Los límites del humor y el videojuego: necesito más Judgment y DQB2
Este verano está siendo un regreso a mi infancia, adolescencia y juventud. Por un lado Evangelion, levantando la polémica como sólo el bueno de Hideaki Anno sabe hacer, si bien el Ojette en esta ocasión no ha tenido la culpa. Por otro, vuelve Kulotsura a hacer lo que mejor sabe: protestar por no ser Bob Kane y dibujar nalgas femeninas. Para poner la guinda, el regreso de Toriyama con Dragon Ball Super y, mucho mejor, un Dragon Quest Builders 2 que está siendo la mejor golosina de este verano.
Akira Toriyama y el humor por bandera
Más allá del juego, Dragon Quest Builders 2 es una obra de humor a la altura de Dr. Slump y de los primeros tomos 'del goku'. Risas garantizadas con diálogos que son 100% Toriyama y que, aunque no llegan al nivel del clásico puff-puff, no se cortan un pelo con temas que, lamentablemente, parecen tabú en occidente para algunos sesudos y lamentables círculos de opinión.
Un pueblo que se desvive por su bailarina predilecta, una señora mayor disfrazada de conejita Playboy, un masajista jovencito que quiere que pongas ventanas en las duchas de los culturistas, una joven agricultura con una curiosidad muy discutible... y por supuesto, cacas. Dragon Quest Builders 2 juega con el humor más ingenuo y estereotipado del maestro Toriyama, con las jovenes guapas, los chicos confusos, los culturistas cobardes y toda la gama de chistes de la que hace gala en su Taller de Manga y consigue romper las restricciones culturales de un aquí y ahora muy soso para arrancar la carcajada de todos sus públicos.
Yagami y el trío pervertido
En la misma línea aunque más para adultos, tenemos a Judgment. Toshihiro Nagoshi vuelve a hacer gala del humor más nipón y juega con lo grotesco para crear las mejores secundarias hasta el momento. Equívocos entre dos gemelos confundiendo al chico con la chica, una host aburrida y su novio, que quiere buscarle clientes pero que no le metan mano, un trío pervertido con su propio emperador, una pareja pobre que necesita un picadero, y por supuesto cuernos y tetas, domingas, perolas, brevas, pechugas, bubis y cualquier sinónimo que se os ocurra.
Judgment, como Dragon Quest Builders 2, no duda en mostrar lo más crudo de la naturaleza humana pero disfrazando sus momentos con ese humor tan nipón, tan de los 90, que nos ha sido arrebatado. La risa sigue ahí, como el merengue de la tarta que es el mensaje subyaciente, y despierta ecos en el usuario a pesar de las restricciones sociales demostrando, pese a quien pese, que Porky's seguiría funcionando tan bien a día de hoy como hace 40 años a pesar de los pesares.
Los límites del humor en el videojuego
El humor no tiene límites, o no debería tenerlos mientras sea humor. Existe el humor blanco, el humor negro, el humor verde, el humor rosa y el humor marrón, que como padre de una niña de 7 años es el que reina a día de hoy en casa. Por existir existe hasta el humor culpable, que no deja de ser humor mientras haga reír, aunque por dentro sepas que lo planteado es más que discutible. También existe el deshumor, el chiste sin gracia de quien no la tiene y que piensa que coronar cada frase con un 'hijodeputa' es el colmo del cachondeo. Pero no hablamos de eso...
Jugando ayer a Dragon Quest Builders 2, con mi hija disfrazando a su personaje con el traje recién conseguido de conejita Playboy para ir a bailar a la disco que hemos montado en la Isla del Despertar, no pude menos que recordar las voces que se alzaron contra el remake de FFVII. Voces que enarbolaban como argumento que Cloud travestido no puede tener cabida en estos tiempos modernos y que elevaban a mil los colectivos que podrían ofenderse ante tamaña hazaña. Podéis llamarme facha, carca o pollavieja, pero nunca entendí estas quejas.
Bendito humor nipón
El humor, algunos tipos de humor, juegan con lo grotesco y lo raro, lo diferente y lo absurdo, usando la contra-norma para ir contra corriente y, desde la risa, luchar por un ideal que se convierta en lo aceptado. Transformar el guiño magistral de Sakaguchi a Billy Wilder en un afrenta contra colectivos es no haber entendido Con Faldas y a lo Loco y cagarse en su valiente alegato con uno de los finales más apoteósicos del cine. Quejarse del humor de Toriyama es invisibilizar el trabajo de uno de los creadores del anti-arquetipo femenino con mujeres fuertes e independientes que no necesitan ser salvadas, desde Arale a Chichi pasando por Lunch y, por supuestísimo Bulma.
Necesitamos más juegos como Dragon Quest Builders 2 y su humor ingenuo y refrescante, sin complejos. Necesitamos más Judgment, más Yakuzas y más idas de pelota del bueno de Toshihiro Nagoshi. Quiero seguir persiguiendo a ladrones de bragas y pelucas de calvo arrastradas por el viento. Quiero seguir buscando fantasmas en un piso de alquiler, conociendo chicas y chicos en locales de alterne y pegándome con yakuzas que disfrutan siendo tratados como bebés por matronas de generosas proporciones. Quiero seguir riéndome cuando pellizcan el culo a mi compañero, adorando a Mama del Earth Angel o consiguiendo revistas 'sucias' a tiernos adolescentes pre-púberes.
Y sí, quiero volver a ver a Cloud vestido de prostituta pasando un mal trago, llamando osito a Barret y jugando sin querer con los sentimientos de Tifa y Aerith en un vano intento por no hacer daño a ninguna de las dos y tomando una dura decisión en Gold Saucer. Quiero, en definitiva, seguir disfrutando de los juegos tal y como los conciben sus autores en total libertad. Y no, no es un mero deseo egoista, es una necesidad.
¡Nos leemos!
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