Lo ostentoso hecho videojuego: JoJo's Bizarre Adventure All Star Battle
Una de las noticias de ayer fue saber que la recientemente renombrada Bandai Namco subastaría una edición exclusivísima de JoJo's Bizarre Adventure All Star Battle el mes que viene en la Casa Durán de Madrid con un precio de salida de 2.500 euros. ¿Motivo? Motivos: uno por la beneficiencia, ya que todo el dinero recaudado irá íntegro a la fundación Juegaterapia y otro por lo peculiar de la edición, que incluye una figura de Jotaro y Star Platinum con 6.000 cristales Swarovski incrustados. Y dentro del milagro que supone que All Star Battle aparezca en España, la verdad es que lo ostentoso y excéntrico de la figura encaja perfectamente con la filosofía del manga de Araki.
Hace algo más de un año os hablaba del juego que estaba por salir y de lo mucho que amé el videojuego perpetrado por Capcom hace ya quince años en CPS-3 y lo mucho que gocé las OVAs del tercer arco. Hoy, tras haber disfrutado de la nueva serie y haber devorado cinco de los siete arcos completos de la serie (prácticamente 15 años de viñetas japonesas distribuidas en revistas de Shueisha), llevar la estrella de los Joestar tatuada en mi espalda y llamar DIO a mi gato (no Dio, que no es lo mismo), os puedo decir que va a ser una lástima que no vayáis a disfrutar tanto como los que hemos conocido el secreto que encierra su historia y la increíble producción de CyberConnect 2. Por muchos motivos.
Es fácil a día de hoy desarrollar un videojuego basado en anime: tomas lo que has visto en la serie, lo emulas y lo desarrollas. De eso han demostrado ser maestros la gente de CyberConnect comandando las aventuras electrónicas de Naruto, pero el reto de JoJo’s fue mayúsculo: trataba de dar vida a las viñetas de un manga que jamás había sido animado más allá de unas OVAs (que ahora pienso que no está a la altura del manga) y de una serie que abarcó los dos primeros arcos pero que ni siquiera se sabía de su éxito cuando se estaba desarrollando el juego.
Imagina desarrollar un videojuego basado en una obra de culto en Japón que, encima, debes interpretar su movimiento en viñeta, sin saber cómo el propio autor imaginó que caminarían, se moverían o comportarían. Imagina, además, en el país en el que la voz de los personajes en anime son prácticamente un dogma, poner voces a gente que más allá de Drama CDs nunca había tenido una voz propia. Imagina, además, clavarlo en todos y cada uno de esos puntos. Básicamente eso ha sido JoJo’s Bizarre Adventure, y dejando de lado los fríos números y la credibilidad de Famitsu, de ese 40 de 40 se valoró, sin duda, todo lo argumentado en el presente párrafo.
Hay un trabajo de fondo en JoJo’s que únicamente puede entender el que conoce la serie. Su llegada a Occidente se valorará como la de un juego de lucha, no como la de un homenaje a una serie que hace pocos meses cumplió su 25º aniversario desde su estreno en la Shonen Jump. La desgracia es que All Star Battle no es un mal juego de lucha, pero ni siquiera es la parte importante de lo que Matsuyama y compañía: lo importante era que Bruno Buccellati tuviese la voz de Noriaki Sugiyama y le quedase como anillo al dedo, ¡qué digo! ¡Mejor que eso! Luego, que el modo historia o el desbloqueo de personajes y trajes mediante la pila (ya veréis) sea peor que un dolor de muelas no importa mientras Kira camine así. ASÍ.
JoJo’s Bizarre Adventure All Star Battle es un videojuego increíble, pero pocos lo comprenderán. De hecho, en la versión occidental y para evitar conflictos con grupos musicales de renombre se ha optado por cambiar algunos nombres, y el resultado está siendo dantesco: Polnareff ahora se llama Eiffel o Sticky Fingers se llama Zipper Man, tampoco se han salvado del cambio Killer Queen o Crazy Diamond. En realidad tampoco importa, ¿verdad Iced? Deseo que disfrutéis el juego, pero ojalá pudieséis disfrutar el mito. En exclusiva para PlayStation 3 el próximo
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