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Los videojuegos normales nos harán libres

Juegos que ni muy bien, ni mal
Por Julián Plaza

Nos gusta buscar la excelencia, lo sobresaliente. En videojuegos es algo más que comprensible, teniendo en cuenta el tiempo que pueden llegar a consumir y la inversión que en muchos casos conllevan, especialmente cuando hablamos de estrenos. Economizar el tiempo de juego no es una cosa baladí en nuestro medio, precisamente.


Pero por cosas de la vida, es prácticamente imposible saltar de obra maestra en obra maestra. Hoy quiero resaltar aquellos títulos que ocupan los amplios espacios entre joya y joya, los responsables de aliviar las semanas de espera o los encargados de los ratos de juego distendidos. Al final, son estos lanzamientos los que ocupan la mayor parte de nuestro tiempo. Qué haríamos sin ellos.

 

Yakuza


Todos tenemos los nuestros. Mencionaba Álex en el MG Podcast que The Binding of Isaac es su salvavidas, su remanso de paz y desconexión entre tanto ajetreo y contacto con la actualidad. A mí, por ejemplo, me gusta volver esporádicamente a Soul Calibur 6 y a Yakuza Kiwami, dos juegos buenos pero imperfectos en varios apartados, aunque brillantes en su propuesta central o en alguna en particular.


Eso último es, creo, la clave de los ‘juegos normales’ que menciono. Os pongo a La Tierra Media: Sombras de Guerra como ejemplo: muchas de sus partes son reguleras, o malas directamente, pero se compensan con un control (lucha y exploración) más que satisfactorio que te anima a volver. No todo tiene que brillar, solo lo que te gusta. Además, también se agradece tener una relación de complicidad con el juego en la que no estás mirando cada defecto de manera constante. Te relajas, te evades, no hace falta más.

 

SC6


¿Cuáles son los juegos que os han llenado los huecos sin grandes estrenos en 2018? ¿Seguís jugándolos? ¿Tenéis alguno que esté cerca de ser un placer culpable? Por las dinámicas de internet creo que los debates tienden a centrarse solo en lo muy bueno o en lo malo, y entre ambos terrenos hay mucho que destacar. Porque no todo debe buscar la excelencia.


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