarlo en casa frente a la televisión?”.

 

Yo no soy consumidor habitual de gameplays, pero he visto un puñado. De hecho antes de empezar a escribir este artículo estaba viendo con mi hermano el episodio 26 del let’s play que están haciendo Outconsumer y Loulogio de Dark Souls. Una de las primeras veces que quedé con mis queridos compañeros de MundoGamers en casa del ahora no presente Alejandro Pascual vimos los viejos vídeos de Dross en los que jugaba a Burger Time y otros clásicos. Esas risas no nos las quita nadie. Mi primer contacto con Five Nights at Freddy’s fue a través de los vídeos de Markiplier, igual que lo es mi experiencia con su secuela. Entre mis favoritos recientes en YouTube se encuentra un gameplay de Call of Duty: Advanced Warfare al que vuelvo de vez en cuando para escuchar los comentarios sarcásticos y monótonos de su autor. El razonamiento más habitual, y uno al que yo he acudido, es que no tiene mucho sentido sentarse a ver gente jugando a un videojuego, algo que desde la base está pensado para ser interactivo, que lo experimentes tú mismo. Pero los buenos “gameplayers”, los más populares, no están en la cima porque jueguen bien o porque jueguen al título X; venden su imagen, su estilo. George Weidman, de Superbunnyhop, lo resume así en su análisis de Goat Simulator: “Cuando era un niño, los tipos de Jackass y Tom Green jugaban este papel [de entretenimiento] y supongo algunos pocos emprendedores de mi generación crecieron para convertirse en PewDiePie y Markiplier”. Los youtubers son famosos y la chavalería acude a ellos porque son iguales que los monologuistas, que José Mota o, salvando las distancias, La Hora Chanante: entretenimiento y, además, en un idioma que ellos hablan, uno informal, cercano. No son famosos con un equipo a su alrededor maquillándoles y cuidando cada palabra sino gente de a pie que quiere compartir su diversión con los demás.

 

He consumido gameplays, pero por defecto no me gustan. Ya pierdo demasiado tiempo cada día mirando un documento en blanco de Microsoft Word y pensando qué poner en él como para gastar otros 45 minutos viendo a alguien hacer el paria. Pero también es algo que no está hecho para mí: consumo muchísimo YouTube, pero en lugar de gameplays veo videoanálisis, sketches, sesiones en directo de la Boiler Room. Escucho a Louis CK una y otra y otra vez mientras dibujo y no me pongo a ordenar mi habitación o atarme los cordones sin poner algún vídeo corto. No me gusta lo que hacen Alexby11 o Vegetta777, pero es normal porque yo no soy su público objetivo. Cuando la gente dice que es una injusticia que ElRubius tenga más de nueve millones de subscriptores y yo “sólo” roce los 30.000, lo primero que pienso es que el señor Doblas tiene todo el derecho del mundo a estar donde está: habla el idioma de la mayoría, les engancha y convierte en fans. Es eficaz en lo que quiere. No me gusta su estilo histriónico, no me gusta el ejemplo que da a su público, pero eso no impide que pueda aceptarlo como fenómeno. Es entretenimiento estúpido, pero pensar que al quitárselo sólo leerán Schopenhauer mientras escuchan a Bach es ignorar el estilo de la programación infantil: por cada Hora de Aventuras hay diez Johnny Test. No sabéis bien lo bajo que caen las series de It’s A Laugh Productions. Algún día esos niños crecerán, se cansarán y dejarán de ver a esos youtubers y una idiotez sustituirá a otra, como siempre ha sido y será por los siglos de los siglos. “El episodio de South Park sobre PewDiePie me hace sentir tristeza sobre los niños de hoy” es un titular que manifiesta nuestra dicotomía a la hora de afrontar lo nuevo y nuestra forma de saltar a conclusiones, yo incluido. Dentro de 10, 20 años la generación de niños rata de hoy será adulta y verá cómo una nueva ola se pasa las horas muertas navegando en váyase usted a saber qué red social a través de la Realidad Virtual. Y dirán “los niños de hoy se pierden en mundos que no existen. Ya ni siquiera necesitan sentir el tacto”.


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