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La simbología de las granadas en Hades

Qué significa esta aparentemente inocente fruta
Por Rebeca Escribano

Si habéis empezado a jugar a la maravilla que es Hades, de Supergiant Games, sin duda habréis reparado en el magnífico trabajo de diseño de producción que rodea al juego. Y es que aunque el estudio responsable de grandes títulos como Bastion o Transistor nos tenga acostumbrados a unos diseños de escenarios y assets excelentes, lo cierto es que con Hades se llevan, literalmente, la palma.  

 

Hades está ambientado en el inframundo griego y como tal, la gente de Supergiant Games han decidido adaptar las caóticas y crueles personalidades de personajes mitológicos tan emblemáticos como el propio Hades, Zagreo o Caronte a un escenario algo más moderno que encaja perfectamente con una estética de juego moderna y vanguardista. Y sin duda, seguro que habéis visto repartidas a lo largo del juego unas gruesas, redonditas y deliciosas granadas: están sobre la mesa del propio Hades, en la cantina o incluso son una recompensa que puedes obtener tras acabar un nivel. La fruta no es, como nada en este juego, una elección puramente estética o funcional, ya que responde al famoso mito de Perséfone: la señora del Mundo de los Muertos. 

 

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Perséfone en realidad es hija de Zeus y Deméter y está fuertemente asociada con la primavera, la naturaleza y el florecimiento de las estaciones. Esto es lógico si tenemos en cuenta que Deméter, con la que la joven Perséfone tenía una relación increíblemente codependiente en la mitología griega, era la diosa de la agricultura y responsable de la tierra verde y joven. 

 

A pesar de su increíble parentesco, Deméter no tenía ninguna posición estable en el Olimpo (lógico si tenemos en cuenta que con la cantidad de dioses e hijos que engendró Zeus con sus correrías, no habría Olimpo suficiente para todos). Deméter era una joven atractiva que vivía lejos del resto de dioses, plantando semillas, cultivando plantas y siendo cortejada tanto por Hermes (dios mensajero), como por Ares (dios de la guerra), Apolo (dios de las artes) y Hefesto (el herrero del cielo). Harta de los dioses, Deméter decidió largarse muy lejos con su hija Perséfone. 

 

Vivieron en relativa paz hasta que un día, Perséfone, la cual se hallaba recogiendo flores en compañía de las ninfas, fue raptada en la llanura de Nisa por el dios de los muertos, Hades. Deméter, desesperada por el hecho de que su hija hubiera desaparecido, interrumpió todo ciclo de vida y castigó a las ninfas convirtiéndolas en sirenas por haber permitido que se llevaran a su hija. 

 

Hades Hermes

 

Durante mucho tiempo la tierra adoleció en oleadas de muerte interminables hasta que Zeus, harto de escuchar las quejas de los mortales, obligó a Hades a devolver a Perséfone al Olimpo. Tal y como vemos la construcción del personaje de Supergiant games, no es de extrañar que os diga que Hades no estaba de acuerdo con el hecho de quedarse solo ahí. Así pues, cuando Hermes, mensajero de los dioses, fue a buscar a Perséfone, su rescate venía con una condición un poco extraña: que la joven no debía comer nada en todo el trayecto. 

 

La resolución de la historia difiere según el autor. Según la historia general, Hades, desesperado por atarla a su lado, la engañó para que se comiera un puñadito de semillas de granada (cuatro o seis dependiendo del autor). Otros cuentos dicen que ella accedió voluntariamente a comer granada para volver junto al dios que tanto amaba. 

 

Y es que cada semilla de granada, obligaba a Perséfone a volver a la tierra de los muertos por un tiempo limitado: un mes por cada semilla ingerida. De esta forma, cada vez que Perséfone volvía a la tierra, su madre, Deméter, interrumpía el crecimiento de las plantas (dando lugar así al otoño e invierno) y a volver la vida irrumpía de nuevo en la tierra. 

 

El mito del rapto de Perséfone es uno de los pilares de la historia de Hades y una de mis leyendas griegas favoritas. De hecho, si os fijáis, el propio Zagreo tiene un ojo rojo (por ser hijo de Hades) y uno verde (relacionado con el verdor y la primavera). 

 

Como os he dicho, no hay puntada sin hilo en Hades ni detalle que no tenga sentido. El juego es una auténtica maravilla en cuanto a fuente de mitos griegos clásicos. Y yo, que no he podido evitar enamorarme de él, devoraré la granada entera que tiene que ofrecerme.


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