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Las grandes editoras eclipsan el catálogo para smartphones

Crisis indie
Por Raúl Rosso

Hace un par de años el mercado de las aplicaciones para smartphones estaba todavía eclosionando. Un nuevo método de distribución sin intermediarios, con precios irrisorios y total libertad de publicación más allá de las propias restricciones de la plataforma, siendo Apple la menos concesiva en ese aspecto y Android un Sodoma y Gomorra del ocio digital. En todo caso, una avalancha de desarrollos independientes se lanzaron a la piscina con productos de dispar calidad al resultar un negocio de fácil monetización. El problema vino cuando las grandes editoras se dieron cuenta del filón que podían aprovechar y que hasta entonces se estaban perdiendo. Ahora todos se han subido al carro, y éste va a reventar porque está hasta los topes, lo que ha llevado a que se genere una competencia que podría cambiar la situación en los meses venideros si no se toman medidas.

 

La agencia de marketing y monetización de aplicaciones W3i ha realizado un estudio sobre el coste de las desarrolladoras y editoras para atraer a los usuarios hacia su aplicación. En el mundo del software business, el CPI o cost-per-install es el coste medio que le supone a la empresa la posible instalación del producto y uso por parte de un nuevo consumidor. Es la suma entre los propios costes de desarrollo y la campaña publicitaria necesaria para que llegue de una forma u otra al usuario final. Echando un vistazo a las estadísticas, ese coste se ha incrementado en los últimos seis meses un 70% (0.92$) para las aplicaciones de Android y un 56% (0.51$) para iOS, lo que supone un trecho bastante insondable para los pequeños emprendedores que quieren hacerse hueco en este mercado.

 

CPI iOS Android

 

El problema se acrecenta por culpa de la absurda competitividad que ha llevado a que todos abracen el ya cargante modelo free-to-play, el cual ha acostumbrado a los usuarios a no pagar por un producto (aún con los precios irrisorios que existen en estos bazares) al existir alternativas gratuitas avaladas por gigantes empresariales que se dejan los cuartos en publicidad agresiva. Eso de las aplicaciones millonarias hechas por un avispado desarrollador independiente en sus ratos libres es cosa del pasado. Los costes y beneficios de una aplicación no dan mucho margen de maniobra. Aquí tienen un interesante testimonio por parte de un emprendedor que se ha topado con la cruda realidad del mercado.

 

 

Por todo esto, el estudio concluye con la idea de que los pequeños estudios independientes están en un momento crítico de “renovarse o morir” para poder codearse con los grandes del sector que han usurpado un patio de recreo hasta entonces vacío para experimentar y lucrarse con propuestas de todo tipo que hasta entonces no se habían promovido. Lo peor de todo el asunto es que si ya de por sí esta masificación resta visibilidad a los proyectos humildes de verdadera calidad, ahora que se pone todo cuesta arriba va a resultar esa tarea una terrible labor de espeleología.


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