Hablemos del batmóvil en Batman Arkham Knight
Antes de la llegada al mercado de Batman Arkham Knight, uno de los aspectos que más dudas generaban entre los aficionados era cómo iba a estar implementado el Batmóvil, vehículo que se iba a incorporar como novedad en esta nueva entrega de la estupenda franquicia creada por Rocksteady. Desde luego, las muestras de gameplay que se mostraron hace meses tampoco ayudaban a ser demasiado positivos, o al menos yo no lo veía del todo claro.
Con una copia de Batman Arkham Knight ya ejecutándose durante unas pocas horas en mi consola, puedo hablaros de primera mano sobre lo que finalmente me ha parecido el Batmóvil. Eso sí, tened en cuenta que ni mucho menos me he pasado el juego al completo y ni de lejos he conseguido desbloquear todas las mejoras para el vehículo, que me imagino que terminará siendo una auténtica locura. Pero sí que tengo unas primeras impresiones que espero que os sirvan en caso de que también tengáis ciertas dudas razonables.
Por eso de empezar desde el principio, he de decir que la primera toma de contacto con el Batmóvil me pareció bastante horrible. De hecho, es una de las primeras tareas que debemos hacer al formar parte de esa especie de primeros minutos centrados en el aprendizaje. ¿Cuál es el problema? Que directamente se nos obliga a tener que realizar unas misiones de tutorial protagonizadas por el vehículo que no le hacen ningún bien, al estar centradas precisamente en lo que peor lleva: el combate.
El Batmóvil cuenta con dos "formas" que podemos seleccionar en cualquier momento: una centrada en la velocidad y otra en el combate, transformando al vehículo en un auténtico tanque. La primera está bien porque cumple su cometido: permite desplazarse por el mapa de una manera más cómoda y rápida que volando por los tejados como hacíamos en juegos anteriores. Además, el control es relativamente satisfactorio una vez que te acostumbras a frenar con Cuadrado/X y no con el gatillo (cosa que yo todavía no he conseguido del todo).
El problema principal llega en los combates: sosos, lentos y para nada divertidos. Básicamente, el juego nos situará frente a varios vehículos enemigos que nos dispararán, mientras que nosotros tendremos que hacer lo propio con ellos. Contamos, al principio, con dos tipos de disparo: una metralleta típica (que no hace prácticamente nada de daño) y una especie de lanzamisiles que sí que consigue hacer bastante pupa, pero con el que tendremos que esperar cierto tiempo antes de poder volver a disparar. Esto provoca que todos los combates terminen siendo iguales: disparas un misilazo, te mueves para que no te den, disparas otro misilazo cuando te deje, te mueves... y así hasta que te cargas a todos. Ni más ni menos.
Me ha decepcionado un poco porque, además, los enfrentamientos de este tipo son numerosos y obligatorios. Y ya no solo durante algunas misiones, sino también mientras estamos desplazándonos entre éstas por el mapa. Lo horrible que me parece el combate provoca que quiera huir despavorido de cualquier tipo de enfrentamiento cada vez que me encuentro con enemigos por la calle, porque si te descubren te empiezan a disparar y el juego no te deja acceder a las misiones hasta que has acabado con ellos. La solución al final pasa por terminar desplazándose sin usar el vehículo y ya está.
El grandioso e increíble sistema de combate con el que también cuenta Batman Arkham Knight cuando manejamos al Caballero Oscuro no tiene nada que ver con el del Batmóvil y por eso me decepciona. Eso sí, entiendo perfectamente que se le haya dado tanto protagonismo al vehículo ya que en sí mismo es la única novedad palpable en la jugabilidad respecto a las anteriores entregas. También habrá que utilizarlo para superar puzles y diferentes retos de Enigma, donde sí que funciona bastante mejor y su utilización tiene mucho más sentido.
En conclusión, siempre bajo un punto de vista personal y subjetivo, el Batmóvil está bien como nueva modalidad de transporte (opcional) y como complemento para los puzles y los desafíos. Está muy mal en los combates, de poco ritmo, nada satisfactorios y aburridos. Una pena que insistan una y otra vez con ellos dándoles mucha más importancia de la que merecen.
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