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Las llamas de Dark Souls II arderán en Sekiro

Quedan 9 días
Por Adrián Suárez Mouriño

Si algo ha intentado con muchas ganas Dark Souls II es incorporar el fuego de la primera llama a la jugabilidad. En los primeros trailers del juego se decía que se iba a poder jugar con su luz de una forma más activa de lo que al final se pudo, pero, aún así, el título introdujo ideas muy interesantes a este respecto. En la secuela prendemos antorchas para que su calor aleje a los no muertos, prendemos aceite para que se haga la luz y eso nos deje ‘fijarnos’ en los enemigos, quemamos ruedas de molino… El fuego ayuda al bien y vence al mal, purga y purifica.

 

Parte de ese espíritu ha viajado hasta Sekiro, videojuego en el que el fuego se presenta como una herramienta muy plástica, agresiva y visual. En los maravillosos cortes de vídeo en los que nuestro lobo se pelea con lady Butterfly todo está rodeado de fuego. Hemos visto también como un toro de astas ardientes carga contra nosotros, cómo arde un templo del que tenemos que escapar y cómo nuestro personaje lo emplea contra sus enemigos.

 

 

Sekiro es un videojuego de redención, de un pupilo que tiene que encontrar a su maestro haciendo frente a su pasado. Perteneció en su día a un clan ninja al que ahora se enfrenta, y el fuego servirá para reforzar esa metáfora: de hacer arder lo que dejamos atrás, pero también a que eso que hacemos quemar nos puede lastimar también.

 

Además de jugar muy bien con el fuego, existe otro elemento que Dark Souls II maneja muy bien: el agua. El líquido elemento funciona como un conductor narrativo entre las costas de Majula y los lagos del templo de Amana. Pero no solo se usa para vehicular una historia, también para articular uno de los combates más ingeniosos del fuego: el que tenemos en el interior de un barco pirata contra El Centinela Flexible.

 

 

A medida que jugamos, el agua sube de nivel, entorpeciendo nuestro movimiento, elevando la tensión de la pelea y volviéndola más interesante e ingeniosa. Ahora que estamos rejugando Dark Souls II de cara al podcast especial que grabaremos esta semana, no me he podido resistir a pensar en cómo estos dos elementos unidos pueden trasladarse a Sekiro: agua y fuego, restricción de movimiento y daño letal.

 

La batalla contra lady Butterfly va a ser tensa, pero más lo será si la estructura se va cayendo mientras peleamos. Las escenas de infiltración de Sekiro van a ser entretenidas, pero lo serán más si también podemos emplear el humo que el fuego genera para hacerlo. En este sentido, el humo puede funcionar como el restrictor a la acción que es el agua, pero también como soporte a nuestras acciones.

 

Por supuesto, todo esto no son más que conjeturas, pero si tenemos en cuenta la gran influencia que tiene el trabajo de Dark Souls II en Dark Souls III, lo mucho que le gusta a Miyazaki experimentar y aprender, lo que quiero es que ese fuego sirva como el agua sirve a la narración en Dark Souls II, pero también para escalar la maleabilidad de su sigilo.


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