Las comparaciones entre Dragon Ball FighterZ y la serie original
Dragon Ball es especial para muchos. Este icono en la infancia de más de una generación prevalece en múltiples formatos más de tres décadas después de su estreno, donde incluso se ha retomado la serie en manga y animación con DB Super. En videojuegos, el debate siempre ha discurrido entre la elección del mejor título basado en la obra de Akira Toriyama hasta hoy y en imaginar cómo sería el lanzamiento definitivo. Ese sueño hoy parece estar más cerca. Aquellos y aquellas que conozcáis el trabajo de Arc System Works dentro de los videojuegos de lucha, coincidiréis conmigo en apuntar que su factura está más que justificada; ahí tenemos ese Guilty Gear Xrd REV 2 estrenado hace cosa de un mes, por ejemplo. Pero cuando hablamos de una adaptación de las aventuras de Goku y compañía, esto va más allá de mecánicas, modos y diversión: queremos sentir el espíritu de la serie emanando de nuestras pantallas. La buena noticia es que también hay motivos para esperar esto en Dragon Ball FighterZ. 
A poco que hayáis seguido la actualidad del juego posterior al E3 2017, habréis atendido a la multitud de comparaciones entre lo visto en la cita angelina y lo leído en el manga de Dragon Ball Z. La fijación por el detalle de ASW es tal que las comparativas de los fans muestran planos, movimientos y poses idénticas a los dibujos y a la animación original. La transformación de Goku está basada en la parte final del opening del anime, la presentación de Gohan recupera los efectos sonoros y los planos de su transformación en SSJ2 y un largo, larguísimo etcétera.
El mimo enfermizo del estudio desarrollador es tal que se prescinde de la fluidez en los movimientos de los luchadores, rompiendo con el recorrido natural del brazo en un puñetazo para emular la sensación que transmite la serie original. Todo lo enseñado destila un trabajo en recopilación de datos y fuentes fuera de lo común, haciendo que decir que Dragon Ball FighterZ es candidato al mejor videojuego de la historia basado en la serie no sea tan descabellado.
Pero como siempre, para merecer tamaño honor no bastará con ser una viva imagen de lo que leímos y vimos en nuestros monitores CRT hace un par de décadas. También dependerá de cómo se juegue, de con cuántos jugadores se cuente, de los modos y de un ‘todo’ que va más allá de lo expuesto, sí, pero es difícil no estar ilusionado cuando la parte audiovisual te pone los pelos de punta.
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