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Interpretar a un personaje en un mundo abierto es la mejor manera de disfrutarlo

Actores, no jugadores
Por Álex Pareja

En los videojuegos, sobre todo en ciertos géneros, es necesario que el jugador ponga de su parte para disfrutar al máximo de la experiencia (o para hacerlo directamente). Los mundos abiertos son un caso muy evidente, al plantear un mundo propio que se rige bajo unas reglas propias que deben incitar a tomar como reales. En este caso, interpretar al personaje que manejamos es la mejor manera de degustar la obra e ir un paso más allá.

 

Hablo de sentirse parte del mundo y no un simple explorador externo que llega para completar unos objetivos prefijados y marcharse. Cuando un mundo abierto es incapaz de atrapar al jugador suele producir esa sensación, fallando para mi gusto en su intento. Un buen título que plantea un escenario abierto que recorrer con libertad debe facilitar la interpretación y que las mecánicas y dinámicas jugables queden en un segundo plano, controladas por el jugador únicamente para entender sus reglas y normas. 

 

 

En nuestro MGPodcast+ especial con nuestros mundos abiertos favoritos de la historia siempre hablábamos de esas obras que consiguieron atraparnos, haciéndonos sentir parte de su universo. Hace poco hablaba de GTA V y su maravillosa presentación de los personajes, creada especialmente para cumplir este cometido: conocer a los personajes que vas a controlar para comportarte como ellos dentro de ese espacio abierto. Te conviertes en un actor, más que en un elemento jugador que juega con las herramientas que ofrece el mundo desde el exterior. El mejor mundo abierto, al menos si nos centramos en los más tradicionales, es aquel que facilita al jugador esta interpretación y no sólo le ofrece posibilidades mecánicas y puramente jugables. 

 

Cuando juego a un buen mundo abierto, como GTA V o Red Dead Redemption 2, quiero formar parte de ese mundo. Cuando estoy jugando estoy interpretando y me convierto en el actor que pone todo su empeño en creer que su guion es real. Soy Trevor, Michael, Franklin o Arthur. Me comporto como lo harían ellos, no aprovecho ciertas mecánicas jugables que pienso que romperían la magia de la interpretación y realizo acciones que se salen de la lógica de cumplimiento de objetivos pero que entiendo como necesarias para satisfacer ese cometido. Cuando te olvidas de que estás ahí para cumplir unos objetivos marcados propios de cualquier videojuego es cuando un mundo abierto ha cumplido verdaderamente su función. 

 

Batman Arkham Knight

 

Por eso muchos mundos abiertos tradicionales, pochos y que no saben evolucionar en sus formas y planteamientos, funcionan igualmente. El jugador pone de su parte, por supuesto, pero triunfan en el momento en que este cree de verdad que es una cazadora de robosaurios, un mafioso, un héroe o el mísmisimo caballero oscuro. Es por ello por lo que algunos mundos abiertos que facilitan la interpretación han sido utilizados para experiencias tan curiosas y enriquecedoras como el Role Play, porque invitan e incitan a esta interpretación del papel aprovechando la estancia en su mundo. 

 

Cuando volváis a jugar a un mundo abierto pensad en esto y poned de vuestra parte, pues servirá para disfrutar al máximo de la experiencia. ¿Quién es nuestro personaje y qué haría realmente en esta situación? Olvidad los objetivos principales si no tiene sentido que el personaje corra a realizarlos, aprovechad las herramientas que ofrece de manera orgánica y realista dentro de las reglas establecidas y creed en ello. Si a pesar de ello la obra no consigue facilitar la interpretación o no disfrutáis de ella, es que ese mundo abierto no funciona para vosotros. 


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